Cuando he terminado Te regalaré las estrellas, he sentido un enorme orgullo por esas mujeres de tiempos pasados que lucharon con valor por conseguir salirse de la senda marcada por una sociedad tiránica, conservadora y castradora de derechos, innegables para todos los seres humanos, ya sean hombres como mujeres.

La novela nos relata la historia de unas mujeres que decidieron hacer descubrir las maravillas de la lectura en un pequeño pueblo minero de las montañas de Kentucky, alentadas por la Primera Dama estadounidense, iniciativa que se llevó a cabo en todas las zonas rurales de América, aunque aquí nos habla sólo de este lugar. Esto sucedió entre los años 1935 a 1943, en plena depresión americana. Nos cuenta todos los inconvenientes por los que tienen que pasar y los obstáculos que se encuentran en el camino que persiguen, así como la intolerancia de los poderosos del lugar, que viendo que la gente empieza a cogerle gusto a la cultura, se oponen a esta biblioteca itinerante y tratan por todos los medios de destruirla, a ésta y a sus componentes.

Hay dos personajes, en concreto, que me han gustado mucho. Margery, una mujer fuerte, segura de sí misma, que por haber tenido una familia y padre violentos, no se deja avasallar por nadie. Dice lo que piensa y se mete con total impunidad con los poderosos del pueblo. Esto le crea enemigos que intentarán terminar con su fortaleza y reducirla a cenizas. Tiene como compañero a un gran hombre, completamente enamorado de ella, que la apoya en todas sus iniciativas, aunque esto a veces a ella le saque de sus casillas. Pero cuando las cosas se ponen feas para ella, sentirá que el amor de Sven y la amistad de sus compañeras son lo más importante que tiene.

Alice, por el contrario, es una dulce e inocente chica inglesa, que se verá inducida a revelarse de una vida sometida por un odioso suegro y un débil esposo, y apoyada por la amistad de Margery, Izzi, Beth y Sophia, conseguirá poco a poco encontrar la paz de espíritu que le falta desde que salió de Inglaterra, incluso antes, ya que sus padres no han sido lo mejor que le ha pasado. También contará con Fred, un buen hombre que apoya la Biblioteca itinerante y que incluso les deja un local de su propiedad, y que se enamora de ella en cuanto la conoce.

Es una novela que te arrolla y te conmueve totalmente. Es un canto a la amistad, que lo da todo, al amor incondicional y sanador, al poder de la lectura y a la lucha de las mujeres por obtener los derechos fundamentales del ser humano.

Está perfectamente ambientada, tanto en la descripción de paisajes, como en las costumbres de un pequeño pueblo minero en una zona rural de Estados Unidos, que es pobre pero hermosa. Una sociedad donde el pobre no tiene ningún derecho y el poderoso maneja todos los hilos que los enganchan.

No he leído nada de esta autora, éste es el primer libro que cae en mis manos, pero desde luego es una maravilla que me ha enganchado, casi desde las primeras páginas y que me ha proporcionado unos momentos de sufrimiento, otros de alegría y por fin esa opresión que he tenido en el pecho durante algunos capítulos, que ha terminado con una gran satisfacción.