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El heredero de Edenbrooke
Detalles del libro
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¡La precuela de Edenbrooke, de la autora revelación Julianne Donaldson!
Philip Wyndham nunca ha envidiado a su hermano mayor por ser el heredero de Edenbrooke. Prefiere ser dueño de su destino y vivir sin las obligaciones que dicha posición impone. Sin embargo, cuando su hermano fallece de manera inesperada, su vida se pone patas arriba y su deber le obliga a dejar de lado la vida con la que siempre había soñado. Entre otras cosas, deberá casarse y, por tanto, buscar una esposa adecuada. Se convierte así en el soltero más codiciado de Londres, un papel que a ratos le aburre a ratos le cansa. Se siente como el zorro al que persiguiera una jauría de jovencitas casaderas que siempre parecen desmayarse en sus brazos… Finalmente, decide huir, y por casualidades del destino, acabará en una posada del camino en la que conocerá a la incomparable Marianne Daventry.
Opiniones de los usuarios
Edenbrooke es una de las novelas románticas que más me han calado, emocionado y sorprendido en los últimos años. De hecho ha pasado a ser una de mis preferidas, de esas que tienen un lugar especial en mi estantería y que voy a releer de cuando en cuando.
Pero lo cierto es que, aun con los sentimientos a flor de piel, con la impaciencia por leerla, no sabía muy bien qué encontraría en El heredero de Edenbrooke. Por un lado había leído que eran la precuela de Edenbrooke, por otra parte también había leído que era la historia contada desde el punto de vista de Philip Wyndham. Así que la empecé con muchas expectativas y mucha ilusión.
El heredero de Edenbrooke es una novela corta, de poco más de cincuenta páginas, que narra la historia desde el punto de vista de Philip Wyndham antes de conocer a Marianne Daventry.
Pese a ser una historia de poca extensión me ha maravillado. Confieso que, como suele decirse, es una lectura que me ha sabido a poco, pero el bocado ha sido dulce y delicioso.
La acción da comienzo cuatro años antes de que los caminos de Philip y Marianne se crucen. Philip es el segundo hijo de los Wyndham y, sin la obligación que recae sobre su hermano mayor Charles, ha escogido el ejército como medio para ganarse la vida. Philip está orgulloso de su andadura en las filas del ejército, ostenta el rango de Comandante pese a contar con veintiún años. Pero de repente la vida que se ha trazado sufre un giro y su futuro militar acaba con brusquedad, el día que recibe una misiva de su madre en la que le informa que Charles ha fallecido y que él pasa a ser el heredero de los Wyndham.
Aunque Philip adora Edenbrooke, la majestuosa mansión en Kent, detesta la vida que como el título de heredero le obligará a llevar. Así se transforma el joven lleno de sueños Philip Wyndham en el hombre, hastiado e infeliz, que Marianne conoce en una posada.
A lo largo de esta pequeña novela conocemos como es Philip antes y después de convertirse en el heredero de Edenbrooke y qué significa Marianne en su vida.
Mentiría si dijera que la lectura no me ha durado un suspiro, si no admitiera que me dejado con la miel en los labios, anhelando leer más y leer toda la historia al completo, narrada desde el punto de vista de Philip. Pues El heredero de Edenbrooke precede a la novela de Edenbrooke y, por tanto, no cuenta toda la historia de Philip y Marianne.
A pesar de ello, la lectura ha sido deliciosa. Tener la oportunidad de conocer a Philip a través de su propia voz, de ver a través de sus ojos cómo vive él conocer a Marianne y qué sentimientos le inspira es un regalo.
En cierta manera la novela nos permite conocer realmente a Philip, o conocer como se ve a sí mismo y saber con certeza qué piensa y qué siente. En Edenbrooke, al estar narrada desde el punto de vista de Marianne, ingenua e inocente, casi como un diario íntimo, sólo podemos intuir qué sentimientos esconde Philip en su corazón. O al menos hasta el final. Y aunque por ese lado no debería haber sorpresas, confieso que sí me ha sorprendido leer la historia a través de otro prisma porque siempre descubres algo nuevo.
La dulzura, la elegancia y la magia intangible que caracterizan a Julianne Donaldson se mantiene en esta preciosa historia, así como la narración íntima, romántica y evocadora, y la certeza de tener entre tus manos una joya, pequeña y brillante, de la literatura romántica.
¿Qué más puedo añadir? Pues que pese a ser una lectura tan cortita, a contar una historia que a priori no promete sorpresas y que sabes con certeza que dejará con la miel en los labios, El heredero de Edenbrooke es como un instante de ensueño, como soñar despierta en un momento dado, rememorando algo que ansías volver a vivir, compartir o simplemente ver. Y sólo me queda desear que algún día Julianne Donaldson cuente, en una novela larga, la historia de Edenbrooke a través de los ojos de Philip Wyndham.