Cada vez que leo un libro de esta autora me sorprendo, ya que siempre deja el listón altísimo. parece imposible que se pueda superar de una vez a otra, y sin embargo, con cada nueva historia lo hace magistralmente.

Una maravilla me ha parecido este libro, lo he devorado y naturalmente ahora queda la resaca literaria, porque es imposible sacarse de la cabeza y del corazón a Grace y Jackson.

La vida de Grace se ve truncada cuando Fynn, su marido, decide abandonarla. Él quiere algo más y ha puesto fin a muchos años de matrimonio. Grace y Fynn son de Chester, un pequeño pueblo de Georgia, él ha encontrado un puesto de trabajo en el hospital de allí, Grace pasará las vacaciones con los suyos hasta que tenga arreglada su casa en Atlanta.

Grace emprende camino hacia Chester en su viejo automóvil, que justo al llegar a destino se estropea; suerte de un joven bastante desagradable que se pone al volante e impide que Grace tenga un accidente.

Jackson reconoce a Grace en cuanto la ve, sabe que es de la realeza de Chester y su antipatía hacia ella no se hace esperar, pero para su mala suerte el viejo automóvil acaba en su taller, lo que implica que la tendrá que ver más de lo que desea.

Grace y Jackson se encontrarán varias veces, y a pesar de que el joven se siente reacio a tratar con ella, no puede evitar salir en su apoyo y darle fuerza y ánimo cada vez que los cotilleos hacen mella en ella.

Con el paso de los días Grace ve al verdadero Jackson, no el joven del que la gente habla y llama monstruo, sino al que hay detrás de esa fachada de indiferencia y desprecio. Y entre los dos surge una bonita amistad, en la que ambos se van abriendo poco a poco y encuentran la tabla de salvación en el otro.

¿Podrán librarse de los estigmas del pasado?

No me atrevo a decir que es la historia que más me ha gustado de esta autora, porque todas son preciosas, pero desde luego, es seguro que será una de las mejores lecturas del año.

Qué decir de los personajes, porque ellos lo son todo en la historia, esa forma que tiene la autora de hacerlos evolucionar, de recomponer sus corazones.

Grace es la hija del predicador de Chester, se ha criado con la rectitud que eso implica, siempre ha puesto por delante los deseos de los demás ante los suyos propios. Ella realmente no se conoce. Ha pasado por mucho en los últimos tiempos, pero tiene una bondad infinita y aguanta lo que no está escrito, hasta que entra Jackson en su vida y la ayuda a abrir los ojos a una nueva vida en la que ella decide y ella dispone.

Jackson siempre ha sido el marginado del pueblo, un niño solitario con un padre alcohólico, que durante toda su vida ha sido maltratado por un pueblo que en apariencia son unos beatos. Jackson sabe lo que es la pérdida y su corazón se ha cerrado al amor, al cariño y a la amistad. Sin embargo, conocer a Grace le hace tener ilusión, esperanza y ser el joven que realmente es.

La relación que nace entre los dos es sencillamente preciosa, va pasito a pasito, entregando cada vez un poquito de corazón, descubriendo juntos un mundo que no conocen.

En cuanto a secundarios, hay bastantes, sobre todo las familias de nuestros protagonistas; personas que tienen mucho que decir o que callar, amigos incondicionales y gente dañina. Todos valen muchísimo la pena y nos van a dar alguna que otra sorpresa, y a muchos los vamos a ver evolucionar a la vez que los protagonistas.

No hace falta que diga que la pluma de la autora es sublime y que te lleva de la mano por un mundo de sensaciones. La historia está narrada en primera persona, en su mayor parte desde el punto de vista de Grace, y los capítulos de Jackson se alternan entre el pasado y el presente.

Notas para Grace es una historia preciosa que alberga muchos sentimientos, dolor, pérdida, traición y soledad, pero también es un canto de esperanza, autodescubrimiento, amor, perdón y sobre todo de segundas oportunidades. Una historia en la que dos personas con un corazón roto se encuentran, se apoyan y juntas unen los pedacitos, porque si algo se merecen los dos es ser felices.

Una novela que recomiendo encarecidamente.