Detalle de la opinión
4.5 3 0.5He disfrutado muchísimo leyéndolo
Valoración
4.5
Conociendo ya el estilo narrativo de Julie Klassen, porque he leído La institutriz silenciosa y El secreto de Pembroke Park, he comprobado que sigue en la misma trayectoria que en estas dos primeras novelas, pero tengo que decir que con esta historia me he enganchado más rápidamente que con las anteriores.
En ambiente que ha creado en una mansión campestre, es verdad que me ha recordado mucho a Dawntown Abbey, pero mucho mejor, ya que aquí están retratadas perfectamente todas las costumbres de los sirvientes y más pormenorizado cada uno de los trabajos que los sirvientes desempeñan. Ha sido como trasladarme a principios del siglo XIX y compartir con ellos todo el trajín que conlleva sacar adelante una gran mansión en el campo.
Margaret se va introduciendo en este mundo, y es cuando empieza a cambiar su forma de ver a este sector de la sociedad. Pasa de tener un carácter ligero y de estar consentida, a ver el valor de las personas y apreciar el trabajo de los muchos sirvientes que componen el servicio, ya que ella empieza a trabajar como la última de las sirvientas.
Su disfraz en tan bueno que los dos caballeros propietarios de la mansión no la reconocen, pero ella va conociéndolos y cambiando su opinión de ellos, y enamorándose irremisiblemente de su antiguo pretendiente.
Nathaniel es un buen hombre, leal, religioso y que siempre lucha por el bienestar del prójimo. Esto le granjea el cariño de todos en la mansión, y aunque recuerda a Margaret y sigue queriéndola, trata de olvidarla, hasta que va descubriendo cosas acerca de ella.
Aparte de la perfecta ambientación, el argumento te va enganchando a través de los hechos que van transcurriendo y solo quieres ver qué va a suceder con el disfraz de Margaret y todos los demás desenlaces de la historia.
Los personajes están muy bien perfilados y son muchos los secundarios que me han gustado, como es Betty, la sirvienta mayor, con sus propios problemas; Helen, la hermana de Nathaniel; Hudson, el administrador y amigo del protagonista. Otros, como el padrastro de Margaret y Lewis, el hermano de Nathaniel, me han disgustado mucho.
Una historia más de esta maravillosa escritora, que sabe plasmar el ambiente y las costumbres de esta época, llena de personajes a los que les tomas cariño u odias, pero que te hacen sentir que eres parte de ellos. Un libro que cuando lo empiezas solo quieres llegar al final y cuando lo terminas tienes ganas de más. Sólo me ha parecido que el final es un poco precipitado, me hubiera gustado saber algo más de esta pareja; aun así he disfrutado muchísimo leyéndolo, y por supuesto leeré las próximas novelas de Julie Kalssen.
En ambiente que ha creado en una mansión campestre, es verdad que me ha recordado mucho a Dawntown Abbey, pero mucho mejor, ya que aquí están retratadas perfectamente todas las costumbres de los sirvientes y más pormenorizado cada uno de los trabajos que los sirvientes desempeñan. Ha sido como trasladarme a principios del siglo XIX y compartir con ellos todo el trajín que conlleva sacar adelante una gran mansión en el campo.
Margaret se va introduciendo en este mundo, y es cuando empieza a cambiar su forma de ver a este sector de la sociedad. Pasa de tener un carácter ligero y de estar consentida, a ver el valor de las personas y apreciar el trabajo de los muchos sirvientes que componen el servicio, ya que ella empieza a trabajar como la última de las sirvientas.
Su disfraz en tan bueno que los dos caballeros propietarios de la mansión no la reconocen, pero ella va conociéndolos y cambiando su opinión de ellos, y enamorándose irremisiblemente de su antiguo pretendiente.
Nathaniel es un buen hombre, leal, religioso y que siempre lucha por el bienestar del prójimo. Esto le granjea el cariño de todos en la mansión, y aunque recuerda a Margaret y sigue queriéndola, trata de olvidarla, hasta que va descubriendo cosas acerca de ella.
Aparte de la perfecta ambientación, el argumento te va enganchando a través de los hechos que van transcurriendo y solo quieres ver qué va a suceder con el disfraz de Margaret y todos los demás desenlaces de la historia.
Los personajes están muy bien perfilados y son muchos los secundarios que me han gustado, como es Betty, la sirvienta mayor, con sus propios problemas; Helen, la hermana de Nathaniel; Hudson, el administrador y amigo del protagonista. Otros, como el padrastro de Margaret y Lewis, el hermano de Nathaniel, me han disgustado mucho.
Una historia más de esta maravillosa escritora, que sabe plasmar el ambiente y las costumbres de esta época, llena de personajes a los que les tomas cariño u odias, pero que te hacen sentir que eres parte de ellos. Un libro que cuando lo empiezas solo quieres llegar al final y cuando lo terminas tienes ganas de más. Sólo me ha parecido que el final es un poco precipitado, me hubiera gustado saber algo más de esta pareja; aun así he disfrutado muchísimo leyéndolo, y por supuesto leeré las próximas novelas de Julie Kalssen.