Es el primer libro que leo de esta autora y ya puedo decir que no será el último, me han dado ganas de conocer a sus antepasados...

Ana, una amiga de Malena, le ha conseguido trabajo como niñera en Londres, ella decide irse para ver si consigue mejorar el inglés y poder trabajar como filóloga inglesa, si es un poco absurdo que te gradúes en esa carrera y no lo hables bien, pero como bien dice ella siempre toma malas decisiones.

Una vez allí le ofrecen trabajar como profesora de español del hermano del marqués de Blackbourne, y hay se le plantea el dilema de ¿que decisión tomar, cuál será la correcta? Al final decide aceptar.

Oliver, que " es el niño" al cual ella creía que tenía que dar clases, es un chico más o menos de su edad, un tarambana pícaro, que no es tan superficial como aparenta.

Ralph el señor marqués, perdió hace mucho tiempo su sonrisa, ahora vive agobiado por el trabajo y las responsabilidades, incluida la de su hermano menor, ¿ en qué momento creció y decidió irse de fiesta en fiesta? . Su gran pasión es la arquitectura y tiene un estudio con su mejor amigo Scoot.

El primer encuentro entre nuestra protagonista y Ralph te dejará con una sonrisa en la boca, el momento mazmorra es de lo mejorcito, y la escena del primer beso es de las más bonitas que he leido.

Los personajes secundarios, están muy bien perfilados en ningún momento eclipsan la trama principal pero tenemos alguna de secundaría que nos mantendrá alertas.

Los diálogos son ágiles, y la ambientación correcta. En ningún momento la lectura se nos hace pesada. La historia está muy bien hilada y la verdad que da un giro que no esperas.

Lo único a lo que le pondría un pero es al epílogo.