Si La ecuación del amor me pareció una verdadera joyita, este no ha ido muy lejos, ya que la autora ha vuelto a crear una historia preciosa, tierna y romántica.

En esta ocasión los protagonistas son Esme y Khai, al que conocimos en el libro anterior, ya que por ser autista como Estella, le dio algunas pistas a su primo Michael de como llegar hasta ella.

Hace diez la vida de Khai cambió totalmente, él, cuya forma de sentir y de procesar las emociones, ya es diferente de por si, se cerró a los sentimientos y creó un muro alrededor de su malparado corazón.

El Khai adulto de ahora tiene una vida estructurada, trabaja y lleva su rutina diaria y sin cambios, es leal a su familia y todos ellos lo entienden y lo respetan. Pero su madre no está muy conforme con que Khai no busque a alguien con quien formar una familia y tomará cartas en el asunto.

Así que en un viaje a Vietnam conoce a My y ve algo en ella que la hace perfecta para su hijo, por lo que no duda en hacerle una proposición que puede beneficiar a ambas partes. Ella casa a su hijo, y My, o Esme, consigue dar un giro a su vida. Para ello tiene que pasar los tres meses de verano con Khai e intentar conquistarlo.

My no tiene una vida fácil en Vietnam, madre soltera de una niña, sale adelante con la ayuda de su madre y su abuela, pero su necesidad de trabajar para sobrevivir la obligó a dejar sus estudios. Nunca llegó a conocer a su padre, aunque sabe que es estadounidense y que ha heredado sus ojos verdes, así que puede aprovechar el viaje para conocerlo también.

Cuando Khai y Esme se conocen la situación es complicada, pero la atracción que sienten el uno por el otro es inmediata. Khai contaba con que conviviría con una joven durante el verano y luego marcharía, pero no esperaba encontrarse con una chica dulce que se adapta perfectamente a sus rarezas.

Tampoco contaban con que la atracción fuera dando paso a unos sentimientos más profundos, aunque Khai no esté dispuesto a darles paso en su corazón.

Como he dicho al principio me ha parecido una historia maravillosa cargada de sentimientos y de ternura, y unos personajes inmejorables.

Esme es una joven de veinticinco años, dulce pero decidida y valiente, es madre soltera de una pequeña de cinco años y solo piensa en darle una buena vida, y si para ello se ha de casar por interés, pues que así sea. Lo que Esme no esperaba es encontrarse a un hombre como Khai, atractivo, diferente, del que no entiende algunas reacciones, pero del que acaba perdidamente enamorada, solo falta que él abra su corazón y la acoja en él.

Khai me ha enamorado, ha cerrado su corazón a todo aquello que sea ajeno a su familia, una forma de no volver a sufrir. Pero Esme con su dulzura, su inocencia y su paciencia, poco a poco irán derrumbando su coraza.

Me ha encantado ver los cambios en el joven, como le cuesta aceptarlos y como va cediendo poco a poco a ellos.

Como secundarios hay que destacar a uno indiscutible, y es Quan, el hermano de Khai. Es un gran apoyo para nuestro protagonista y tiene un corazón enorme. He visto que su historia es la siguiente de la serie y ya estoy deseando conocerla. También aparecen brevemente Michael y Estella y me ha encantado verlos tan felices.

La narrativa de la autora es una maravilla, sabe como enfocar el tema del autismo y crea unos personajes que no puedes más que adorarlos. En está ocasión además nos adentra en la cultura oriental y sus costumbres.

El test del amor es una historia preciosa, dulce y cargada de sentimientos, una historia de superación y de un romance que se va cociendo a fuego lento, con pequeños detalles y grandes acciones conmovedoras.