«No juzgues un libro por su portada». ¿Cuántas veces habremos escuchado esta máxima? Claro que, casi siempre, usada de forma metafórica. Desconozco su origen pero ¡qué razón tiene! A pesar de que por naturaleza, la portada suele ser en lo que primero nos fijamos (yo creo que es normal porque, al fin y al cabo,es lo que está a simple vista). Pero dejemonos de metaforas y vayamos al grano, a lo que nos interesa: Las portadas de las novelas románticas.
No sé vosotras, pero yo cuando entro en una librería, si sólo hay diez libros y no he oído hablar de ninguno de ellos ni conozco a sus autoras, primero me fijo en los títulos y las portadas. Cuando veo alguno atractivo que llama mi atención, lo saco de la estantería y leo la sinopsis, y es entonces cuando decido si he de tenerlo en cuenta o no. Si tengo tiempo probablemente al final acabaré leyendo los argumentos de los diez, aunque no siempre; así que, sí, aunque podáis pensar que eso me convierte en alguien superficial, para mí la portada de un libro es muy importante.
Si veo en la foto un hombretón vestido con el kilt… ¡compra segura! Todo sea que luego la novela no tenga nada que ver con escoceses y lo más cerca que esté el protagonista de parecerse a un highlander sea cuando se disfrace para ir a una fiesta. Bueno, vale, quizá exagero un poco pero no me podréis negar que hay algunas que no tienen absolutamente nada que ver con el libro y si no fijaros en el siguiente caso, aunque es el ejemplo contrario al que yo ponía. Se trata de la portada que utilizó Punto de Lectura cuando reeditó Lady Johanna de Julie Garwood, ¿a alguien se le ocurriría pensar que la novela tiene algo que ver con Escocia viendo a la chica con esta especie de sarong y las flores tropicales? Si decís que sí es que tenéis muchísima más imaginación de la que yo tendré nunca. Originalmente, esta imagen estaba en la cubierta de Paraíso Salvaje de Lindsey, novela que está ambientada en El Caribe. (Varias veces se han usado las mismas imágenes para dos libros completamente diferentes, pero no me voy a meter con eso ahora). En este caso la diferencia entre el argumento y la imagen está llevada al máximo, pero infinidad de veces nos encontramos con protagonistas rubias con pelo rizado mientras que la modelo de la cubierta tiene cabello liso y moreno, o un héroe con bigote pero afeitadito en la portada…
Luego hay algunas que parecen gritar «no me compres». Hace poco fue muy comentada la portada de El Seductor de Madeline Hunter que era cualquier cosa menos seductora; el consenso general fue que era un horror, y es que la verdad, ya sabemos que los cánones de belleza han ido cambiando con el tiempo, pero tampoco hace falta que nos lo restrieguen de esa manera.
Pero la portada más fea que yo he visto hasta ahora es la del primer libro publicado de Chistine Feehan en nuestro país, Oscura Sinfonía; cuando ví la imagen que habían utilizado no me lo podía creer. Los carpatianos son vampiros sí, pero pese a lo oscuro, son atractivos o así se lo parecen a sus miles de seguidoras. Es probable que me equivoque pero yo creo que, si no fuera por las buenas críticas de las chicas que habían leído estos libros en inglés y llevaban años haciendo «propaganda» de Feehan, esta novela no hubiese tenido ni la mitad de las ventas que tuvo. Volvemos a lo mismo, son no-muertos de acuerdo, pero el tipo de la portada parece un cadáver y dan ganas de salir corriendo muerta de miedo (por lo menos a mí). Las lectoras de fantasía seguramente estén más acostumbradas a este tipo de imágenes, pero no las de romántica. Hay formas más sencillas de dejar claro que el libro es un romance vampírico y si las imágenes no terminan de ser tan bonitas como las de otras portadas, por lo menos no son tan feas. Obviamente es una opinión personal (como la mayoría de las que aquí reflejo), y aunque yo no conozca a nadie, seguramente también habría gente a la que le gustara la portada; la novela romántica tiene millones de seguidoras y hay espacio para todos los gustos y preferencias.
A menudo nos quejamos de toda esa gente que crítica la novela romántica y a quienes la leemos. ¿En qué se basan? Pues normalmente también en las portadas y los títulos, que es lo que conocen, porque el 90% no han leído jamás un libro romántico. Te ven comprando un libro que se llama Pasión en Venecia, Todo sobre la pasión o Pasiones Cruzadas y se parten de risa y como ya encima tenga una portada sugerente, te dicen: «Vaya, ya estás con una novela pornográfica de esas que te gustan a ti», o te miran mal en la tienda; incluso el tipo que lleva el Playboy en la mano.
Durante largos años, todas las novelas románticas tenían este tipo de portadas. ¿Quién no recuerda las antiguas Vergara?, todas ellas con parejas más o menos vestidas y fundidas en un apasionado abrazo. Pero los tiempos han cambiado y, aunque aún hay gente que añora las portadas de Vergara y a quienes les encantan las de Cisne, la mayoría de las lectoras reniega de ellas; algunas porque sencillamente no les gustan y otras porque les da vergüenza que les vean con ellas, ya sea el comprarlas o leyendo en algún medio de transporte público. Creo que todas sabemos que es difícil contentar a todo el mundo, pero no imposible. Editoriales estadounidenses como Dorchester o Avon han logrado cierto grado de equilibrio gracias a lo que llamamos las dobles portadas: una cubierta principal de estilo bastante discreto y una segunda donde de nuevo tenemos la típica pareja. ¿Acaso no se podría hacer algo así en nuestro país?
Pero para mí lo peor de las portadas tradicionales no es que sean más o menos sugerentes, sino el papel que en ellas se da a las mujeres; cada vez que veo algunas portadas de Lindsey se me revuelve la sangre al observar a la modelo en una postura que la deja por debajo del héroe; como si estuviera bajo su dominio, subyugada por la pasión.
Personalmente me parece indignante y sé que no soy la única con esta sensación, pues alguna vez se ha comentado el tema en los foros.
Otra cosa «graciosa» de estas portadas es que normalmente son ellas las que enseñan más carne, llevan un escote muy bajito o las faldas arremangadas enseñando muslo. Hace poco lo comentaba con Esther; estábamos hablando de Cuando tu llegaste de Kleypas y surgió al recordar la portada (la antigua, la de Cisne) con una Lily a la que parece que el pecho se le desborda del vestido y las faldas de éste que si se le subieran medio centímetro más enseñaría hasta las bragas, si las lleva. El público de las novelas románticas es eminentemente femenino, así que si alguien tiene que lucir palmito en las portadas ¡que sean los modelos masculinos!, ¿o no? En el mercado hispano tenemos alguna, es cierto, pero muy pocas; luego te fijas en las americanas y hay una cantidad enorme de portadas con un «machoman» en la portada.
Caso aparte son las novelas de regencia; tanto en Estados Unidos como en España, en estas novelas se ha puesto de moda que salga una señorita en la portada: con parasol en el parque o en el campo… sentada ante su tocador (y una vez más luciendo muslo, claro) y, sobre todo, damas con un vestido vaporoso y de espaldas (y a mí que toda la vida me han enseñado que dar la espalda era de mala educación…).
Bromas aparte, la verdad es que hay algunas de este estilo que me gustan mucho, al menos son sutiles y las hay muy bonitas pero… me llegan a cansar; a veces me da la sensación de que fuera siempre la misma modelo, le cambian el vestido y el pelo y en una enseña el muslo, en otra la espalda, en la siguiente sale de perfil, y ¡listo! ya tienen diez portadas distintas.
Sé que me repito pero… si va a salir una persona en la portada ¡yo prefiero un hombre luciendo torso!
Supongo que la pregunta del millón es, ¿realmente es necesario que salga, no ya una pareja sino tan siquiera una persona en las portadas de novela romántica?
Pues no sé a vosotras, pero a mí no me parece que sea algo imprescindible, y de hecho en la mayoría de mis portadas favoritas no sale nadie o aparecen de modo muy sutil. Me encantan las portadas con paisajes, como las de los libros de Nora Roberts que publican Punto de Lectura o Plaza y Janés, claro que esos libros suelen meterlos como narrativa y no como romántica.
La última vez que se debatió sobre este tema en un foro, muchas de las participantes optaban por esta opción. Hay otras, como algunas de Titania, que muestran pequeños detalles con los que enseguida te das cuenta de la temática del libro, y que también gustan bastante. Otras, preferían las portadas dobles como comentaba más arriba y, desde luego, estaba quien seguía apostando por las portadas de siempre.
Y me despido de vosotras con algunas de las portadas que más me han gustado últimamente.
Artículo realizado por Ealasaid.
Imagen de Jill Wellington en Pixabay