Tercera parte de la serie 'Los desamparados de Devon', se trata de una tetralogía ambientada en Inglaterra del s. XIX, en concreto esta novela comienza en Surrey (1860), todas son novelas románticas clean romance. El último libro se publicará en mayo de 2025, llevando por título «Una dama de invierno».

La pregunta del millón ¿es necesario leerlas por orden? Sí. El contexto es un grupo de huérfanos (cuatro) que se conocen en el orfanato y son como hermanos, cuando logran escapar de ese infierno, cada uno labra su propio camino. Así, cada libro tendrá como protagonista masculino a uno de estos cuatro amigos, unos mantuvieron el contacto (tres concretamente) y otro no (el protagonista de este libro). Recomiendo seguir el orden porque el abogado (protagonista del segundo) ayuda a redactar la propuesta de matrimonio objeto del primer libro, y este es el punto de partida donde se van entremezclando las tramas poco a poco. Así, el abogado y su mujer, aparecerán en este libro también. Creo que todos los libros son realmente buenos, manteniendo el nivel, así que os recomiendo leer los tres (y seguro que cuando lea el último os recomendaré la tetralogía entera).

Hacía tiempo que un libro no lograba engancharme tanto y tenerme despierta hasta las dos de la mañana, lo empecé y terminé en una noche. Me encanta el estilo de esta autora.

Alex Archer traicionó a sus amigos, casi hermanos, una fatídica noche. Donde él decidió empezar de cero y abandonar el orfanato donde se había criado entre palizas y hambruna. La conciencia le sigue aguijoneando a pesar de todo el tiempo que pasó (casi dos décadas). Está cansando de deambular por el mundo sin encontrar estabilidad, busca una esposa que le proporcione tierras y cierta tranquilidad. Cuando decide irse al campo a cobrarse una deuda, conoce de una forma un tanto peculiar a Laura Hayes.

Laura Hayes es una joven llena de responsabilidades, sin tener acceso a la herencia de su padre, vive al día. De ella dependen su hermano y su tía, quienes no gozan de buena salud. Vive por y para su familia y su mayor deseo es volver a sacar a flote el negocio de su padre (perfumista). Vive anclada en el pequeño pueblo que la vio crecer, a la sombra de su mejor amiga, una rica heredera.

Ambos se sienten atraídos desde el mismo instante en que se conocen pero Alex se niega a abandonar sus planes de futuro. Ve en la joven un mar de problemas y él busca calma. Así que decide cortejar a la rica heredera (y mejor amiga de Laura).

La joven protagonista presencia en silencio el cortejo, mientras hace de carabina. Con sus antiguos vestidos acude a cada picnic y celebración que le propone su amiga. Mientras en silencio lucha una batalla interna por conseguir hallar un atisbo de luz en el testamento de su padre.

Me ha parecido un libro precioso, con un romance muy dulce y un contexto original. Se nota a leguas el trabajo de documentación que hace la autora con cada libro. Este en concreto, nos hablará de cómo se bañaban los hombres y mujeres en el mar (tanto bañadores como diferenciación por sexos, las "máquinas de baño" ....) y os enteraréis de una nueva situación comprometida que causó todo un escándalo.

Ahora solo nos queda esperar a que llegue mayo pronto para conocer la última historia (y poder releerlos todos otra vez).

Tenía muchas ganas de saber la historia de Alex, el "villano" de los cuatro. Más al saber que su chica se llamaba como yo, Laura.
Y lo primero que deja claro es que todos somos los villanos en la historia de alguien y por eso, tenemos que escuchar todas las versiones de la historia antes de juzgar o criticar. Amén de que las apariencias engañan.
La química está presente entre ambos y esa inspiración prerrafaelita con Ophelia, una de mis pinturas preferidas. Sobre todo porque, jamás fue un acuerdo de conveniencia y sí de amor, pero no hay más ciego que quien no quiere ver. Y por eso, la lucha entre razón y corazón siempre ha estado muy presente entre ambos. Un amor contra el cual no se puede luchar y que motiva a ambos, aunque sobre todo a él, a emprender un viaje de autodescubrimiento y autoconocimiento en el que se dan cuenta de que, si no nos queremos y valoramos a nosotros mismos, incluyendo ahí el perdón, no podremos hacer lo propio con los demás.
También juega muy bien con la pareja con el hecho de que, a priori no se parecen y sí, puesto que ambos son unos supervivientes y las circunstancias les obligan a tomar posiciones o decisiones con las cuales a lo mejor no están muy de acuerdo, pero es en aras de un bien común. Y por tanto, se sacrifican por los demás. Otro rasgo de que sí que saben amar en contra de lo que puedan pensar. Y que su manera de hacerlo es sana.
De ahí que ellos, aunque reniegan el público del amor por motivos diversos, la realidad es que quieren que se les vea más allá y les quieran. Tal cual son.
Por supuesto, la novela cuenta con su toque reivindicativo como es el paternalismo y la ausencia de credibilidad o validez que sufre Laura como cabeza de familia o mujer que quiere estar al frente de un negocio, los cuales se siguen repitiendo a día de hoy. O cómo, por más que quiera, siempre está supeditada a un hombre. Al ambientarlo además en un pequeño pueblo rural, el lector es consciente de que los lugares que podemos considerar hogares lo son por las personas que habitan en ellos. Y que una familia no tiene por qué ser de sangre. Porque los amigos también pueden ocupar ese rol. En este caso, los desamparados lo demuestran muy bien. Muy diferentes entre sí, pero que se enriquecen los unos a los otros. Aunque los amigos también pueden ser tóxica. O al menos así me lo ha parecido la de Laura y Henrietta, porque alguien que para brillar apaga la luz de otro no le quiere bien. Por muy buenas intenciones que tengan. Sobre todo porque estas están llenas de daño. Voluntaria o involuntariamente, porque así lo hace Laura para con su hermano. Aunque, quitando eso, la familia Hayes es fantástica. De envidiar. Normal que así Alex los quiera en su vida. Interesante ha sido la inclusión de la adicción al poder y su metáfora con el alcohol que sufren dos personajes y cómo en paralelo se ve que el comportamiento es idéntico. Y más interesante es la inversión de roles en la pareja, ella fuerte y él sentimental y vulnerable. Haciendo así ver que hablar de sentimientos no es ser débil, sino fuerte. Así que es una historia de segundas oportunidades maravillosa y que ya deja con ganas de saber de Neville, el más especial de los cuatro.