Detalle de la opinión
4.3 2 0.5Me ha sorprendido muy gratamente
Valoración
4.0
Adicta al trabajo me ha parecido una historia sencilla, actual y dinámica que ha ido atrapándome poco a poco. No es que haya grandes intrigas ni grandes pasiones, pero me ha enganchado con facilidad.
La razón principal es la historia de amor entre la pareja protagonista, Robin y Jake, que son tan opuestos como el día y la noche. Ella es la consentida hija mayor del importante y adinerado propietario de Transportes Lear, él es un humilde albañil que trata de acabar la carrera de arquitectura, criar a un sobrino adolescente y no caer rendido ante su nueva jefa.
Robin es egoísta, frívola y voluble. Lo más curioso es que ni se percata, es su forma de ser, la consecuencia de la educación y privilegios con que ha crecido. Pero aunque debería no gustarme, la verdad es que el personaje de Robin ha sabido ganarse mis simpatías. Me gustan las protagonistas diferentes, que no son un dechado de virtudes y que, a lo largo de la novela, van madurando y cambiando su visión ante la vida, a pesar de que anteriormente hayan sido un tanto egoístas, pérfidas y hasta liantas.
Jake es de origen humilde, más que la oveja negra de él podría decirse que ha sido la oveja blanca de su familia. Es sensible, trabajador y de principios. Pero junto a Robin se siente inseguro. La unión entre dos personas tan diferentes me ha parecido en parte desastrosa, en parte conmovedora.
La verdad es que, aunque como digo es una novela sencilla, me ha gustado mucho.
Además de la historia de amor de Robin y Jake me gusta -me he quedado intrigadísima- la trama que gira alrededor de Aaron Lear que, enfermo de cáncer, trata de encauzar a su manera la vida de sus tres hijas y de recuperar a Bonnie, su mujer.
Adicta al trabajo me ha sorprendido muy gratamente, no es una historia que me haya conmovido hasta el alma, pero sí me ha tocado algunas fibras sensibles ni una historia desgarradora donde las haya, pero me divertido, emocionado y hecho sonreír.
La razón principal es la historia de amor entre la pareja protagonista, Robin y Jake, que son tan opuestos como el día y la noche. Ella es la consentida hija mayor del importante y adinerado propietario de Transportes Lear, él es un humilde albañil que trata de acabar la carrera de arquitectura, criar a un sobrino adolescente y no caer rendido ante su nueva jefa.
Robin es egoísta, frívola y voluble. Lo más curioso es que ni se percata, es su forma de ser, la consecuencia de la educación y privilegios con que ha crecido. Pero aunque debería no gustarme, la verdad es que el personaje de Robin ha sabido ganarse mis simpatías. Me gustan las protagonistas diferentes, que no son un dechado de virtudes y que, a lo largo de la novela, van madurando y cambiando su visión ante la vida, a pesar de que anteriormente hayan sido un tanto egoístas, pérfidas y hasta liantas.
Jake es de origen humilde, más que la oveja negra de él podría decirse que ha sido la oveja blanca de su familia. Es sensible, trabajador y de principios. Pero junto a Robin se siente inseguro. La unión entre dos personas tan diferentes me ha parecido en parte desastrosa, en parte conmovedora.
La verdad es que, aunque como digo es una novela sencilla, me ha gustado mucho.
Además de la historia de amor de Robin y Jake me gusta -me he quedado intrigadísima- la trama que gira alrededor de Aaron Lear que, enfermo de cáncer, trata de encauzar a su manera la vida de sus tres hijas y de recuperar a Bonnie, su mujer.
Adicta al trabajo me ha sorprendido muy gratamente, no es una historia que me haya conmovido hasta el alma, pero sí me ha tocado algunas fibras sensibles ni una historia desgarradora donde las haya, pero me divertido, emocionado y hecho sonreír.