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Nada más que problemas
Detalles del libro
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5º libro de la serie Chinooks
La exitosa carrera como jugador de hockey y capitán de los Chinooks de Seattle de Mark Bressler llegó a su fin el día que tuvo el accidente que destrozó la mitad de los huesos de su cuerpo. Y desde que salió del hospital, los burócratas del equipo no han hecho más que mandarle asistentes sanitarios a casa; claro que él consigue espantarlos a velocidad de vértigo... Hasta que se topa con una realmente obstinada.
La carrera como actriz de Chelsea Ross se estrelló antes de despegar —jamás pasó de ser la reina del grito en películas de serie B—, así que abandona Hollywood para... acabar convertida en la asistente del más malhumorado jugador de hockey del mundo. Si no necesitara tanto el dinero, saldría de allí pitando.
Chelsea puede tolerar el mal humor de Mark y su actitud prepotente, pero no está preparada para resistirse a la atracción que termina sintiendo por él. Por eso, cuando el famoso chico malo del hockey pone los ojos en ella, sabe que el tiempo de gracia ha terminado. ¿Será capaz de enfrentarse a todos los problemas que surgirán si cede a la pasión que Mark despierta en ella?
Opiniones de los usuarios
Mark Bressler era el capitán de los Chinooks cuando el equipo disputaba los playoffs, pero un terrible accidente de tráfico que casi le cuesta la vida lo apartó de la competición. Finalmente lograron la victoria y una nueva Stanley cup para el equipo. Pero sin Mark. Cuando da comienzo la novela, Bressler se encuentra en una rueda de prensa junto a Ty Savage, el jugador que lo sustituyó como capitán y con el que no ha tenido sus más y sus menos, tratando de aparentar alegría por la victoria del equipo y sorteando las preguntas sobre su futuro. A raíz del accidente no podrá volver a jugar al hockey. Y a los treinta y ocho, tras toda una vida como deportista y jugador de los Chinooks, se abre un incierto camino para él. Pero lo cierto es que la victoria no la siente suya y el Mark que se nos describe es un hombre distante y amargado.
Chelsea Ross es la última, de una larga lista, asistenta social contratada por los Chinooks. Ninguna dura en el empleo demasiado tiempo. O bien Mark las despide o les hace la vida imposible para que dejen el trabajo. Chelsea es en realidad actriz, aunque hasta el momento su carrera no ha despegado aún. No ha pasado de pequeños papeles o de extra en películas de terror. Su imagen de chica sexy no la ha ayudado a que los productores y directores de cine vean en ella algo más que un cuerpo para interpretar papeles de chica sexy y desinhibida.
Gracias a su hermana gemela, Bo, que trabaja en las relaciones públicas de los Chinooks, Chelsea consigue el trabajo de asistenta de Mark Bressler. Ya desde el primer encuentro entre ellos queda claro que Mark no piensa ponérselo fácil, más bien al contrario. Así como hiciera con sus predecesoras le hará la vida imposible para que dimita.
Pero Chelsea tiene motivos más que suficientes para aferrarse a ese trabajo y a la suculenta cifra que le han ofrecido si consigue permanecer en dicho puesto hasta que el contrato expire. Así que el invencible ex-jugador de los Chinooks tiene ante él a una oponente bajita y sexy, pero muy dura de roer.
De todas las novelas que componen la saga de los jugadores de los Chinooks, para mí Nada más que problemas es una de las más divertidas y chispeantes que he leído. Durante más de la mitad de la novela me he encontrado inmersa en una historia que me ha hecho reír y con ganas. La lucha verbal entre Mark y Chelsea es ingeniosa y refrescante. Y entre pulla y pulla comienza a aparecer una potente atracción entre ellos que hace que la novela además de divertida tenga amor y una buena dosis de sensualidad.
Tal vez las historias de Rachel Gibson puedan parecer un poco superficiales. En el caso de Nada más que problemas diría que incluso excéntrica (hay escenas con las que destornillas de la risa) pero, bajo la superficie, hay dos personajes que no son tan duros como parecen y que también ellos, como todos, tienen sentimientos, miedos e inseguridades que les hacen ser un poco vulnerables.
A diferencia de otras novelas de la saga, ésta más que en la competición deportiva se centra en qué sucede con un jugador que abandona la práctica del deporte. Y qué sucede cuando debe hacerlo antes de lo planeado, por cuestiones médicas. Qué sucede con alguien como Mark Bressler.
Lo cierto es que durante gran parte de la novela, se nos describe a un hombre que vive con grandes dolores físicos, con la mente embotada por la medicación que debe tomar y con un carácter agrio. Pero enfrente se topa con alguien como Chelsea.
Chelsea es chispeante, un soplo de aire fresco en la vida de Mark, aunque al principio, tal vez, él no se percate de ello. Es una mujer que tiene muy claro qué quiere hacer con su vida, aunque sus metas son difíciles de lograr. Ha vivido durante años en California, tratando de hacerse un hueco como actriz, pero no ha pasado de pequeños papeles en películas de terror bastante malas. Cuando las cosas no le fueron muy bien comenzó a trabajar como asistente de actores y modelos, a veces soportando insinuaciones muy desagradables. A causa de su físico, es bajita y con grandes pechos, su imagen no le ha ayudado demasiado. Por eso ha decidido hacerse una reducción de pecho. Así que cuando su hermana la recomienda para el puesto de asistente de Mark Bressler -aunque secretamente desea que abandone California y sus sueños de actriz- no se lo piensa demasiado.
Con el ingenio que, en mi opinión, caracteriza a Rachel Gibson, nos encontramos ante una historia que se hace muy entretenida de leer. Tal vez podría ser un poco más romántica, ya que gran parte de la novela se centra en los enfrentamientos verbales y de ingenio entre Mark y Chelsea, con lo que a veces no hay demasiadas escenas románticas, pero es una bonita historia. Y poco a poco algo comienza a nacer entre ellos, dando lugar así a la historia de amor que esperamos.
No diré que Nada más que problemas es la mejor de las novelas de Rachel Gibson, pero sí es una de las que más me ha hecho reír. Sin embargo, como comento antes, no es una novela tan excéntrica como pudiera parecer.
Y además de la Mark y Chelsea cuenta con una historia secundaria bastante atractiva: la de Bo, la gemela de Chelsea, y Jules.
Chelsea y Bo son muy diferentes. No físicamente, claro está, aunque también son bastante opuestas en la forma de vestir y de peinarse. Mientras Bo es una mujer de blancos y negros, como la describe Chelsea, ella viste con colores vivos y estridentes -una de cuyas peculiaridades da lugar a escenas muy divertidas con Mark- y mientras Chelsea llevo el cabello rubio y rosa, Bo lo lleva oscuro. Pero aparte de eso tienen metas muy diferentes, lo que cuando comienzan a vivir juntas da lugar a que entre ellas se produzcan algunas fricciones e incluso confesiones que terminan hiriendo a Chelsea.
Pero centrándonos en la historia de amor de Nothing but trouble diré que me ha gustado mucho. Sí es cierto que al principio la interacción entre Mark y Chelsea es más una lucha de voluntades, él trata de hacerle la vida imposible para que dimita y ella haciendo gala de un carácter tal vez un poco infantil le planta cara y, a su vez, también comienza a molestarlo a él. Sin embargo, también como digo antes, es para mí una de las novelas más divertidas que he leído de los Chinooks.
Me ha gustado como nos va describiendo la evolución que sufre Mark. Como Chelsea contribuye a ello haciéndole observaciones que tal vez otros a su alrededor no se atreven. Con sus observaciones puntillosas y con su determinación por mantener su trabajo empuja a Mark a hacer cosas que ni se había planteado. Me ha gustado especialmente el papel que juega el pequeño Derek en esto.
Pese a la temática que cuenta, Nothing but trouble no es ni mucho menos una novela con una fuerte carga emocional. Sí se nos describe a un deportista un poco amargado por no poder continuar con su profesión, un hombre que no cree en el amor y que no sabe qué hacer con su vida. Pero es una historia divertida, sencilla, franca que habla de personas que renacen, de nuevos comienzos y de cambios.
En fin, que para mí es una de las novelas de Rachel Gibson con las que más he disfrutado. No será la mejor, pero pasa a formar parte de las que leeré y releeré muchas veces.
Chelsea ha estado trabajando en Hollywood como actriz pero por su aspecto siempre le dan papeles pequeños , siendo la reina del grito en películas de terror de serie B, por eso cuando su hermana Bo (relaciones públicas de los Chinooks) le ofrece el puesto de asistente, no se lo piensa, ya que además puede obtener un buen plus en metálico si aguanta los próximos tres meses.
Mark se queda pasmado cuando se encuentra con Chelsea en su puerta, una joven sexy de metro cincuenta, de grandes pechos, con el pelo de dos colores y un vestido multicolor, así que se propone que le dure lo mismo que las anteriores asistentes, pero no sabe que se va a encontrar con una chica cabezona, de lengua viperina, que necesita el dinero que le han ofrecido para poder conseguir un sueño que lleva mucho tiempo persiguiendo, hacerse reducción de pechos.
Mark, al principio, se comporta como un energúmeno con Chelsea, con el afán de cansarla y que lo deje en paz , no duda en darle faenas que harían salir corriendo a más de uno, como por ejemplo contestar a siete mil correos que le han escrito sus fans, pero ella planta cara a todo lo que eche y además se va vengando molestandolo e irritandolo constantemente.
Pero a pesar de este enfrentamiento que hay entre ellos, empieza a crecer la atracción que sienten el uno por el otro y Chlesea le abre los ojos a Mark para que empiece a mirar hacia el futuro, a pensar en lo que puede hacer con su vida a partir de ese momento.
Me lo he pasado muy bien leyendo este libro por que es muy divertido, quizás el que más de esta autora, los protagonistas no pueden ser más dispares entre si y tienen constantes puyas verbales que nos hacen tener una sonrisa constante e incluso más de una carcajada.
Mark me ha encantado , borde a veces, pero seductor y encantador cuando quiere, pero con Chelsea he tenido momentos en que la encontraba un poco superficial, eso si, no he podido dejar de imaginarmela como a Dolly Parton.
En cuanto a los secundarios, sale de pasada la historia de Bo con Jules y además aparece todo el equipo de los Chinooks, ya que el libro empieza justo cuando acabó el anterior, en el que habían ganado la Copa.
Puede que la historia no sea de las más romántica , pero lo compensa por el buen rato que pasas con ella.
Mi valoración 4/5
Mark Bressler llevaba siendo el capitán de los Chinooks, el equipo de hockey de Seatle, unos seis años, vivía para jugar y ganar, era un capitán apreciado y querido por todos sus compañeros, y su mayor sueño era conseguir la copa Stanley que es el mayor premio para ese deporte. Cuando ya estaba a punto de conseguirlo tiene un grave accidente de coche en el que casi pierde la vida y que lo aleja para siempre de las pistas de hielo. Su equipo consegui ganar la copa, pero sin él. La recuperación de Mark es lenta y su ánimo no ayuda, su vida era el hockey y ahora ya no podrá volver a jugar haciendo que se sienta un poco a la deriva sin saber que hacer con su vida, pero el equipo de Seatle sigue mirando por una de sus mejores estrellas y contratan a un sin fin de enfermeras que apenas duran unas horas en su puesto de trabajo debido al humor de Mark, hasta que aparece en escena una peculiar mujer, Chelsea Ross, que no es enferma pero si asistenta personal de estrellas cuando no está intentando ser actriz.
Chelsea acaba de llegar a Seatle cuando su hermana gemela Bo que trabaja para los Chinooks, le consigue el trabajo como asistente de Mark Bressler. Lleva años intentan triunfar como actriz pero lo máximo que consigue son papeluchos breves en películas de serie B y ha trabajado para muchas estrellas que consiguen lo que ella tanto anhela, pero una de las cosas que más desea y quiere, es una reducción de pecho. Chelsea es bajita y al igual que su hermana y su madre, está dotada de una gran delantera que ella considera una fuente de problemas y uno de los principales motivos de que siempre le den los mismos papeles como actriz. La oferta de trabajo de los Chinooks viene incentivada por una suculenta suma de dinero si consigue aguantar tres meses a las órdenes de Mark Bressler, justo el dinero que necesita para hacerse la deseada operación, por lo que tendrá que aguantar como sea al irascible capitán de hockey.
Una tarea resulta difícil y complicada desde el primer momento cuando conoce a Mark y lo primero que hace es insultar su ropa y su capacidad mental. Mark no quiere una niñera, ya se siente bastante inútil y no quiere a nadie pululando al rededor suyo intentando hacer las cosas que él debería ser capaz de hacer solo, pero en cuanto conoce a Chelsea sabe que será un problema para él, nada de lo que le dice parece afectarla demasiado, es irritante y respondona pero lo peor de todo es la atracción que empieza a sentir por ella. Y Chelsea está decidida a conseguir ese dinero sea como sea, por lo que intentará aguantar el humor de perros de su nueve jefe y mantener a raya la atracción que con el tiempo surge entre los dos.
Es un libro corto, sencillo, con buenos diálogos y bastante humor que como dije no es de los mejores de la autora, pero que yo disfruté mucho y que a parte de entretener, deja un buen sabor de boca.
Bueno.