Este es el primer libro que leo de Brenda Novak, pero no será el último porque me ha gustado bastante su forma de escribir. Lo malo es que, como casi siempre me ocurre, he empezado la casa por el tejado, ya que Donde pertenecemos he visto que es la cuarta novela de la serie Silver Springs. Ahora me toca leer las tres anteriores novelas de esta serie, porque aquí salen algunos de sus protagonistas y me he quedado con ganas de conocer sus historias. Eso sí, esta novela se puede leer de forma independiente sin problema.

Con una prosa sencilla y elegante, Brenda Novak hace gala de una gran habilidad para entrelazar una trama de intriga con un buen romance, algo que solo las grandes del género logran equilibrar en su justa medida. Digo esto porque muchas veces el romance queda un poco relegado en las novelas de suspense, pero en este caso no ha sido así, o al menos a mí no me ha dado esa sensación.
Savanna es una mujer fuerte que solo quiere dejar atrás su pasado para empezar de cero y salir adelante junto a sus hijos. No busca una relación amorosa, sin embargo Gavin se lo pone bastante difícil para no sentirse atraída por él, ya que es un hombre al que es imposible no adorar.

A pesar de que Gavin tiene sus propios problemas, no duda en ofrecerle ayuda a su vecina Savanna con las reparaciones de la casa. Eso hace que comiencen a conocerse mejor y que pronto surja entre ellos algo más que amistad.

Me ha gustado cómo evoluciona la relación entre Savanna y Gavin, sobre todo los diálogos chispeantes entre ellos, que dan un toque de humor a la novela y que me han arrancado más de una sonrisa mientras leía. Tienen buena química, eso es algo que valoro mucho en las novelas románticas.

La verdad es que no he podido soltar el libro hasta terminarlo, me ha parecido entretenido, ágil, con un poco de misterio, un toque divertido y una bonita historia de amor.

No creo que sea una gran novela, pero sí que me ha hecho pasar unos ratos súper agradables de lectura y la recomiendo sin ninguna duda.