Macy está a punto de casarse cuando se reencuentra accidentalmente con Elliot, su mejor amigo y primer amor. Este libro, más que un libro de romance, explora el amor duradero entre dos personas que, a pesar de las dificultades, nunca dejaron de amarse.

Aunque la historia es predecible en algunos aspectos, disfruté cada momento. El libro habla de procesos, de acompañar el dolor y del reencuentro de dos almas con una historia compartida.

Macy, tras muchas pérdidas, ha buscado estabilidad evitando involucrarse emocionalmente. Sin embargo, la reaparición de Elliot la obliga a enfrentarse a su pasado. Elliot, por su parte, me conquistó desde el inicio con su apertura y el amor que siente por Macy.

La narrativa alterna entre pasado y presente: el pasado muestra cómo se forjó su relación desde la amistad hasta el amor, mientras que en el presente enfrentan las circunstancias que los separaron.

El libro es un Friends to Lovers hermoso, con un slow burn bien llevado y escenas spicy manejadas con sutileza. Se ha convertido en uno de mis favoritos, no solo por la historia de amor, sino por cómo muestra el amor a través del tiempo. Además, la edición es preciosa, y aunque es mi primer libro de estas autoras, definitivamente leeré más de ellas.