Detalle de la opinión

3.3 4 0.5
la_cueva_de_cristal_lk
Romántica actual 56
Se basa demasiado en la magia
Valoración
 
3.5
4º libro de la serie Friday Harbor

La vida de Justine Hoffman es tranquila, predecible. A ojos de otros -incluida su propia madre- puede que sea monótona, pero es la vida que Justine siempre ha anhelado. Crecer al lado de la frívola Marigold no fue fácil. Y no sólo porque Marigold es una bruja que forma parte de un antiguo aquelarre, sino porque, junto a ella, ha tenido una vida errante, sin raíces.
En Friday Harbor ha construido su hogar y su negocio. Tiene a su prima Zoe, amigos que la quieren y forma parte de una comunidad. Sin embargo,aunque debería sentirse feliz y realizada, pues ha logrado sus objetivos, no es así. Algo le falta, algo le es esquivo: el amor.

A pesar de la imagen que muestra ante sus amigos y conocidos, no es que Justine no crea en el amor ni haya renunciado a él. Sencillamente no es capaz de amar. A lo largo de los años ha conocido a hombres buenos y cariñosos, como Duane, su último novio, que la abandonó de la noche a la mañana sin que nadie sepa la razón. Pero por ninguno de ellos ha sentido lo que ve que comparten Lucy y Sam o Zoe y Alex.
¿Por qué ella no puede amar?

Un día descubre la respuesta a esa pregunta. Alguien le ha lanzado un hechizo, resultado del cual Justine nunca encontrará el amor. Decidida a conocer y experimentar ese sentimiento, Justine no ceja en su empeño hasta que logra romper el encantamiento. Pero al hacerlo, sin que ello lo sepa, desencadena una serie de complicaciones y de peligros.

Entonces conoce al misterioso productor de juegos de fantasía Inari, Jason Black, que se ha instalado en Friday Harbor para cerrar un trato con Alex Nolan. Jason llega al hotel acompañado de su séquito de trabajadores y rodeado de un aura hermética. No sólo Justine debe firmar un contrato de confidencialidad, sino que tiene algunas excéntricas costumbres que la joven achaca a su carácter. Pero lo cierto es que Jason Black tiene sus propios secretos, uno de ellos es que no tiene alma -literalmente- y que requiere de Justine y sus poderes para lograr sus propósitos. Unos propósitos que descubriremos, obviamente.
Pero la magia se respira en el aire y la colisión de dos seres tan peculiares como Justine y Jason desencadena una serie de consecuencias y amenazas. ¿Será el amor el poder necesario para vencerlos?

Estoy ante de las críticas más difíciles de escribir ante la que me he enfrentado nunca. Sinceramente no sé explicar qué me ha parecido esta novela. Pero para no dar rodeos innecesarios e irme por las ramas, debo decir -con gran pena por mi parte- que me he llevado una desilusión.

Me gustó mucho Una noche mágica, me encantó El camino del sol. Aunque un poco menos, también me emocioné con la historia de Zoe y Alex. Sin embargo mientras leía la historia de Justine y Jason me he sentido desorientada.

Si durante las primeras novelas existía un componente mágico, un don de alguno de los protagonistas, en El lago de los sueños adquirió un tinte más marcado con la historia del fantasma de la mansión victoriana, en La cueva de cristal la magia es el elemento primordial y el eje de la historia.
Y no es que eso no me guste.
Lo cierto es que me encantan las novelas sobre magia, hechizos y maldiciones, pero no he podido pensar -y en más de una ocasión- ¿cómo ha acabado Friday Harbor convirtiéndose en un lugar mágico (en el sentido literal de la palabra)?

La historia de Justine y Jason, con o sin magia, me parece muy bonita. Son dos personas sobre las que, a su manera, pesa un hechizo. Justine porque fue hechizada al nacer; Jason porque no tiene alma. Es decir que cada uno por una causa (mágica) son incapaces de enamorarse y al leer la novela, esperaba encontrar una historia conmovedora en la que eres testigo de cómo descubren el amor. Pero sin otra magia que la de los sentimientos.

Para mi desilusión, esta historia y esa evolución se basa en la magia.
Los hechizos marcan cada fase, cada cambio de su relación. Y no es que sea de mente cerrada, sino que aun con un componente mágico creo que los sentimientos deben brotar del corazón, no ser consecuencia de un hechizo. Y, a menudo, mientras leía la novela pensaba que Justine y Jason no "controlaban" -si se puede utilizar esta palabra- sus emociones, sino que dependían del aquelarre de brujas, del libro de hechizos y de la magia. Es decir que no nacían ni cambiaban de un modo natural, sino mágico.

Es una historia que, en mi opinión, insisto, se basa demasiado en la magia. Y creo, honestamente, que sin ella habría dado pie a una historia igual de bonita o más porque, repito, creo que lo es. Pero demasiado mágica. Sin tanto hechizo, si simplemente nos cuenta la historia de una mujer que fue criada en la magia, aunque no la practique, y de un hombre sin alma -ya sea literalmente como es el caso- que, juntos, descubren el amor, algo que les era esquivo, pero sin que medien los hechizos de por medio (o al menos no con tanta frecuencia), creo que la novela me habría gustado muchísimo más. Creo que sería más realista, más conmovedora.

Otra de las cosas que ya noté en falta en El lago de los sueños y que se mantiene en La cueva de cristal es que los personajes secundarios no aparecen apenas. Yo particularmente los noto en falta porque creo que los lazos que tienen entre ellos son muy relevantes en la manera que son cada uno y porque había marcado el curso de las primeras novelas. Si la saga comenzó como la historia de tres hermanos, a los que se van uniendo amigos y vecinos de Friday Harbor, me siento un poco decepcionada ante esta transición a novelas mágicas sin mucho nexo unas con otras.

A pesar de todo lo que he comentado, insisto en que no me parece una mala novela. Es bonita, a su manera, pero no es la novela que esperaba.

Por último ya -y ahora sí- destacar que las escenas de sexo son, como es habitual en esta autora, descritas con mucha sensualidad y elegancia. Sé que hay una escena muy comentada que describe un ritual japonés de dominancia y sumisión. A mí me parecido una escena muy elegante, muy sensual. Lisa Kleypas las escribe con exquisitez. También debo decir que no he leído ninguna de las trilogías eróticas del momento, así que dudo si es también algo "moderno". Yo no lo he visto así, pero...

Pese a todo lo que he dicho hasta aquí, voy a leer la siguiente novela de Friday Harbor, que también parece girar alrededor de la magia. Y lo haré porque creo que podría gustarme (me he leído un extracto) no por adoración a una autora ni nada por el estilo. La leeré y luego diré lo que opino como con ésta.

Y ya que estamos ante una novela con hechizos y deseos, voy a pedir el mío por si se cumple: desearía, de todo corazón, que Lisa Kleypas continuara escribiendo novelas románticas contemporáneas pero sin magia. Sigo esperando con ansias la historia de Joe Travis.
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