Hoy os vengo con una reseña de un libro que me ha gustado muchísimo. Lo bueno que tiene esta editorial es que edita libros históricos y me he hecho bastante fan de ellos.

Nuestra protagonista es una mujer de armas tomar, en un mundo de hombres ella dirige no una, sino dos ferroviarias y las defiende muy bien pese a los continuos ofrecimientos de matrimonio por parte de chacales, como yo los llamo, que solo quieren las ferroviarias para ellos, ya que según la historia (verídica) un hombre es dueño de todas las posesiones de la mujer, porque la mujer debe depender del marido para todo.

Ella hasta las narices de todo eso va en busca de un hombre que sabe que puede dañar su reputación, un hombre que ha jurado y perjurado que no iba a casarse en su vida y el elemento idóneo para que los planes de la protagonista salgan perfectamente.

Nuestro protagonista es experto en escándalos en la Inglaterra victoriana, es experto en mancillar la reputación de jovencitas, pero oculta un secreto o mejor dicho, varios secretos.

Un daño a la reputación supuesto, dosis de amor y por supuesto, romance es el coctel perfecto para que esta novela sea una novela muy especial para mí.

La novela, pese a que por problemas personales haya tardado bastante en leerla (como dos semanas) se lee bastante rápido y enganchan los líos que existen. Además, se nota que la autora se ha esforzado en aprender muchas cosas, por ejemplo, como funcionaba la cámara de los lores, para que la novela quedara perfecta.

La novela me ha gustado demasiado y espero que salga pronto una nueva novela de la autora, puesto que tiene una pluma muy bonita.