Detalle de la opinión
4.0 1 0.5todo en su justa medida
Valoración
4.0
La vida de Rose Coleson empezaba a ir cuesta abajo y sin frenos. Tras la muerte de su tío Gari, de repente se queda sin su sueño de abrir una cafetería y sin ahorros. Según estipula el testamento, la propiedad del local donde pensaba montarla, pasaría a su prometido. Sí, ese mismo ser que hace un par de días le dijo se nos acabó el amor de tanto usarlo.
Cuando acude al bufete de abogados para la lectura de las últimas voluntades, Jack, un abogado guapísimo y con bastante mal carácter, le propone un trato. Ha detectado un resquicio, en ningún momento en el documento pone el nombre del prometido, simplemente la palabra marido. El quid de la cuestión es que deben casarse de forma inmediata. Ella podrá montar su negocio sin perder la cantidad ya invertida, y a cambio él le pide que lo acompañe a los eventos en los que tenga que asistir, y así aparecer como un hombre de familia. Y aquí estamos el día de su boda, con un vestido viejo, un marido ceñudo y como único testigo el chófer. Después de todo, ella era Rose y él Jack, con esos nombres estaban condenados desde el principio, ya sabéis por el Titanic y todo eso. Por cierto, número de veces que Jack Hawthorne sonrió: cero.
Jack Hawthorne, abogado de 31 años, tiene un carácter frio, distante, altivo y serio. Está totalmente entregado a su trabajo en Wes Doyley, vive con el ceño permanentemente fruncido. A medida que la trama va avanzando vemos que en el fondo es un gran hombre, cariñoso, atento y leal, simplemente que cuando no has recibido nunca afecto no sabes cómo expresarlo.
Rose tiene 26 años, aproximadamente. Después de que Josuah la dejara de la noche a la mañana ve como se escapaba su sueño, hasta que Jack entro en escena. Es divertida, dicharachera, alegre, sarcástica y leal. He disfrutado sobremanera con los monólogos que se pega. Pero creo que su mayor cualidad es el intentar ver todo lo bueno de las personas. Desde que conoció a Jack solo tiene una misión y es conseguir que él sonría.
Los personajes secundarios, aunque no tengan casi ninguna subtrama, también están muy bien perfilados. A Josuah dan ganas de matarlo, Bryan y Josi no sé bien cómo catalogarlos. Samantha es una arpía, Cinthya me ha encantado, es la única, aparte de Rose, que es capaz de decirle las cosas a la cara a Jack. Sally y Owen, los mejores empleados del mundo y por último Ray, que al final se convierte en un amigo.
Es la primera vez que leo a la autora y me ha parecido que tiene una forma muy amena de narrar. A lo largo de sus 480 páginas y con capítulos narrados a dos voces nos iremos adentrando en este slow burn, lleno de diálogos sarcásticos, secretos, anhelos y sonrisas contadas.
Debo de reconocer que los primeros capítulos se me hicieron bastante lentos, no conseguía ubicarme demasiado, pero a medida que iba avanzando todo empezó a encajar y de alguna manera me iba enamorando más de esta historia.
Yo quiero un Jack en mi vida. La evolución del personaje me ha parecido brutal, es antisocial, torpe y no sabe hacer cumplidos, pero es todo lo que necesita Rose para ser feliz. Son dos personajes rotos que se complementan perfectamente.
Y qué decir de la ambientación, he saboreado un café en la vuelta de la esquina, he paseado por el parque, he olido las rosas, y he sentido las caricias.
Con esta historia os aseguro que reiréis, lloraréis, pero sobre todo sentiréis.
" Tu corazón siempre tiene un hogar conmigo, Rose. Pase lo que pase, no lo olvides nunca"
Cuando acude al bufete de abogados para la lectura de las últimas voluntades, Jack, un abogado guapísimo y con bastante mal carácter, le propone un trato. Ha detectado un resquicio, en ningún momento en el documento pone el nombre del prometido, simplemente la palabra marido. El quid de la cuestión es que deben casarse de forma inmediata. Ella podrá montar su negocio sin perder la cantidad ya invertida, y a cambio él le pide que lo acompañe a los eventos en los que tenga que asistir, y así aparecer como un hombre de familia. Y aquí estamos el día de su boda, con un vestido viejo, un marido ceñudo y como único testigo el chófer. Después de todo, ella era Rose y él Jack, con esos nombres estaban condenados desde el principio, ya sabéis por el Titanic y todo eso. Por cierto, número de veces que Jack Hawthorne sonrió: cero.
Jack Hawthorne, abogado de 31 años, tiene un carácter frio, distante, altivo y serio. Está totalmente entregado a su trabajo en Wes Doyley, vive con el ceño permanentemente fruncido. A medida que la trama va avanzando vemos que en el fondo es un gran hombre, cariñoso, atento y leal, simplemente que cuando no has recibido nunca afecto no sabes cómo expresarlo.
Rose tiene 26 años, aproximadamente. Después de que Josuah la dejara de la noche a la mañana ve como se escapaba su sueño, hasta que Jack entro en escena. Es divertida, dicharachera, alegre, sarcástica y leal. He disfrutado sobremanera con los monólogos que se pega. Pero creo que su mayor cualidad es el intentar ver todo lo bueno de las personas. Desde que conoció a Jack solo tiene una misión y es conseguir que él sonría.
Los personajes secundarios, aunque no tengan casi ninguna subtrama, también están muy bien perfilados. A Josuah dan ganas de matarlo, Bryan y Josi no sé bien cómo catalogarlos. Samantha es una arpía, Cinthya me ha encantado, es la única, aparte de Rose, que es capaz de decirle las cosas a la cara a Jack. Sally y Owen, los mejores empleados del mundo y por último Ray, que al final se convierte en un amigo.
Es la primera vez que leo a la autora y me ha parecido que tiene una forma muy amena de narrar. A lo largo de sus 480 páginas y con capítulos narrados a dos voces nos iremos adentrando en este slow burn, lleno de diálogos sarcásticos, secretos, anhelos y sonrisas contadas.
Debo de reconocer que los primeros capítulos se me hicieron bastante lentos, no conseguía ubicarme demasiado, pero a medida que iba avanzando todo empezó a encajar y de alguna manera me iba enamorando más de esta historia.
Yo quiero un Jack en mi vida. La evolución del personaje me ha parecido brutal, es antisocial, torpe y no sabe hacer cumplidos, pero es todo lo que necesita Rose para ser feliz. Son dos personajes rotos que se complementan perfectamente.
Y qué decir de la ambientación, he saboreado un café en la vuelta de la esquina, he paseado por el parque, he olido las rosas, y he sentido las caricias.
Con esta historia os aseguro que reiréis, lloraréis, pero sobre todo sentiréis.
" Tu corazón siempre tiene un hogar conmigo, Rose. Pase lo que pase, no lo olvides nunca"