Cuando leí Si me quieres no me dejes ir quedé maravillada, fue una historia que me encantó, aunque Francisca no era precisamente un personaje del que me hubiera encariñado demasiado, por eso sentía curiosidad por cómo sería su historia y a la vez me daba un poco de miedo, pues el resultado ha sido muy satisfactorio, porque me ha gustado muchísimo.

Después de que Marcus se fuera, Francisca, un tanto perdida, tenía que empezar de nuevo, hacer algo con su vida, así que con la beca que ha conseguido y su amor secreto por la poesía, decide marchar a Amherst, allí trabaja de camarera y a la vez estudia. En su primer día de universidad tiene un encontronazo con un joven que parece que acaba de llegar de fiesta por su aspecto desaliñado, pero que para su sorpresa resulta ser el profesor de poesía.

Byron Lord, ese día llega tarde y no le ha dado tiempo ni de arreglarse, pero se encuentra a una joven que lo deja fascinado, y a pesar de su carácter arisco y duro y de su lengua afilada, no hace más que despertar en él, el deseo de conocerla mejor. Para su sorpresa es una de sus alumnas y, aunque ninguno de los dos quiere, entre ellos surge una extraña relación.

Francisca es una joven que ha tenido una vida muy dura, a los doce años ya había tenido que sufrir maltratos y abusos, pero siempre ha tenido a su lado a Marcus y los dos se han enfrentado a todo y a todos, incluso han pasado por la cárcel, pero en el momento en el que Marcus se va de su lado Francisca se ve perdida, le falta una parte muy importante de ella, así que decide irse a estudiar y comenzar una nueva vida, aunque las perspectivas no son muy buenas, así es como conoce a Byron, su profesor de poesía, y aunque al principio le cae fatal poco a poco va derribando sus barreras.

Francisca me ha ido ganando poco a poco, al principio siempre está en guardia preparada para el ataque, no se fía de nadie, ni tampoco quiere mucho apego, pero Byron se va adentrando en ese corazoncito que tan resguardado está y vamos viendo a una joven con una fachada de dura, pero que en el fondo es vulnerable y necesita que la abracen y que la quieran.

Byron me ha encantado desde un principio, es un hombre de dos caras, el profesor de poesía y el rockero que tiene un club donde actúa junto a su grupo cada semana, el hombre adinerado que igual come en un restaurante de lujo como se va con la mochila al hombro. Pero Byron también tiene sus demonios personales que van por dentro y no está preparado para ninguna relación y menos con una alumna suya, además Francisca es una chica complicada que lleva su propia mochila de problemas, pero aunque intenta alejarse siempre acaba volviendo, porque además de que se ha enamorado necesita protegerla.

La relación entre ellos es difícil, empieza con sexo sin compromiso y sin complicaciones, pero poco a poco se van haciendo adictos el uno del otro, y se enamoran, pero tienen que abrirse y aprender a superar el pasado para poder afrontar el presente.

Desde luego, el libro está a la altura del anterior y también sus protagonistas, porque si Francisca no me gustaba nada, al final se ha ganado mi corazón.

La historia alterna la narración en primera persona, desde el punto de vista de Francisca y en tercera, desde el punto de vista de Byron, pero también incluye algunos capítulos de Marcus y Penny, que me han encantado.

En definitiva, Hay algo en tus ojos es una bonita y emotiva historia de segundas oportunidades, donde dos personas atormentadas por su pasado deben aprender a confiar en el otro y abrirse, con unos personajes muy bien definidos, que van evolucionando a lo largo de la historia y que se van ganando nuestro corazón, y con unos secundarios de lujo como son Marcus y Penny que ponen la guinda al pastel.

Sin duda alguna una bilogía muy recomendable.