La mujer en la novela romántica

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La mujer en la novela romántica

Todas las mañanas bien tempranito, les hago el favor (generosa que es una) a mis compañeros de metro, de esconder mi cara de odio para con el mundo en general detrás del periódico gratuito de turno que consigo birlar a los repartidores. Y estos días me ha sido inevitable e imposible no reparar en que se acerca la fiesta que supuestamente trata de “honrar” a todas las mujeres del mundo.

Y digo supuestamente porque no sé hasta que punto es bueno que siga siendo necesario tener una fiesta que nos honre. Todavía hay quien dice que se «festeja» a la mujer trabajadora, pero esa coletilla sobra, porque ¿conocéis a alguna mujer que, ya sea cuidando de su familia o de otra manera, no trabaje?

Me gusta la libertad de poder mover las características de los libros en distintos países, pero me gusta escribirlos contemporáneos por que soy una mujer moderna y un poco feminista, creo en los derechos de la mujer y prefiero escribir sobre heroínas con valor y coraje que pueden plantarse ante un hombre!

Christine Feehan

Muchas personas tienen la idea equivocada de que las mujeres retratadas en las novelas románticas son personajes blanditos, sosos, ingenuos, y que ante todo, se desesperan por encontrar cuanto antes un novio/pareja/marido tan soso, blandito, e ingenuo tirando a memo, como ellas, y evidentemente esta imagen no concuerda con la lucha que desde hace muchas generaciones mantenemos las mujeres por ser tratadas con igualdad en todos los ámbitos de nuestras vidas.

Lo cierto es que esta idea equivocada de nuestros libros ha sido el verdadero detonante de mi artículo: con vuestro permiso, creo que ha llegado el momento de analizar la evolución de los personajes femeninos dentro de la novela romántica.

Honestamente creo que la naturaleza humana ha seguido la misma línea a través de los años. Siempre ha habido mujeres fuertes pero en muchas épocas no se les estaban permitidas el poder expresar su opinión.

Virginia Henley

Si echamos la vista atrás, en general, en la novela romántica cuesta encontrar personajes femeninos que carezcan de dos cualidades indispensables: Valor y Pasión. No importa el momento en que esté escrita la historia, ni la época que se describa: las protagonistas femeninas tienen una vena de lucha que habitualmente les lleva a meterse en multitud de problemas. Así, a bote pronto y dentro de las novelas románticas históricas (por eso de que las actuales ya suelen hablar de mujeres de hoy) es inevitable acordarse de la malcriada Shanna (K. Woodiwiss), de la cabezona Georgina Andeson o de la emprendedora Amy Malory (J. Lindsey), de la dulce, pero no por ello menos decidida, Alexandra Sherbrooke (C. Coulter), e incluso de la vengativa Rhiannon (Heather Graham), y así hasta seguir con un largo etcétera.

Puedo identificarme con todos mis personajes femeninos. Nunca podría escribir sobre un personaje que me pareciera débil, quejica o que no tuviera sentido del humor.

Rachel Gibson

Sin embargo es actualmente cuando nos encontramos con que las autoras, cada vez se van decantando por describir personajes femeninos aún más independientes y que desempeñen actividades o profesiones poco habituales para la época (y sigo hablando de la novela histórica). Sin lugar a dudas la autora estrella en esto de innovar es, como no podía ser de otra forma, la exitosa Lisa Kleypas. Amen de ser una de las mejores autoras del mercado romántico, ha tenido la osadía de incluir entre sus protagonistas a: dos escritoras (“Sueño contigo” e “Irresistible”), una actriz (“Mi bella desconocida”), e incluso una jugadora empedernida (“Cuando tu llegaste”). Pero Kleypas no es la única, las novelas de Amanda Quick son conocidas por tener protagonistas apasionadas de la lógica y la razón. Por supuesto, sorprende el carácter adelantado a su tiempo de Lady Elizabeth Peter (El tutor, Robin Schone) que hace de todo por recuperar el amor de su marido (incluyendo asistir a clases de educación sexual).

Si este tipo de personajes sorprende en la novela histórica, la novela actual no le va a la zaga. Es inevitable decir que este subgénero también ha cambiado (y madurado) a la hora de elegir a sus protagonistas, y para muestra un botón: Linda Howard, autora longeva donde las haya, ha sabido adaptarse a las exigencias de los nuevos tiempos haciendo evolucionar tanto a sus hombres como a sus mujeres (asombroso el cambio de mentalidad que han sufrido los personajes de esta mujer).

El auge de nuevos subgéneros, como el chic-lit o la novela romántica paranormal ha ayudado, y mucho, a que los personajes femeninos tengan una mayor fuerza e independencia. En el primero porque el protagonismo de la mujer cobra fuerza (a costa algunas veces de la relación romántica), y en el segundo porque las mujeres capaces de controlar la meteorología o de ver el futuro tienen problemas más acuciantes que resolver, que asegurarse de que su vestido haga juego con los zapatos.

La novela romántica es un género vivo y que sufre una reforma continua, del mismo modo que lo son los personajes de los que se nutre y por lo tanto, como no, sus heroínas. El hecho de que las lectoras de novela romántica deseen personajes fuertes e independientes como protagonistas de sus libros, es un signo más (aunque sin duda pequeño e insignificante, pero no por ello deja de serlo) de que las mujeres queremos ser oídas y escuchadas. Y por supuesto nuestros libros son un sitio pequeño, pero un sitio más al fin y al cabo, desde donde podemos (y debemos) reivindicar nuestros derechos. Creo que es nuestro deber como lectoras exigir que en los libros se nos de un trato digno, y también es el deber de las escritoras y de las editoriales velar porque así sea.

  • Artículo realizado por Lilith, 8 de marzo de 2007
  • Imágenes de Pixabay.

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