Según la mitología celta, las banshees son espíritus femeninos que con sus llantos y gritos aterradores, anuncian que la muerte está cerca. Se puede decir que son las hadas de la muerte. Suelen asumir tres formas: la de una mujer joven, la de una imponente señora, y la de una vieja harapienta, pero siempre se habla de ellas como seres sobrenaturales. En esta obra, sin embargo, se les ha dado un aspecto humano, son mujeres que conviven entre la gente, asumiendo su faceta de banshee, cuando tienen que realizar su misión, pero eso sí, poseyendo la inmortalidad.

Eso es lo que le sucede a Erin, la protagonista de la novela, y sin duda, el personaje más interesante de todos los que aparecen. Erin es una muchacha independiente, con ideas de libertad e igualdad entre mujeres y hombres muy progresistas para la época y el lugar donde vive, Irlanda. El hecho de convertirse en banshee le permitirá realizar todas aquellas cosas que siendo mujer no podría, y la inmortalidad es algo muy tentador para cualquiera, aunque para ello deberá desterrar cualquier sentimiento hacia el género humano. Y, no cabe duda, de que los sentimientos de Erin son muy fuertes. No hay más que ver el sacrificio que decide hacer por su hermano y el dolor que siente al tener que abandonar a su familia. Y no digamos lo que siente hacia Declan.

Declan O´Connor un highlander apuesto, seductor, arrogante, conquistador y en ocasiones maleducado, esas son las primeras impresiones que tiene Erin acerca de él, aunque en el fondo, con un corazón de lo más tierno. Ambos se sentirán fuertemente atraídos desde su primer encuentro y poco a poco irá floreciendo entre ellos un gran amor aunque se obstinen en no reconocerlo debido a los secretos que guardan: Declan, porque quiere mantener ocultas las actividades a las que se dedica y por la maldición que arrastra su familia, que es otro tema que se desarrolla en la novela; y Erin, claro está, porque su condición de aprendiz de banshee no le permite enamorarse de nadie, ya que morirá si no consigue llegar hasta el final, y eso hace que se pregunte constantemente qué sería mejor, vivir eternamente o morir por ese amor, porque, ¿quién quiere vivir para siempre si no puede hacerlo al lado de la persona a la que ama?

Además de la pareja protagonista principal, me gustaría destacar el personaje de Nora, la hermana pequeña de Declan, una joven alegre, que enseguida se hace muy amiga de Erin, con quien comparte confidencias y a quien intenta dar consejos, y que bien se podría hacer de ella otra novela con su propia historia de amor.

La verdad que la autora ha sabido conjugar de una manera muy acertada el estilo de las obras de Jane Austen con la fantasía y la mitología celta. Utiliza un lenguaje cuidado, muy correcto, propio de las novelas del siglo XIX, pero sin hacernos olvidar que está escrita en la actualidad, y una narración espléndida. Y, en cuanto a la parte de mitología, ha hecho un buen trabajo de documentación, ya que no solo se habla de banshees, sino también de selkies, de duendes, de hadas, y todo tipo de seres sobrenaturales propios del folclore escocés e irlandés. Además ha insertado en la obra, dos leyendas escocesas, las que Erin recopila en su libro, que no sé si son reales o inventadas por ella, pero que quedan perfectas.

Todos estos elementos, incluido el lugar donde se lleva a cabo la acción, las tierras mágicas de Escocia e Irlanda, sirven de marco ideal para la preciosa historia que se desarrolla, que no decae en ningún momento y que tiene una parte final muy emotiva, que llega a lo más hondo, y hace que te sientas al borde de las lágrimas. Sin duda, una obra que se disfruta de principio a fin.