Es el primer libro que leo de LJ Shen y me he enamorado por completo de la historia. Para mí ha sido uno de los mejores descubrimientos en lo que va de año, a pesar de tratarse una escritora de sobra conocida ya por tener bastantes libros publicados en español. Cómo me arrepiento de no haberle dado una oportunidad antes...

Maddie y Chase son como el agua y el aceite, no pueden ser más diferentes, sin embargo, juntos son pura dinamita. La tensión sexual entre ellos es brutal desde la primera hasta la última página. Espectaculares tira y afloja entre ellos, pullas verbales, diálogos divertidos y cargados de ironía, sensualidad, momentos emotivos y una historia de amor preciosa que me ha mantenido pegada a las páginas hasta devorarlo por completo. Me he reído muchísimo con sus intercambios de pósit, con sus conversaciones por mensajes en el teléfono y con sus discusiones. Sencillamente geniales los dos.

Pero en esta novela no solo hay diversión y romance, porque también se tocan temas tan delicados como el cáncer y la pérdida de una madre o un padre. Debo quitarme el sombrero ante la delicadeza con que la autora ha tratado estos asuntos. Me ha llegado al corazón. Realista, profunda y sincera. Para mí no es fácil leer sobre este tipo de enfermedades en las novelas y normalmente suelo huir de los libros en los que aparecen, pero en este caso ha sido una de las pocas veces que iba asintiendo cada vez que leía algo sobre esta maldita enfermedad, porque era como si LJ Shen me leyera la mente sobre lo que se siente cuando pasas por una experiencia similar. Me he emocionado muchísimo con las notas que la madre de Maddie le dejaba y que aparecen en los inicios de algunos capítulos. Brillantes, esperanzadoras, conmovedoras y a la vez dolorosas. Como la vida misma.

Maddie me ha parecido una protagonista maravillosa, tierna, singular, con carácter pero con un corazón dulce que hace frente a Chase desde el principio porque se siente dolida por lo que pasó, pero que a la vez se derrite por sus huesos. Y Chase ¡qué puedo decir!, me ha conquistado por completo, con esa fachada de tipo duro, pero que poco a poco va mostrando su corazón. Su ironía me ha hecho reír a carcajadas. Ha sido fabuloso ver cómo va dándose cuenta poco a poco de que lo que siente por Mad no es solo una simple atracción sexual.

A pesar de tratarse de un libro que no es corto, me lo he leído en un suspiro porque no podía parar. LJ Shen escribe de forma fluida, sencilla y sabe enganchar.

En definitiva, El diablo viste de negro es una novela que me ha atrapado de principio a fin, con la que he reído, he suspirado de amor, he llorado y me ha acelerado el corazón. La recomiendo sin ninguna duda.