Detalle de la opinión
4.5 1 0.5Es una historia ágil y divertida
Valoración
4.5
Whitney G. entró en nuestro panorama hace unos años ya, y lo hizo a lo grande. Este año hemos podido gozar de tres de sus novelas, y yo particularmente me quedo con esta, porque he disfrutado muchísimo leyéndola.
El libro comienza en la actualidad, con la carta de renuncia de Tara Lauren, una chica que lleva trabajando para Preston Parker dos años, algo insólito. Pero para saber qué ha ocurrido en este tiempo la autora nos pone en antecedentes y nos lleva al pasado.
Tara Lauren es licenciada en derecho y está buscando un empleo desesperadamente, debe el alquiler y apenas tiene para comer. Va de entrevista en entrevista sin resultados y está entrando en pánico. Pero una situación desesperada y en extrañas circunstancias, la llevará a conocer al director de la cadena de hoteles Parker, y sin saber muy bien cómo, acaba con el puesto de asistente personal de Parker y un sueldo estratosférico, pero ¿dónde está la trampa?
Preston Parker es un hombre que ha construido un imperio con su trabajo, es muy, muy exigente y apenas se le puede seguir el ritmo, porque él nunca deja de trabajar. Sus asistentes duran apenas unos días, por eso les llama Taylor a todos, y acaban con un estrés que ni el buen sueldo les compensa.
Así que cuando contrata a Tara piensa que como todos no durará mucho, sin embargo se llevará una gran sorpresa, porque la joven no solo le seguirá el ritmo, sino que se hará con el dominio del trabajo y además le plantará cara constantemente.
De todas las novelas de esta autora, en las que son tan característicos esos protagonistas tan "bordes", esta es la más divertida y ambos personajes son de armas tomar.
Tara es una joven que una vez empieza a trabajar y pasa por los durísimos dos primeros meses, engancha el toro por los cuernos y se hace imprescindible para su jefe, eso sí, su nivel de estrés es altísimo, ya que puede recibir llamadas durante el día o la noche, por no hablar de los cientos de correos que le llegan diariamente. Ya no tiene vida social, ni tiempo para salir con nadie porque su jefe la absorbe constantemente, así que solo piensa en recoger dinero y poner fin a la tortura que es trabajar para Preston Parker.
Me ha gustado mucho su carácter guerrero, lo bien que llega a conocer a Preston y cómo se enfrenta a él.
Preston es un hombre muy poco flexible, exigente, borde y descarado, aunque con Tara tiene algunos detalles que no tiene con nadie más, la tiene asfixiada. Pero esta vez está preparado para cuando Tara venga con la carta de renuncia, y no la dejará marchar así como así.
La verdad es que es un personaje que me ha gustado mucho, aunque en ocasiones, resulte bastante agobiante.
Los diálogos entre ellos son divertidos, astutos, a ver quién puede más, además la tensión sexual no resuelta está presente todo el tiempo, han forjado una relación laboral en la que se conocen demasiado bien, sin embargo, no quieren dar un paso adelante, hasta que salta la chispa de la contención y dan rienda a los sentimientos.
Como secundarios aparecen pocos, o bien el papel que tienen no es determinante, solo hay uno que destaca y que no explicaré nada sobre este personaje porque sería desvelar algo importante en la trama.
Dos semanas y una noche es una historia ágil y divertida que nos cuenta la relación entre un jefe demasiado exigente y desalmado y una asistente personal muy trabajadora que le pondrá los puntos sobre las íes. Una historia de amor que empieza más bien con odio y que se va cociendo poco a poco y alguna sorpresa aderezarán esta novela que, como todas la de esta autora, vale la pena leer.
El libro comienza en la actualidad, con la carta de renuncia de Tara Lauren, una chica que lleva trabajando para Preston Parker dos años, algo insólito. Pero para saber qué ha ocurrido en este tiempo la autora nos pone en antecedentes y nos lleva al pasado.
Tara Lauren es licenciada en derecho y está buscando un empleo desesperadamente, debe el alquiler y apenas tiene para comer. Va de entrevista en entrevista sin resultados y está entrando en pánico. Pero una situación desesperada y en extrañas circunstancias, la llevará a conocer al director de la cadena de hoteles Parker, y sin saber muy bien cómo, acaba con el puesto de asistente personal de Parker y un sueldo estratosférico, pero ¿dónde está la trampa?
Preston Parker es un hombre que ha construido un imperio con su trabajo, es muy, muy exigente y apenas se le puede seguir el ritmo, porque él nunca deja de trabajar. Sus asistentes duran apenas unos días, por eso les llama Taylor a todos, y acaban con un estrés que ni el buen sueldo les compensa.
Así que cuando contrata a Tara piensa que como todos no durará mucho, sin embargo se llevará una gran sorpresa, porque la joven no solo le seguirá el ritmo, sino que se hará con el dominio del trabajo y además le plantará cara constantemente.
De todas las novelas de esta autora, en las que son tan característicos esos protagonistas tan "bordes", esta es la más divertida y ambos personajes son de armas tomar.
Tara es una joven que una vez empieza a trabajar y pasa por los durísimos dos primeros meses, engancha el toro por los cuernos y se hace imprescindible para su jefe, eso sí, su nivel de estrés es altísimo, ya que puede recibir llamadas durante el día o la noche, por no hablar de los cientos de correos que le llegan diariamente. Ya no tiene vida social, ni tiempo para salir con nadie porque su jefe la absorbe constantemente, así que solo piensa en recoger dinero y poner fin a la tortura que es trabajar para Preston Parker.
Me ha gustado mucho su carácter guerrero, lo bien que llega a conocer a Preston y cómo se enfrenta a él.
Preston es un hombre muy poco flexible, exigente, borde y descarado, aunque con Tara tiene algunos detalles que no tiene con nadie más, la tiene asfixiada. Pero esta vez está preparado para cuando Tara venga con la carta de renuncia, y no la dejará marchar así como así.
La verdad es que es un personaje que me ha gustado mucho, aunque en ocasiones, resulte bastante agobiante.
Los diálogos entre ellos son divertidos, astutos, a ver quién puede más, además la tensión sexual no resuelta está presente todo el tiempo, han forjado una relación laboral en la que se conocen demasiado bien, sin embargo, no quieren dar un paso adelante, hasta que salta la chispa de la contención y dan rienda a los sentimientos.
Como secundarios aparecen pocos, o bien el papel que tienen no es determinante, solo hay uno que destaca y que no explicaré nada sobre este personaje porque sería desvelar algo importante en la trama.
Dos semanas y una noche es una historia ágil y divertida que nos cuenta la relación entre un jefe demasiado exigente y desalmado y una asistente personal muy trabajadora que le pondrá los puntos sobre las íes. Una historia de amor que empieza más bien con odio y que se va cociendo poco a poco y alguna sorpresa aderezarán esta novela que, como todas la de esta autora, vale la pena leer.