Este es el segundo libro de la serie y tengo que decir que si ya me gustó el primero, este lo ha superado. Se pueden leer independientemente, porque una historia no afecta a la otra, aunque yo recomiendo conocer a estos fenómenos de hermanos por orden.

En esta ocasión el protagonismo le corresponde al segundo de los Miles, Tristan, un personaje que ya me cayó genial en La escala, pero que me ha convencido plenamente.

Y le acompaña en esta aventura Claire, una joven viuda con tres hijos, que no os creáis que son pequeños y no van a dar problemas, porque tienen diecisiete, trece y nueve años.

Claire enviudó hace cinco años y se hizo cargo de la empresa que tanto le costó forjar con su marido, pero las cosas no van bien y Tristan Miles lo sabe, por lo que le hace una oferta por su empresa. Claire no quiere ni oír hablar de él pues sabe que es un tiburón en los negocios y le cae fatal, aún sin conocerlo.

El primer encuentro entre ellos es más bien desagradable, pero la casualidad quiere que Claire asista a una convención donde Tristan será uno de los oradores.

Tristan se siente cada vez más atraído por Claire y la quiere para él, pero por más que insiste nuestra protagonista acaba rechazándolo todo el tiempo. Sin embargo, una noche, unas copas y conocerse un poco mejor, hará que Claire se lie la manta a la cabeza y descubra en Tristan un hombre cariñoso y encantador. Aunque después de la semana juntos habrá que pasar página.

¿Será capaz Tristan de conseguir que de vuelta a la normalidad Claire esté en su vida? Aunque cuando conozca a sus hijos, ¿pensará lo mismo?

Como he dicho antes me ha encantado la historia y sobre todo los personajes.

Claire es una mujer de treinta y siete años que lleva cinco luchando por sacar adelante la empresa, su hogar y sobre todo a sus hijos, que le dan bastantes quebraderos de cabeza.

Cuando conoce a Tristan, de entrada lo odia, pero poco a poco va descubriendo en él a una persona que no tiene nada que ver con el hombre frio que es para los negocios. Pero Claire tiene claro que Tristan no encaja en su vida, ya que ella ya tiene una familia que va por delante.

Me ha gustado Claire, una mujer fuerte que lucha por aquello que quiere, aunque a veces las fuerzas le flaquean y se viene abajo, he entendido sus dudas y recelos.

Tristan es un personaje que me ha encantado, simpático, conquistador, detallista y un hombre fiero para los negocios.

Cuando Claire entra en su vida la quiere para él, pero tiene un impedimento muy grande y es que sus hijos no lo quieren ver ni en pintura, excepto el pequeño Patrick que enseguida lo adora. Así que tendrá que hacer acopio de toda su paciencia, porque trastadas no le van a faltar, aunque poco a poco él se va encariñando con ellos y ellos lo van aceptando.

Me ha encantado el cambio que va realizando respecto a los niños, si al principio no los soporta, el roce con ellos hace que les coja mucho cariño y vele por su bienestar.

Y como no, los secundarios son de lujo, Fletcher, el mayor de los hijos que tiene una edad demasiado peligrosa como para que su madre no se preocupe, Harry un adolescente rebelde y problemático que necesita mucha atención, y el pequeño, una dulzura de niño.

También tenemos la aparición de Jamenson y Emily, aunque poco, y los otros dos hermanos, Elliot y Christopher.

Me ha encantado ver a los hermanos juntos y lo bien que se llevan entre ellos.

También tienen una corta aparición Sebastián García y Spencer Jones, que pertenecen a otra serie de la autora .

La narración es en primera persona desde el punto de vista de ambos protagonistas, por lo que los conocemos perfectamente a los dos.

La fusión es una historia de alto voltaje con una trama muy bien desarrollada y unos personajes bien elaborados, una historia donde encontraremos momentos muy divertidos, sobre todo los que protagonizan Tristan y los niños, pero también otros más serios que me han tenido los sentimientos a flor de piel.

A ver si hay suerte y la editorial no tarda en publicar la tercera entrega de la serie.