- Romántica histórica
- La aventurera
La aventurera
Detalles del libro
- Romántica histórica
Mandy Ashton huía de una existencia sofocante y su meta era el deslumbrante torbellino social que esperaba encontrar en la capital del estado de California, donde dejaría de ser una ingenua adolescente para convertirse en una mujer atractiva y deseable.
Hacerse pasar por su frívola prima era una opción demasiado arriesgada, pero Mandy no era una pusilánime... como lo demostraría más de una vez en un viaje cargado de peligrosas aventuras e inesperadas sensaciones.
A él lo llamaban Halcón. Era un hombre blanco criado por los cheyenes, que sobrellevaba con dificultad su doble herencia. Lo último que necesitaba era convertirse en chaperón de una mocosa malcriada.
Pero Mandy era vivaz, cautivante e irresistiblemente sensual... Al terminar su viaje, Mandy y Halcón se convierten en prisioneros de una abrasadora pasión que nada podrá apagar... salvo, quizás, el secreto que Mandy había guardado tan celosamente durante los difíciles días y las ardientes noches de la larga travesía.
Opiniones de los usuarios
Hacerse pasar por su frívola prima era una opción demasiado arriesgada, pero Mandy no era una pusilánime... como lo demostraría más de una vez en un viaje cargado de peligrosas aventuras e inesperadas sensaciones.
A él lo llamaban Halcón. Era un hombre blanco criado por los cheyenes, que sobrellevaba con dificultad su doble herencia. Lo último que necesitaba era convertirse en chaperón de una mocosa malcriada.
Pero Mandy era vivaz, cautivante e irresistiblemente sensual... Al terminar su viaje, Mandy y Halcón se convierten en prisioneros de una abrasadora pasión que nada podrá apagar... salvo, quizás, el secreto que Mandy había guardado tan celosamente durante los difíciles días y las ardientes noches de la larga travesía.
No sé ni como empezar, la verdad. Kat Martin es una de mis autoras favoritas, con libros que me gustan más y libros que me gustan menos. Pero si os soy sincera y éste hubiera sido el primer libro suyo que cayera en mis manos, posiblemente no volvería a leer otra novela escrita por esta mujer.
La aventurera es el primer libro escrito por Kat Martin y en él nos deja ver pinceladas de la gran escritora que será después. Pero aquí, nos intercala escenas intensas y bien narradas con escenas muy mecánicas, de frases cortas y que no te permiten entrar en la historia por la falta de expresividad que tienen. La traducción tan horrorosa que ha sufrido este libro, tampoco ayuda en nada. Yo soy de las que cree que para ser un buen traductor no necesitas tener un exhaustivo conocimiento del idioma del cual traduces, sino que el idioma que debes dominar es al cual estás traduciendo. Y queda muy mono, poner de vez en cuando alguna palabrita un poco rebuscada, pero se estropea todo el efecto cuando una y otra vez te encuentras esta frase ¿Adónde estaría Mandy?; ¿Adónde quedaría el próximo pueblo?, como ejemplo de otras muchas patadas a la gramática que te encuentras a cada paso.
Y por supuesto, la estupenda expresión que se saca de la manga, suporgo que la traductora, cuando Travis, ataviado con su indumentaria indígena le dice a Mandy que la ama y que a él no le importan sus amantes. Entonces ella le aclara que no hubo tales amantes y él, al caer en la cuenta de ese hecho dice: "Pues entonces, pasado y pisado"
La historia en sí, atrae. Yo me he leído el libro de un tirón, lo empecé a las diez de la noche y lo terminé a las nueve de la mañana. La parte que más me ha gustado es la primera, cuando Mandy cambia de identidad con su prima y emprende el viaje hacia California con sus dos acompañantes. El problema es que una vez allí, el libro se vuelve un auténtico despropósito. A ella te dan ganas de cogerla por los pelos y arrastrarla por lerda y a él soltarle cuatro mamporros por cabezón. En mi humilde opinión, el libro debió finalizar después del viaje a San Francisco. Pero no, la autora quiso rizar un poquito más el rizo y alargó la trama de forma innecesaria para mostrarnos a Travis con su familia india.
Qué vale, aceptamos barco y tragamos con esta parte, que es la cosa más empalagosa que he tenido la desgracia de leer, acabé del verbo amar en todas sus formas verbales hasta los mismisimos.
Pero a la señora Martin no le debió parecer suficiente llegar hasta aquí y dio otra vuelta de tuerca más, totalmente innecesaria.