Segundo libro de la serie dedicada a la familia Garret, si en el anterior libro veíamos la bonita relación de Jase el tercero de los hermanos, con su vecina Samantha, ahora le toca el turno a la hermana mayor de Jace, Alice y su mejor amigo Tim Mason.

La familia Garret es muy extensa, ocho hermanos y otro bebé en camino hacen de esta familia un caos constante donde siempre hay alguien discutiendo, gritando, llorando, comiendo o pidiendo algo, la economía familiar es bastante precaria y no ayuda en ello tantas bocas a comer ni lo mal que va la ferretería familiar, sobre todo desde que el padre de familia sufriera un grave accidente que lo mantiene en el hospital.

Alice es enfermera, demasiado joven para tener que hacerse cargo de todos sus hermanos pequeños y de las facturas que no dejan de llegar, pero con su padre en el hospital y su madre embarazada cuidándole, es lo que le queda. La carga que todo ello supone le pesa como una losa, pero sabe que no puede darle la espalda a su familia, se contentaría un poco pudiendo irse a vivir al apartamento encima del garaje ahora que su hermano mayor Jake se ha mudado, pero cuando cree conseguirlo, aparece Tim, el amigo de su hermano Jase, un desastre en potencia lleno de problemas, que se apropia del apartamento. Tampoco ayuda que la situación mejore la atracción que siente, muy a su pesar, por ese bala perdida.

Tim es exalcohólico, exdrogadicto y un alma perdida que viene de buena familia con unos padres fríos y exigentes y una hermana gemela que es siempre un manojo de nervios. Tim ha llegado a un tope y necesita cambiar de vida, sabe que va camino de ser un fracasado y su padre lo ha echado de casa tras darle el plazo de unos meses para cambiar o dejará de mantenerlo para siempre.

Trasladarse a la propiedad de los Garret y asistir a reuniones de alcohólicos anónimos mientras echa una mano a los Garret parece mejorar la situación, hasta que una inesperada sorpresa vuelve a truncar sus planes, porque a Tim nada le sale a derechas y cuando hace las cosas mal, las hace muy mal, y aunque quiera cambiar hay cosas del pasado que lo persiguen.

Si algo tiene esta autora es que escribe de una manera bastante realista, las cosas no se solucionan por arte de magia y todos son felices para siempre, ni los problemas se resuelven de manera fantástica para sus protagonistas, lo que no está nada mal pero es poco habitual en este tipo de libros.

Tim iba camino de ser un deshecho de la sociedad a pesar de haber nacido en una familia con dinero, o tal vez debido a ello, pero cuando por fin se da cuenta de lo que está haciendo está dispuesto a cambiar y a solucionar los problemas de las cosas malas que ha hecho, se vale de las bromas y la ironía para que la gente no vea lo mucho que le afectan las cosas o para que vean lo poco en serio que se toma a si mismo ni lo perdido que se siente.

Alice es madura y quiere mucho a su familia, pero tiene demasiadas responsabilidades y preocupaciones y un futuro incierto, aunque le gusta Tim sabe que es un chico que dará problemas, pero las circunstancias y el tiempo que pasan juntos, los irá uniendo cada vez más.

No es mi libro favorito de la autora, pero me ha gustado, es entretenido, sobre todo cuando salen los más pequeños de la familia Garret y hace que quieras saber más sobre esa caótica familia.