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Estrellas de ciudad
Detalles del libro
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¿Qué brilla más en Nueva York que las estrellas de ciudad?
Zora Pavlova, la nueva promesa de Hollywood, tiene un objetivo claro: conseguir el papel que le permitirá demostrarle al mundo qué tipo de actriz es en realidad. Con lo que Zora no contaba era con que su pareja, el actor del momento, le pusiera los cuernos delante de medio mundo haciendo que su reputación peligrara y alejándola de su oportunidad de brillar.
Giovanni Brunelli tiene al alcance de su mano todo lo que cualquier estrella de rock podría desear: un contrato con una de las mejores discográficas de Estados Unidos, una oportunidad para dar el salto definitivo a una fama sin fin, y el atractivo y carisma necesario para dejar huella allá donde pase. ¿Qué lo detiene? Su incapacidad para componer nada que le guste y una reciente espiral de decisiones que no lo están dejando en buen lugar.
Zora y Gio necesitan desesperadamente que su imagen cambie para conseguir aquello que más anhelan y estarán dispuestos a lo que sea con tal de hacerlo realidad. Incluso mantener una relación falsa pactada por sus equipos. ¿Qué son cuatro meses comparados con la promesa de alcanzar sus sueños?
Quizás lo es todo.O quizás no es nada.
Opiniones de los usuarios
Zorana Marita Pavlora, 24 años, actriz de origen búlgaro, afincada desde hace años en EEUU, le encantan los gatos, es una friki de star Wars, y durante el rodaje de su última película, encontró a su novio Tom Ford con otra en su cama. Eran considerados la pareja del momento, pero desde el incidente, la prensa se esta cebando con ella, llamándola insulsa, sin gracia y que lo único bueno que tiene es su cara.
Giovani Salvatore Brunello (el cantante) 27 años, nacionalidad italiana, le encantan los gatos, ganó un concurso que lo catapultó a la fama y a New York. Es el chico malo por excelencia, bisexual y juerguista. Actualmente su contrato con la discográfica prende de un hilo, necesita algo lo que sea que lave su imagen y si de paso encuentra la inspiración, alabado sea el señor.
Con este panorama, sus respectivos representantes encuentran una solución para ambos, deben fingir un noviazgo. Ella dejará atrás esa imagen de niña buena, y así podrá optar al papel de sus sueños (algo que se aleja a todo lo que ha hecho hasta ahora), y el dejará atrás esa imagen de rompe-enaguas, por una de chico enamorado y que piensa sentar la cabeza. El único problema, que se odian entre ellos.
Vale con este inicio podéis pensar... ya sé que me voy a encontrar un enemies to lovers, en el que se ven obligados a mantener una relación falsa... vamos, un cliché en toda regla, pues lo siento, pero no podrías estar más equivocado, este libro, es más.
Empecemos por sus personajes, por un lado, tenemos a Zora, proviene de una familia búlgara con unas creencias muy arraigadas, y eso está patente en su personalidad. Es responsable, perfeccionista, pudorosa y su mayor temor es defraudar a la gente que le rodea. De alguna manera vive una vida a medias, porque solamente con su amiga Sybil se muestra tal y como es.
Gi está roto, pero no es capaz de poder verbalizar lo que le ocurre, lleva muchos años así. Su único amigo en New York es Mario (quien también es su agente). Las malas compañías lo están llevando a una deriva de la que no sabe cómo salir.
Como podéis ver la autora ha caracterizado a los personajes de una forma muy profunda, alejándolos de la novela mamarracha que creía que me iba ha encontrar.
Ambientación; entramos de lleno en el mundo de las estrellas, donde las apariencias lo son todo. Si no estás en el candelero no eres nadie, no importa lo que hiciste, cómo eres, lo que sientes. Tu imagen será diseccionada y todo lo que se publique, sin importar si es cierto o no, será reconocido como verdad universal. Esta novela huye del glamour, plasma la vergüenza de esta sociedad, donde nos volvemos fanáticos de personajes que ni siquiera existen en la realidad.
La historia de amor se fragua a fuego lento, y eso la hace real, los personajes están rotos, pero entre ellos de alguna manera se complementan, Gi es la sal que necesita Zora y ella la calma que necesita él.
La pluma; a lo largo de sus 528 páginas, (un gran reto para una novel), Carla nos deleitara con una prosa sencilla y fresca. En sus capítulos se irá dando voz a Zora y a Gi, dándonos así oportunidad de tener una visión global.
En conclusión; una buena intrusión en el mundo de la novela romántica, donde la autora nos hará bastantes guiños a la industria musical y cinematográfica (el momento La La Land me ha encantado), y donde veremos que las estrellas a veces no brillan como quisieran en la ciudad que nunca duerme.