Esta novela está ambientada en la época de la Regencia y su protagonista es Alexandra, una muchacha con fuerte carácter y bastante mordaz, criada entre varones. Por lo tanto, ha tenido que defender su modo de pensar, ya sabemos lo que pasaba en ese tiempo cuando se era mujer.

La heroína es un poco joven, tiene diecisiete años solamente.

El argumento nos pone un misterioso asesinato, el del conde de Blackmoor. Es decir, que nos encontramos con una historia en la que tenemos intriga y crímenes, mezclados con la intención de buscar un marido adecuado en medio de fiestas y boato.

Alexandra es mordaz, como he dicho, y su lengua afilada como una gumía. Empieza la temporada en Londres y a ella no le gusta demasiado tener que ajustarse a las normas sociales, mucho menos meterse en metros de tela ponerse, como piensa, casi a la venta. Pero tiene que conseguir un marido, no le queda más remedio que asistir a las fiestas. Menos mal que tiene a Vivi y a Ella para hacerle el suplicio más llevadero. Estas dos son sus mejores amigas. Lo que no espera en esas veladas es encontrarse con un caso de lo más intrigante que afecta a Gavin Blackmoor, un buen amigo de sus hermanos y de la familia. Su padre fue asesinado, y a nuestra heroína no se le ocurre más que ayudarle a descubrir al asesino.

Lógicamente, durante la investigación surge la atracción entre ambos, Alexandra se da cuenta de que Gavin le gusta, y empieza a pensar que no estaría mal encontrarse casada.

La historia no da para mucho más, es sencilla, demasiado sencilla incluso, porque lo que parece ser una intriga no me ha resultado tensa. No es que me haya decepcionado el libro, pero tampoco di saltos de alegría al acabarlo. Seguramente lo que pasa es que busco algo más sólido.

Me han gustado los personajes de las amigas de la heroína, porque arropan a la protagonista como sólo dos buenas camaradas pueden hacerlo, así que un punto para ellas.

Es un romance entretenido, sin muchos puntos de mención, y me hubiera gustado más profundidad en la pareja principal. Fijo que les gustará bastante a las más jóvenes, a las que empiezan con la novela romántica, porque es ligera. Las que llevan ya tiempo leyendo este género la van a encontrar falta de gancho con toda seguridad.

De esta autora tengo varios libros que me resultaron estupendos, bastante entretenidos y que ahora están en un lugar especial de mis estanterías. Me gusta el modo de escribir de esta autora y sus tramas me resultan de lo más interesantes, aunque las que he leído son todas de Regencia.

Esta novela, las debutantes, va en la misma línea, aunque no me ha entusiasmado tanto como, por ejemplo, Un canalla siempre es un canalla, mi favorita.

La narrativa es buena, la autora ya me tiene acostumbrada a ello, y no es complicado de leer, sabe cómo decir las cosas de modo sencillo, sin grandes descripciones que hagan pesada la lectura, y con la ironía suficiente para entretener. Eso sí, creo que en esta historia le faltaba madurar un poquito, está escrita más para gente jovencita que para mujeres hechas y derechas.

Es una historia muy entretenida porque nos encontramos con la clásica muchacha, en edad de casarse, pero a quien eso de las reglas sociales le tiene sin cuidado. A Alex lo que le gusta es la aventura, sentirse viva, escapar del encorsetamiento de una sociedad en la que parece que lo más importante es casarse con un buen partido, cosa que su madre intenta por todos los medios. Desde luego, con la ayuda de las locuelas de sus amigas, va a conseguirlo y nos va a regalar un montón de momentos divertidos.

No vamos a encontrar personalidades tristes, de esas que han tenido un pasado oscuro ni nada de eso, los personajes son graciosos, entretenidos, curiosos y a veces increíbles. En realidad, toda la familia de la protagonista merece la pena.

El personaje masculino me ha gustado. No tanto como otros de esta autora, más cínicos y malillos, pero se defiende bien y se acopla estupendamente con la forma de ser de la chica.

En resumen, que es una historia sencilla con un poquito de intriga, no demasiada, bien escrita, pero tampoco es una novela para tirar cohetes, más bien es para pasar el rato y nada más. Una de tantas. Posiblemente porque, como digo, cuando escribió este libro le faltaba rodaje.

Como suele pasar con otras escritoras, si después de leer novelas como las de la serie de Canallas, te publican una de principiante, picar picas, pero no te deja demasiado buen sabor de boca.

Seguiré leyendo de las últimas que ha escrito.