Detalle de la opinión

4.3 3 0.5
nada-mas-que-problemas
Romántica actual 342
Una de las novelas de Rachel Gibson con las que más he disfrutado
Valoración
 
5.0
5º Team Hockey Chinooks

Mark Bressler era el capitán de los Chinooks cuando el equipo disputaba los playoffs, pero un terrible accidente de tráfico que casi le cuesta la vida lo apartó de la competición. Finalmente lograron la victoria y una nueva Stanley cup para el equipo. Pero sin Mark. Cuando da comienzo la novela, Bressler se encuentra en una rueda de prensa junto a Ty Savage, el jugador que lo sustituyó como capitán y con el que no ha tenido sus más y sus menos, tratando de aparentar alegría por la victoria del equipo y sorteando las preguntas sobre su futuro. A raíz del accidente no podrá volver a jugar al hockey. Y a los treinta y ocho, tras toda una vida como deportista y jugador de los Chinooks, se abre un incierto camino para él. Pero lo cierto es que la victoria no la siente suya y el Mark que se nos describe es un hombre distante y amargado.

Chelsea Ross es la última, de una larga lista, asistenta social contratada por los Chinooks. Ninguna dura en el empleo demasiado tiempo. O bien Mark las despide o les hace la vida imposible para que dejen el trabajo. Chelsea es en realidad actriz, aunque hasta el momento su carrera no ha despegado aún. No ha pasado de pequeños papeles o de extra en películas de terror. Su imagen de chica sexy no la ha ayudado a que los productores y directores de cine vean en ella algo más que un cuerpo para interpretar papeles de chica sexy y desinhibida.

Gracias a su hermana gemela, Bo, que trabaja en las relaciones públicas de los Chinooks, Chelsea consigue el trabajo de asistenta de Mark Bressler. Ya desde el primer encuentro entre ellos queda claro que Mark no piensa ponérselo fácil, más bien al contrario. Así como hiciera con sus predecesoras le hará la vida imposible para que dimita.

Pero Chelsea tiene motivos más que suficientes para aferrarse a ese trabajo y a la suculenta cifra que le han ofrecido si consigue permanecer en dicho puesto hasta que el contrato expire. Así que el invencible ex-jugador de los Chinooks tiene ante él a una oponente bajita y sexy, pero muy dura de roer.

De todas las novelas que componen la saga de los jugadores de los Chinooks, para mí Nada más que problemas es una de las más divertidas y chispeantes que he leído. Durante más de la mitad de la novela me he encontrado inmersa en una historia que me ha hecho reír y con ganas. La lucha verbal entre Mark y Chelsea es ingeniosa y refrescante. Y entre pulla y pulla comienza a aparecer una potente atracción entre ellos que hace que la novela además de divertida tenga amor y una buena dosis de sensualidad.

Tal vez las historias de Rachel Gibson puedan parecer un poco superficiales. En el caso de Nada más que problemas diría que incluso excéntrica (hay escenas con las que destornillas de la risa) pero, bajo la superficie, hay dos personajes que no son tan duros como parecen y que también ellos, como todos, tienen sentimientos, miedos e inseguridades que les hacen ser un poco vulnerables.

A diferencia de otras novelas de la saga, ésta más que en la competición deportiva se centra en qué sucede con un jugador que abandona la práctica del deporte. Y qué sucede cuando debe hacerlo antes de lo planeado, por cuestiones médicas. Qué sucede con alguien como Mark Bressler.

Lo cierto es que durante gran parte de la novela, se nos describe a un hombre que vive con grandes dolores físicos, con la mente embotada por la medicación que debe tomar y con un carácter agrio. Pero enfrente se topa con alguien como Chelsea.

Chelsea es chispeante, un soplo de aire fresco en la vida de Mark, aunque al principio, tal vez, él no se percate de ello. Es una mujer que tiene muy claro qué quiere hacer con su vida, aunque sus metas son difíciles de lograr. Ha vivido durante años en California, tratando de hacerse un hueco como actriz, pero no ha pasado de pequeños papeles en películas de terror bastante malas. Cuando las cosas no le fueron muy bien comenzó a trabajar como asistente de actores y modelos, a veces soportando insinuaciones muy desagradables. A causa de su físico, es bajita y con grandes pechos, su imagen no le ha ayudado demasiado. Por eso ha decidido hacerse una reducción de pecho. Así que cuando su hermana la recomienda para el puesto de asistente de Mark Bressler -aunque secretamente desea que abandone California y sus sueños de actriz- no se lo piensa demasiado.

Con el ingenio que, en mi opinión, caracteriza a Rachel Gibson, nos encontramos ante una historia que se hace muy entretenida de leer. Tal vez podría ser un poco más romántica, ya que gran parte de la novela se centra en los enfrentamientos verbales y de ingenio entre Mark y Chelsea, con lo que a veces no hay demasiadas escenas románticas, pero es una bonita historia. Y poco a poco algo comienza a nacer entre ellos, dando lugar así a la historia de amor que esperamos.

No diré que Nada más que problemas es la mejor de las novelas de Rachel Gibson, pero sí es una de las que más me ha hecho reír. Sin embargo, como comento antes, no es una novela tan excéntrica como pudiera parecer.

Y además de la Mark y Chelsea cuenta con una historia secundaria bastante atractiva: la de Bo, la gemela de Chelsea, y Jules.

Chelsea y Bo son muy diferentes. No físicamente, claro está, aunque también son bastante opuestas en la forma de vestir y de peinarse. Mientras Bo es una mujer de blancos y negros, como la describe Chelsea, ella viste con colores vivos y estridentes -una de cuyas peculiaridades da lugar a escenas muy divertidas con Mark- y mientras Chelsea llevo el cabello rubio y rosa, Bo lo lleva oscuro. Pero aparte de eso tienen metas muy diferentes, lo que cuando comienzan a vivir juntas da lugar a que entre ellas se produzcan algunas fricciones e incluso confesiones que terminan hiriendo a Chelsea.

Pero centrándonos en la historia de amor de Nothing but trouble diré que me ha gustado mucho. Sí es cierto que al principio la interacción entre Mark y Chelsea es más una lucha de voluntades, él trata de hacerle la vida imposible para que dimita y ella haciendo gala de un carácter tal vez un poco infantil le planta cara y, a su vez, también comienza a molestarlo a él. Sin embargo, también como digo antes, es para mí una de las novelas más divertidas que he leído de los Chinooks.

Me ha gustado como nos va describiendo la evolución que sufre Mark. Como Chelsea contribuye a ello haciéndole observaciones que tal vez otros a su alrededor no se atreven. Con sus observaciones puntillosas y con su determinación por mantener su trabajo empuja a Mark a hacer cosas que ni se había planteado. Me ha gustado especialmente el papel que juega el pequeño Derek en esto.

Pese a la temática que cuenta, Nothing but trouble no es ni mucho menos una novela con una fuerte carga emocional. Sí se nos describe a un deportista un poco amargado por no poder continuar con su profesión, un hombre que no cree en el amor y que no sabe qué hacer con su vida. Pero es una historia divertida, sencilla, franca que habla de personas que renacen, de nuevos comienzos y de cambios.

En fin, que para mí es una de las novelas de Rachel Gibson con las que más he disfrutado. No será la mejor, pero pasa a formar parte de las que leeré y releeré muchas veces.
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