Autor: El Rincón Romántico

Libro 2 de la serie Rawlings

Años atrás, en un instante explosivo, la rivalidad infantil entre Jeremy, el joven y apuesto duque de Rawlings, y Maggie Herbert, su amiga de la infancia, se transformó en pasión. Desgraciadamente, el consiguiente escándalo los obligó a separarse.

El destino ha vuelto a unir a Jeremy y Maggie, y los arrastra a un imparable baile de deseo. El duque, ahora un militar condecorado, está decidido a casarse con la joven Maggie que, comprometida con otro hombre, verá cómo sus fantasías secretas escapan de su control. A pesar de los años transcurridos, entre ellos arde una profunda pasión, pero para disfrutar de ella tendrán que enfrentarse a celos, intrigas y peligros.

Libro 1 de la serie Rawlings

Ella nunca perdía el control pero esta vez, su corazón va a tomar las riendas. Sólo una cosa se interpone entre Edward, lord Rawlings, y una vida de libertinaje: una solterona. Peor aún, la hija de un párroco, cultivada y liberal, encargada de un niño de diez años, Jeremy, el legítimo heredero del título que Edward no desea. Si Jeremy no asume el ducado, deberá hacerlo Edward, y resignarse a vivir una vida aburrida, repleta de responsabilidades y aburrimiento.

Nunca hubo mujer a quien lord Edward no pudiera conquistar, por lo que está seguro de conseguir lo que quiere. Pero Pegeen MacDougal es una mujer mordaz, de profundos ojos verdes y una sensualidad que lo volverán loco. Desgraciadamente, ella lo aborrece, a él y a su clase, por su frivolidad y su desprecio hacia los desfavorecidos. No obstante, para bien de Jeremy, decide acompañarlo a la mansión Rawlings. El riesgo se hace evidente de inmediato. Pegeen sabe que puede resistirse al dinero, el poder y la posición social de Edward, pero un beso suyo y estará perdida…

En el París napoleónico, Nicole Beauvoire juega al juego más peligroso. Nadie sospecha que la frágil y hermosa dama es en realidad el Escorpión, el letal espía británico que ha eliminado ya a una decena de agentes enemigos en el corazón de Francia. Cuando se dispone a cumplir una nueva misión, Nicole se encuentra con Daniel McCurren, un escocés que ha llegado a París con el encargo de sacarla de allí antes de que sea detenida y ejecutada. Pero Nicole no piensa hacerlo sin cumplir antes con su objetivo. Mientras sus enemigos estrechan el cerco, la espía y su protector descubren un deseo que el peligro parece incrementar. Ahora ya no sólo están en juego sus vidas, sino también el amor más apasionado que ambos hayan conocido jamás.

En el peligroso mundo de espías y asesinos

Nicole ha aprendido a ser despiadada. Ha matado ya a nueve hombres y ha hecho fuerte su corazón para poder sobrevivir en el oficio más duro y peligroso que hay para cualquier hombre o mujer. Cuando conoce a Daniel, está convencida de que se trata de un espía de los franceses y decide sumarlo a su lista de víctimas. Pronto se da cuenta de que se trata de su único aliado? y del primer hombre capaz de hacerle perder el control de sí misma. A medida que se acerca el final de su misión, Nicole sabe que aunque salga viva su futuro con Daniel es imposible. Ella jamás podrá regresar a Inglaterra, y no puede confesar el motivo.

También hay tiempo para el amor

Peligro, emoción y aventura. Daniel McCurren no necesita más alicientes para embarcarse en una misión al otro lado del Canal, en el mismo centro imperio napoleónico. Fuerte, inteligente y atractivo, sabe usar esas cualidades para salir de cualquier apuro, sea enfrentado a un agente francés o a una mujer enamorada. Pero cuando conoce a Nicole encuentra, por primera vez, un rival a su medida. No le importa que la hermosa mujer sea una fría asesina, ni que por ella tenga que enfrentarse a los más peligrosos espías del Imperio Francés. Una vez que ha probado sus labios, sabe que debe permanecer junto a ella hasta el final.

Como agente británica que simula trabajar para los franceses, lady Celeste Rivenhall intenta permanecer fiel a sí misma a pesar de las intrigas y engaños dentro de los cuales se ve obligada a vivir. El clima enrarecido y violento de las guerras napoleónicas crea confusión a su alrededor y cualquier paso en falso puede ser el último. Todo parece estar bajo control hasta que un apuesto prisionero de guerra, lord Aidan Duhearst, conde de Wessex, cae en sus manos.

Celeste sabe desde el primer momento que arriesgará todo para ayudarlo; sin embargo, no puede confesarle la verdad, esa verdad que lo haría admirarla en lugar de despreciarla profundamente. El conde la repudia, pero a la vez no puede evitar la atracción que siente por ella. Terrible contradicción que podría aclararse con una simple confesión; sin embargo, la joven debe seguir con su juego hasta el final, aunque en el camino pierda al amor de su vida.