Goonn DoHwan recibe una llamada inesperada, la tía EunJi ha sido hospitalizada, para él y sus hermanos más que una tía ha sido una madre, así que coge un avión para Seúl con TaeOh y Zoe los acompañará. Él sabe que ella será un tormento, no puede traicionar los sentimientos de JiMin y para ello debe de tratarla con total profesionalidad y no dejar que fluya que lo siente.

Zoe no entiende que pasa con DoHwan, el porqué de ese repentino distanciamiento, todo iba perfectamente ¿verdad? De todas maneras, no puede dejarlo en un momento tan difícil, lo acompañará a Corea, intuye que lo que les espera no será muy agradable, pero como buena mamá pato, no dejará que nada les haga daño ni a él ni a su bichito.

Familia, rencores, secretos, exnovias, traiciones... Todo esto y más nos esperará en este viaje.

En esta segunda parte el ritmo de la historia es mucho más vertiginoso, ya no necesitamos una introducción, así que directamente María José se centra en la mollar a lo largo de sus 416 páginas con capítulos narrados a dos voces. La pluma de la autora nos transportará a Corea, donde nos dará un viaje por su historia y costumbres. Conoceremos mucho más a la familia de DoHwan. JinAh, su madre, es una mujer orgullosa que no duda en desheredar a sus hijos si no cumplen sus expectativas, para ella todo debe de hacerse de una manera en concreto y todo el mundo debe de acatar su voluntad.

La tía EunJi es un amor de señora, ha sufrido mucho, su vida no fue fácil, así que para ella lo más importante es que la gente que quiere sea feliz, es sabia, honesta, bondadosa, le encanta el Soju y Daecheon, su pueblo. Es más, en cuanto tiene la oportunidad vuelve a su casa, donde le espera su eterna amiga de la infancia. Es el lugar donde quiere morir.

Una de las cosas que más me ha impactado ha sido conocer su historia, se ha ganado todo mi respeto. Es un ejemplo de supervivencia, amor y Honor.

Youngbin es el mejor amigo de DoHwan, trabaja como abogado en Kprean Revolution por petición de esta, para cerciorarse que su madre está bien. Él será el que haga ver a DoHwan, que se ha pasado la vida protegiendo a su familia, y que por una vez deje fluir su felicidad, sin importarle los demás.

La evolución de los personajes principales me ha parecido lineales y coherentes. Zoe tiene un gran problema de autoestima, hasta que ella misma no sane no podrá avanzar. Cree que por su enfermedad está defectuosa. El capullo de su ex la dejó muy marcada, y no se da cuenta que ella es su principal enemigo en la búsqueda de su felicidad.

Gracias al viaje que hacen a Corea, conoceremos mucho mejor a DoHwan, “para los coreanos sus padres son... el siguiente escalafón después de Dios”. Por lo que podemos entender a la perfección la relación que mantiene y mantenía con sus progenitores.

Las descripciones en este libro es uno de sus puntos fuertes, la autora lo hace de una manera tan precisa, que he sido capaz de visitar Corea junto a Zoe, he visto la estatua de la niña de paz y el templo budista de Muryangsa, he sentido la brisa del mar amarillo, he paseado por el bosque de bambú y he saboreado un buen plato de Kimchi.

Es un cierre de biología perfecto para esta historia de amor, donde veremos como la poca comunicación crea malentendidos, que la naturaleza humana es muy egoísta y como dos personas rotas, al reconstruirse y sanar ven recompensado todo su sufrimiento.