Se trata de la cuarta y última novela romántica histórica de la saga de los hermanos Donally y, como las anteriores, ambientada en la época victoriana.

David Donally es un atractivo treintañero con un pasado oscuro en la Liga del Cóndor, un grupo de élite dedicado a atrapar a los peores criminales del mundo. Con veintiséis años se enamoró y casó con la hija de uno de los peores criminales de Calcuta, perteneciente al Círculo de los nueve, la joven Meg Faraday. A sus dieciocho años, ya al tanto de los crímenes de su padre, ella pondrá su vida en las manos de su esposo y así escapar de su peligroso padre. Sin embargo, un asesinato y un importante botín llevarán a la joven Meg a huir a Europa y reconstruir su vida bajo el nombre de otra mujer, Victoria Munro. Durante nueve años ha podido huir de su pasado, pero David vuelve a su vida y con él el miedo y el terror hacia un padre despiadado que puede destruir lo que tanto le costó conseguir. Además, ¿cómo decirle a su esposo que tiene un hijo de nueve años, Nathaniel, que nunca a conocido y que cree que su padre es otro hombre? Las dudas y el odio levantarán una barrera entre ambos personajes que continuamente se intentarán hacer daño, tal vez por frustración o por evitar enfrentarse a la verdad. Que todavía sienten algo especial. Que nunca han podido olvidarse.

Sin embargo, ambos se necesitan para resolver el misterio de lo ocurrido nueve años atrás ante un enemigo común, desconocido, poderoso y despiadado. El intento de asesinato de Victoria, llevará a David a replantearse su lealtad al Foreig Office por lo que solicitará la ayuda de su cuñado Lord Ravenspur. Los verdaderos sentimientos de Victoria y la confianza en ella que demostrará finalmente David les llevará a lograr el perdón y el amor.

Tras leer las dos primeras novelas de los hermanos Donally que me resultaron bastante buenas, Donde el corazón duerme y Luz de luna, Ángel del pecado no ha acabado de conseguir mantener mi interés en la historia. Con buenos recursos y una trama bastante aceptable, para lo que hubiera podido ser una gran novela, no ha terminado de gustarme. Y fue la ilusión de leer un buen libro lo que me llevó a comprarla. También así comencé su lectura. Pero a medida que iba leyendo mis sentimientos hacia esta novela fueron fluctuando. No sabía por quien inclinarme. Si por David, que amó con locura a su mujer, a pesar de que le engañó, o por Meg, que huyó de él, con un bebé en camino, evitando enfrentarse a la verdad. La novela está llena de desconfianza recíproca entre ambos personajes y me resultó un poco pesado que no fueran capaces de resolver sus problemas de una vez por todas, de confesarse sus sentimientos. Por este motivo creo que le sobraron algunas páginas. David Donally me había gustado mucho en las otras novelas en las que tenía papeles secundarios, y creo que aquí la autora no ha conseguido que me resulte un protagonista memorable. En sí la trama estaba bien, el misterio de fondo muy bien hilvanado, e incluso no se conoce si Faraday está vivo hasta el final, ni siquiera se sospecha detrás de que identidad se oculta. Tampoco ha conseguido dar un buen papel a los otros malvados de esta historia, Pamela Rockwell y Nellis Munro. Ha diferencia de sus otros libros no ha llegado a emocionarme, llorar por las penalidades sufridas ni anhelar la pasión ni el amor que parecían haber perdurado durante los diez años que estuvieron separados.

A pesar de que ha sido premiada con el Holt Medallion a la mejor novela romántica histórica y finalista al premio de mejor novela romántica con misterio del Romantic Times Bookclub, me inclino a valorarla con un regular. Sus otras novelas me gustaron muchísimo más.