- Romántica actual
- La ecuación del amor
La ecuación del amor
Detalles del libro
- Romántica actual
• Una novela fresca y tierna que demuestra que no hay suficientes datos en el mundo que puedan predecir qué hará que un corazón se enamore.
• Unos personajes adorables con los que conectas desde el primer momento.
• Una historia original que trata temas tan profundos como las relaciones, el amor y el sexo, entre personas complejas como un gigoló y una chica con Asperger.
Stella Lane cree que las matemáticas son lo único que funciona en el universo. Utiliza algoritmos para predecir compras, un trabajo que le ha proporcionado más dinero del que sabe gastar y menos experiencia en el apartado de las citas que la media de cualquier treintañera. No le ayuda tener Asperger y que besar le recuerde a un pez piloto limpiando los dientes de un tiburón. Por eso contrata al despampanante gigoló Michael Phan. Mitad sueco, mitad vietnamita, Michael no puede rechazar la oferta de Stella y accede a ayudarla y rellenar todas las casillas de su plan de lecciones amorosas, desde el juego previo hasta más allá de la postura del misionero... Stella no solo aprende a apreciar los besos de Michael sino a anhelar el resto de sensaciones que le provoca. Pronto su asociación sin sentido empieza a cobrarlo y el patrón que Stella descubre la convence de que el amor es la mejor clase de lógica.
Opiniones de los usuarios
Stella Lane es una joven de treinta años atractiva, inteligente, trabaja como econometrista en una empresa de gran prestigio y proviene de familia acomodada, por lo que no tiene problemas de dinero. Sin embargo, Stella es autista, sufre el síndrome de Asperger, lo que le hace actuar y de ver las cosas de una forma distinta a los demás. Esto le provoca grandes dificultades en sus habilidades sociales, y sus escasas relaciones de pareja han sido desastrosas. Por este motivo piensa que alguien tiene que enseñarle a relacionarse y para ello decide contratar a alguien experto en la materia. El elegido es Michael Larsen, un atractivo gigoló, a quien, en un principio, la proposición de Stella le parece algo totalmente inusual pero, al final, decide aceptarla.
Stella piensa que todo se basa en la ciencia y en las matemáticas; en su trabajo debe resolver situaciones aplicando determinadas fórmulas y logaritmos. Por lo tanto, debería funcionar de la misma forma en las relaciones personales. Pero de lo que Stella no se da cuenta es de que en el amor no existen las reglas.
Hay que reconocer que la pareja protagonista es adorable. Por un lado, Stella, una chica tan dulce e inocente en muchos aspectos, a la que su síndrome de Asperger le dificulta el relacionarse con los demás y ella quiere aprender a hacerlo, como lo hace todo el mundo. Por otro lado, Michael, el despampanante gigoló, a quien contrata Stella para que la ayude con su problema. Desde el primer instante en que aparece te enamoras de él, y no solo por lo guapo que lo describe la autora, sino por esa ternura que desprende. Además, cuando descubres por qué realmente realiza el trabajo de gigoló, los problemas que tiene y los sueños a los que ha tenido que renunciar, hace que parezca todavía más adorable.
Aunque la propuesta de Stella le parece de lo más extraño a lo que él está acostumbrado, al final la acepta y decide ayudarla. Así que a los ojos de los demás se convierten en una pareja de novios, sin embargo, lo suyo es una relación de trabajo. A medida que Michael y Stella se van conociendo surge entre ellos la chispa del amor, y aunque esto de ser una falsa pareja que se enamora es un auténtico cliché de la novela romántica, aquí está descrito de una manera estupenda. Michael hará ver a Stella que ella no tiene nada de extraño, y que no tiene por qué ser como las demás personas, ya que ella es única.
No puedo dejar de mencionar a la familia de Michael: su madre y su abuela vietnamitas, que todavía siguen las costumbres y tradiciones de su país, y sus cinco hermanas, mitad vietnamitas y mitad danesas, al igual que él. Cada vez que aparecen en escena, nos dejan algunos de los momentos más divertidos y entrañables de la novela.
No es que conozca demasiado los síntomas y la forma de actuar de una persona autista, con síndrome de Asperger, como es Stella, pero creo que la autora lo describe bastante bien, ya que ella misma también es autista y ha querido reflejar en este personaje a todas las dificultades que se enfrentan estas personas, la forma en la que sienten y expresan sus sentimientos y la manera de relacionarse con los demás.
Con un estilo ágil, sencillo, Helen Hoang ha sabido crear una historia tierna y divertida, dulce en muchas ocasiones, pero no empalagosa, cargada de escenas sensuales. Con una estupenda pareja protagonista, dos personas que aparentemente parecen tan distintos en muchos aspectos pero que están hechos el uno para el otro.
Una muy buena lectura que disfrutas mientras la lees y cuando la terminas te hace sentir de maravilla.
Stella Lane es una joven de treinta años, econometrista, tímida, sociabilizar no es lo suyo y mucho menos las relaciones, ya que tiene el Síndrome de Asperger, o sea es autista. Sus padres insisten en presentarle a chicos pues ya tiene edad para formar una familia, pero Stella que ve el mundo de diferente manera, tiene problemas con los hombres y más aún a la hora de tener sexo . Así que toma la decisión de contratar a un gigoló para que la ayude a superar sus miedos y así pueda mantener una relación.
Michael es un joven con problemas económicos y los viernes por la noche ejerce de chico de compañía, aunque tiene por costumbre estar solo una noche con una clienta, hay algo en Stella que le conmueve y acepta su oferta de verse durante tres semanas.
Michael se encargará de enseñar a Stella a experimentar lo que es el amor, los sentimientos y a dar y recibir besos sin miedo.
Entre los dos se inicia una relación que al principio es de clienta y empleado, pero que poco a poco irá involucrando el corazón de ambos, aunque las terceras personas y los malentendidos pueden perjudicar lo que ha empezado a nacer entre ellos.
Como he dicho antes me ha parecido una novela de 10, sin duda, pero es que tanto Stella como Michael son personajes que me han llegado al corazón, me han gustado los dos, mucho.
Stella es una joven tímida que se pasa el día en el trabajo, sabe que no es sociable, ya que si algo se salta el orden natural para ella no puedo soportarlo, y siempre es sincera, lo que no gusta a muchos. Es además una joven ingenua y dulce, pero también muy competitiva y real.
Michael es un joven que a pesar de lo seguro que es de si mismo, tiene muchas inseguridades que le afectan a la hora de tener una relación. Es un joven tierno y sensible que comprende perfectamente a Stella, que la ayuda y tiene una paciencia infinita con ella, aunque pronto descubrirá que Stella es un polvorín, y poco a poco se le va metiendo bajo la piel.
La relación entre ellos es muy bonita, hay complicidad, ternura y mucho amor, además las escenas hot son picaronas y divertidas, sobre todo por las ganas de aprender de Stella y lo competitiva que es.
Como secundarios habría que destacar a la familia de Michael, su primo, su madre, su abuela y cuatro hermanas, que no tienen desperdicio y son todos adorables.
La narrativa de la autora me ha gustado mucho, es fresca, divertida y muy ágil, además sabe de lo que habla pues parece ser que ella misma padece el Síndrome de Asperger. Está escrita en tercera persona y nos hacemos cargo de los sentimientos y pensamientos de los protagonistas.
La ecuación del amor es una historia preciosa, tierna, emotiva y muy divertida, una historia diferente pero muy interesante porque trata un tema que no es habitual en la novela romántica, y con unos personajes muy bien perfilados que sin duda se han de adorar. Una novela imprescindible para los amantes de la novela romántica.