¿Sabías que…? La Navidad en la Inglaterra del siglo XIX

Artículos

¿Sabías que…? La Navidad en la Inglaterra del siglo XIX

Muy someramente, vamos a contar algunas curiosidades, procedencia y costumbres relacionadas con la Navidad en esa época del pasado en la que están ambientadas algunas de las novelas más queridas por las lectoras de este género.

Una de las características que a menudo encontramos en los libros y que se ha extendido hasta nuestros días, es el uso de la vegetación como arte y parte de la decoración del hogar. Este hábito se remonta a la Navidad tradicional de la Edad Media. Árboles de hoja perenne, romero, laurel, acebo, hiedra, muérdago… así como el fuego y la luz tan necesarios en los oscuros días del invierno, son tradiciones que simbolizan la fertilidad y/o la vida eterna, y que tienen su origen en las celebraciones paganas del solsticio de invierno.

La Navidad no era tan celebrada en las ciudades como en el campo. No fue hasta que Dickens publicó A Christmas Carol en 1843, que esta fiesta empezó a celebrarse en Londres.

Las fiestas de Navidad comenzaban la noche del 24 de diciembre y terminaban el 6 de enero. Durante este tiempo se adornaban las casas, ahora bien, el día 6 había que retirar de inmediato los adornos y quemar la vegetación puesto que si no, según se decía, la casa corría peligro de mala suerte.

Los villancicos parecen haber sido una tradición de la época victoriana, pues no hay constancia cierta de que éstos se cantaran en épocas anteriores, y hay quienes apuntan que proceden de Gales.

El pudín de Navidad es una mezcla de trece ingredientes que representan a Cristo y los doce apóstoles: sebo, azúcar moreno, pasas, limón, cáscara de limón, cáscara de naranja, especias, migas, harina, huevos, leche y brandy. Se hace el último domingo antes del Adviento. Todos los miembros de la familia remueven, al menos una vez, los ingredientes con una cuchara de madera especial. La cuchara representa la cuna del Niño Jesús y el establo. Las vueltas hay que darlas en el sentido de las agujas del reloj y con los ojos cerrados. Durante su turno con la cuchara, piden en secreto un deseo.

Teóricamente, los adultos no solían intercambiar regalos el día de Navidad, lo más común era que solo los niños recibieran un juguete. La aristocracia solía en esta fecha hacer obras de caridad.

El día de San Esteban era un día tradicional para dedicarlo a la caza del zorro.

Besarse bajo el muérdago:

Antes ya comentamos que el muérdago tiene su origen y tradición en la Edad Media, pero también tiene mucho que ver con la magia druida. Sin embargo, la costumbre de besarse bajo el muérdago data de 1794, y durante la Regencia era una práctica vulgar realizada, únicamente -al menos en la teoría-, por las gentes del campo o la servidumbre.

Se colgaba una rama bien atada en el techo y bajo ella se robaban los besos. Por cada uno, había que arrancar una baya, y una vez que éstas se acababan el robo de besos había concluido.

El árbol de Navidad:

Según los historiadores, la costumbre de adornar árboles para dar la bienvenida a la época navideña tiene su origen en el paganismo centroeuropeo. La tradición de El árbol de navidad arraigó en Alemania y en los países escandinavos en el siglo XVII y fue en 1841 cuando el príncipe Alberto, marido de la reina Victoria I, la puso de moda en Gran Bretaña.

Si bien, el príncipe Alberto no fue el que introdujo por primera vez el árbol de Navidad en Inglaterra. La atención prestada por los medios de comunicación a las decoraciones navideñas de la familia real en época victoriana (gracias a la alfabetización y revistas baratas) popularizaron el árbol de Navidad entre la gente común y corriente, pero las clases altas habían puesto e iluminado árboles de Navidad en sus casas desde la primera década del s. XIX.

El primer árbol de Navidad inglés documentado fue colocado por la reina Carlota en Windsor en 1800. Así que si lees una novela de la Regencia con un árbol de Navidad, no es un anacronismo (siempre que esté en una reunión aristocrática).

Pero tras esta aclaración, sigamos con el príncipe Alberto.

Poco después de contraer matrimonio, la reina Victoria, por amor y con el propósito de hacer que su marido se sintiera como en casa, adoptó las costumbres su marido. Para ello, mandaron cortar un gran árbol e instalarlo en uno de los grandes salones de la mansión, después lo adornaron con dulces, figuritas de cera, ramilletes de almendras y pasas, bombones, nueces doradas, velitas rojas, pan, madera, telas y juguetes.

A partir de ese momento, todos en Londres intentaron fervientemente reproducir en sus casas lo que veían en el palacio de Windsor. Además, los dibujos de la reina y su familia frente a un árbol decorado se volvieron muy populares entre la clase media de la época de la sociedad victoriana.

Tarjetas navideñas:

Actualmente es muy común enviar tarjetas navideñas repletas de parabienes a nuestros seres queridos y conocidos. Pero esto no siempre fue así, antes de 1843 lo normal era simplemente escribir una carta.

En las navidades de ese año, el británico Sir Henry Cole, un amante del arte que posteriormente trabajaría como director del Museo de Victoria y Alberto, decidió que sería mejor, en lugar de escribir una carta individual para cada uno de sus amigos, imprimir una tarjeta con un mismo mensaje. Pidió a un pintor, John Calcott Horsley, que hiciera una miniatura que mostrara a una familia de celebración e imprimió un par de docenas.

La idea gustó mucho y se hizo muy popular en todo el mundo. Así surgió lo que hoy día conocemos como tarjeta, postal o christmas navideño.


Artículo realizado por el equipo de RR con la colaboración de Noabel y Bona Caballero.

Imagen de la primera tarjeta navideña obtenida de Wikipedia.

El resto de imágenes que acompañan a este artículo son de Pixabay.

Loading

IMPORTANTE. Enlaces de compra de Amazon: En calidad de Afiliado de Amazon, obtengo ingresos por las compras adscritas que cumplen los requisitos aplicables.
Back To Top