Detalle de la opinión
4.8 3 0.5Dura y triste pero preciosa
Valoración
4.5
Hay libros que con solo ver la portada ya te llaman la atención, y este fue uno de ellos, después leyendo la sinopsis sabía que lo leería si o si, por que aunque no soy amiga de libros dramáticos, me encantan los de segundas oportunidades, y desde luego ha cumplido perfectamente con mis expectativas.
Tristan perdió a su mujer y a su hijo de ocho años, desde entonces su vida está vacía, el dolor no le abandona en ningún momento y se ha convertido en un hombre desagradable, que no le importa nada que opinen de él que es un monstruo o un salvaje.
Elizabeth ha perdido a su marido y si no tuviera que luchar por su hija Emma de cinco años, su vida no tendría ningún sentido . Ha pasado casi un año viviendo en casa de su madre, pero es hora de volver al hogar en el que fueron tan felices y volver a tomar las riendas de su vida.
El día de su regreso, Elizabeth atropella a Zeus, el perro de Tristan, en ese momento descubrirá a un hombre amargado y desagradable, pero igual de roto que ella.
Elizabeth se queda petrificada al ver que el vecino de enfrente es Tristan y sus primeros encuentros no son precisamente agradables, ya que él no tiene ganas de relacionarse con nadie y se muestra como un verdadero borde.
Con el paso de los días se va produciendo un acercamiento y la atracción entre ellos se va haciendo más palpable, hasta el punto en que se utilizan para no olvidar a sus seres queridos, pero poco a poco se dan cuenta de que estos no van a volver y quizás, la vida les ha dado una nueva oportunidad de ser felices.
Tanto Lizzie como Tristan me han gustado mucho, pero hay un personaje que es una dulzura y que me ha enamorado, Emma, una niña encantadora a la que le encantan los zombies.
Decir que me ha encantado es quedarme corta, es un libro duro que desde la primera página hace que se te encoja el corazón y sufras junto con los protagonistas, pero aunque hay mucho dolor y mucha desesperación también hay momentos muy bonitos y dulces. Pero no todo es tristeza en el libro ya que Faye, la amiga de Lizzie, se encarga de poner buenas dosis de humor a la historia.
La historia está narrada casi en su totalidad por Elizabeth, aunque vamos viendo flashbacks de lo que aconteció en la vida de Tristan desde que su familia muere hasta que tiene que decirles adiós, son momentos realmente tristes y desgarradores.
Hacia el final de la novela hay un giro inesperado que me ha dejado totalmente descolocada, y que creo que era innecesario, ya que parece bastante surrealista.
En definitiva, El aire que respira es una historia dura y triste pero preciosa, en la que dos personas totalmente rotas ven un rayo de esperanza en el momento en que se cruzan sus vidas, una historia de segundas oportunidades que hace que los sentimientos estén a flor de piel, y sufras con Lizzie y Tristán, pero también que disfrutes de como poco a poco ese dolor se va disipando y da paso a un gran amor.
Tristan perdió a su mujer y a su hijo de ocho años, desde entonces su vida está vacía, el dolor no le abandona en ningún momento y se ha convertido en un hombre desagradable, que no le importa nada que opinen de él que es un monstruo o un salvaje.
Elizabeth ha perdido a su marido y si no tuviera que luchar por su hija Emma de cinco años, su vida no tendría ningún sentido . Ha pasado casi un año viviendo en casa de su madre, pero es hora de volver al hogar en el que fueron tan felices y volver a tomar las riendas de su vida.
El día de su regreso, Elizabeth atropella a Zeus, el perro de Tristan, en ese momento descubrirá a un hombre amargado y desagradable, pero igual de roto que ella.
Elizabeth se queda petrificada al ver que el vecino de enfrente es Tristan y sus primeros encuentros no son precisamente agradables, ya que él no tiene ganas de relacionarse con nadie y se muestra como un verdadero borde.
Con el paso de los días se va produciendo un acercamiento y la atracción entre ellos se va haciendo más palpable, hasta el punto en que se utilizan para no olvidar a sus seres queridos, pero poco a poco se dan cuenta de que estos no van a volver y quizás, la vida les ha dado una nueva oportunidad de ser felices.
Tanto Lizzie como Tristan me han gustado mucho, pero hay un personaje que es una dulzura y que me ha enamorado, Emma, una niña encantadora a la que le encantan los zombies.
Decir que me ha encantado es quedarme corta, es un libro duro que desde la primera página hace que se te encoja el corazón y sufras junto con los protagonistas, pero aunque hay mucho dolor y mucha desesperación también hay momentos muy bonitos y dulces. Pero no todo es tristeza en el libro ya que Faye, la amiga de Lizzie, se encarga de poner buenas dosis de humor a la historia.
La historia está narrada casi en su totalidad por Elizabeth, aunque vamos viendo flashbacks de lo que aconteció en la vida de Tristan desde que su familia muere hasta que tiene que decirles adiós, son momentos realmente tristes y desgarradores.
Hacia el final de la novela hay un giro inesperado que me ha dejado totalmente descolocada, y que creo que era innecesario, ya que parece bastante surrealista.
En definitiva, El aire que respira es una historia dura y triste pero preciosa, en la que dos personas totalmente rotas ven un rayo de esperanza en el momento en que se cruzan sus vidas, una historia de segundas oportunidades que hace que los sentimientos estén a flor de piel, y sufras con Lizzie y Tristán, pero también que disfrutes de como poco a poco ese dolor se va disipando y da paso a un gran amor.