¿Sabías que…? La mujer amazona en las novelas románticas y en la historia

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¿Sabías que…? La mujer amazona en las novelas románticas y en la historia

A menudo en las novelas románticas históricas encontramos que los personajes femeninos suelen tener ciertos inconvenientes para montar a caballo de la manera que hoy conocemos y nos parece el habitual pero, durante siglos, montar a horcajadas no era una opción para el género femenino.

Los motivos eran varios, pero destacaban la supuesta peligrosidad que corría su fertilidad, y la obvia complicación que suponía la vestimenta de la época.

No sé a vosotras, pero yo cuando leo sobre estas pobres mujeres montando a caballo con todos aquellos metros de tela, me entran hasta sudores. A pesar de que existiera un traje especial para montar, con telas más resistentes, con chaqueta y faldas más largas, pues su cometido era tapar completamente las piernas de la mujer mientras montaba, no creo que resultara nada cómodo.

Adoro que en las historias que leemos encontremos ciertas damas que se rebelan ante las restricciones de una sociedad machista y consigan escabullirse de vez en cuando para montar en pantalones, a horcajadas y cabalgar libres como el viento; al menos hasta que el protagonista masculino en cuestión, la encuentre y protagonicen una escena digna de recordar… pero siendo realista, en esa época nuestras muchachas no lo tenían tan fácil como a veces leemos, o eso parece.

Esta actividad ha contado con una evolución bastante interesante con el paso del tiempo, siempre dependiendo del estatus social de quien lo practicaba.

La historia y evolución de la silla de montar para la mujer me ha parecido bastante interesante. Si nos remontamos un poco en el tiempo, en el occidente antiguo, sobre todo, las mujeres no podían montar a horcajadas, mientras que en otros lugares las mujeres guerreras montaban “a pelo”, igual que los hombres. De ahí la procedencia de su nombre, ya que según la mitología griega “Amazona” significa mujer guerrera.

Sobre el siglo XIII, en la Edad Media, nace la “jamulga”, las primeras sillas femeninas que se conocen. Su posición era pensada para que la amazona se pudiese sentar de manera perpendicular, lo que suponía la dificultad de manejar al caballo, por lo que habitualmente tenía que ser guiada por un hombre a pie.

No fue hasta en el Renacimiento que tuvimos a una valiente Diana de Poitiers, que comenzó a practicar este ejercicio, como cazar a horcajadas, lo que animó a algunas de las mujeres más intrépidas de la alta sociedad a seguir el ejemplo comenzando a montar a horcajadas, algo muy criticado entre la sociedad de la época.

Alrededor del siglo XVI, fue cuando llegó un invento para que la mujer pudiera montar relativamente cómoda e independiente en el caballo montando a mujeriegas.

Este invento, del cual no está muy clara su procedencia, fue la “corneta“, una especie de funda para meter el pie, y así la mujer sentada sobre ambas piernas a un lado del caballo, pero con el pie introducido en la corneta evita que resbale, que además sujetada por un fino estribo al eje del cuello del caballo, por lo que ayuda a tomar cierto impulso paga guiar ella misma la montura.

Claro que esta acción realmente no sería posible sin la evolución de la silla, ya que dejamos atrás el diseño de la de la Edad Media para quedarnos con una algo menos aparatosa.

Un diseño con el que por fin algunas mujeres de la nobleza consiguieron disfrutar e incluso participar en jornadas habituales en el momento con cierta comodidad.

La Emperatriz de Austria, Sissi, fue una de las causantes que desde finales del siglo XVIII las mujeres europeas pudieran montar a amazona, ya que fomentó esta acción tras su apasionada práctica de la equitación.

Fue a principios del siglo XIX cuando empezaron a verse las sillas de estilo “Victoriano”, que son más parecidas a las que existen a día de hoy.

Afortunadamente en nuestros tiempos las mujeres que se dedican a la equitación o simplemente montan a caballo por afición, no tienen tantos impedimentos para montar tranquilamente a horcajadas, aunque no seré yo la que se atreva a afirmar que sea una actividad cómoda, pues nunca lo he practicado.

Y vosotras, ¿qué experiencia podéis contarnos sobre esta actividad? ¿Habéis montado a caballo a mujeriegas alguna vez? Si es así ¡contadme, por favor si es o no cómodo a día de hoy!


Artículo realizado por Rocío DC.

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*Información de Wikipedia.

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