Detalle de la opinión
5.0 2 0.5Es una preciosa historia de segundas oportunidades
Valoración
5.0
Descubrí a esta autora con Cruzando los límites una novela new adult y desde entonces he disfrutado con cada uno de los libros que ha publicado, con Palabras que nunca te dije, María se estrena con la romántica adulta, y desde luego a mí me ha conquistado completamente, ¡vaya delicia de libro!
Sara está a punto de cumplir los treinta años, pero se siente como si tuviera muchos más, su vida es una rutina en la que solo es esposa y madre, ya no recuerda como es sentirse mujer. Vive un matrimonio que la ha ido apagando poco a poco, su marido no le presta atención y en cuanto tiene ocasión la humilla, así que Sara, se ha dedicado por completo a ser madre, y su vida es su hijo Daniel de diez años.
Pero Sara no sabe que su vida está a punto de dar un giro de ciento ochenta grados, en el momento en que su mejor amiga Christina le pide que la ayude, tiene que ir a Tullia, al Château que ha heredado de su padre, y ocuparse de que las reformas se hagan en su plazo.
Jayden no está en su mejor momento, llegó a Tullia hace siete meses con una misión y todavía no la ha llevado a cabo, tiene que hacer frente a sus demonios y lamerse sus heridas, y en esa preciosa localidad, ha encontrado la paz que necesitaba, está a gusto entre los amables vecinos, a los que ayuda haciendo chapuzas y reparaciones.
La casualidad hará que las vidas de Jayden y Sara se crucen, él la ayudará con las reformas a cambio de alojamiento y lo que empieza con amistad y coqueteo, se irá haciendo más y más fuerte, pero ¿les dará la vida la oportunidad de estar juntos?.
Como he dicho al principio, me ha parecido una historia preciosa, por no hablar de los personajes que me han enamorado y no me los saco de la cabeza.
Sara es una mujer vacía, su vida siempre ha sido de renuncias, su padre enfermó cuando ella era muy joven, y tuvo que dejar de lado sus sueños e ilusiones para sacar adelante a su familia, se casó muy joven e ilusionada con Collin, dieciséis años mayor que ella, y que ha resultado ser un egoísta redomado que no repara en ella y que a la menor ocasión no duda en degradarla, así que Sara se ha dedicado a su hijo, al que protege tanto que llega a agobiar. Sara tiene muchas inseguridades y cuando se le presenta la ocasión de ir a Tullia no se ve capaz de afrontar las responsabilidades, pero una vez allí, sale la joven que era, alegre, feliz, autosuficiente y por primera vez siente que es deseada y valorada.
Jayden, es de esos protagonistas que no te queda otra que adorar, que mientras él enamoraba a Sara, me iba enamorando a mí también, es divertido, romántico, detallista y un pícaro de mucho cuidado, me ha encantado como trata a Sara, como la ayuda a ganar confianza, a perder timidez, como la ayuda a evolucionar y a convertirse en una mujer fuerte.
Como secundarios los hay muy buenos, todos los vecinos de la localidad son un encanto, Daniel, un niño que adora a su madre, dulce y cariñoso, Christina, esa amiga que ve que Sara se está consumiendo y solo quiere ayudarla, y por último Collin, un personaje al que se coge un odio visceral.
Con esta novela, María ha demostrado que puede escribir lo que quiera, porque todo se le da increíblemente bien, tiene una forma de narrar impecable, diálogos divertidos y sobre todo sabe cómo transmitir los sentimientos, de forma que te pones en la piel de los protagonistas y sientes con ellos.
En definitiva, Palabras que nunca te dije es una preciosa historia de segundas oportunidades y de amor con mayúsculas, una historia tierna y romántica, con unos protagonistas muy complejos, bien definidos, que me han robado el corazón. Es una historia de esas que no quieres que se acabe nunca, pero cuando lo hace te deja con una gran sonrisa y completamente satisfecha.
Sara está a punto de cumplir los treinta años, pero se siente como si tuviera muchos más, su vida es una rutina en la que solo es esposa y madre, ya no recuerda como es sentirse mujer. Vive un matrimonio que la ha ido apagando poco a poco, su marido no le presta atención y en cuanto tiene ocasión la humilla, así que Sara, se ha dedicado por completo a ser madre, y su vida es su hijo Daniel de diez años.
Pero Sara no sabe que su vida está a punto de dar un giro de ciento ochenta grados, en el momento en que su mejor amiga Christina le pide que la ayude, tiene que ir a Tullia, al Château que ha heredado de su padre, y ocuparse de que las reformas se hagan en su plazo.
Jayden no está en su mejor momento, llegó a Tullia hace siete meses con una misión y todavía no la ha llevado a cabo, tiene que hacer frente a sus demonios y lamerse sus heridas, y en esa preciosa localidad, ha encontrado la paz que necesitaba, está a gusto entre los amables vecinos, a los que ayuda haciendo chapuzas y reparaciones.
La casualidad hará que las vidas de Jayden y Sara se crucen, él la ayudará con las reformas a cambio de alojamiento y lo que empieza con amistad y coqueteo, se irá haciendo más y más fuerte, pero ¿les dará la vida la oportunidad de estar juntos?.
Como he dicho al principio, me ha parecido una historia preciosa, por no hablar de los personajes que me han enamorado y no me los saco de la cabeza.
Sara es una mujer vacía, su vida siempre ha sido de renuncias, su padre enfermó cuando ella era muy joven, y tuvo que dejar de lado sus sueños e ilusiones para sacar adelante a su familia, se casó muy joven e ilusionada con Collin, dieciséis años mayor que ella, y que ha resultado ser un egoísta redomado que no repara en ella y que a la menor ocasión no duda en degradarla, así que Sara se ha dedicado a su hijo, al que protege tanto que llega a agobiar. Sara tiene muchas inseguridades y cuando se le presenta la ocasión de ir a Tullia no se ve capaz de afrontar las responsabilidades, pero una vez allí, sale la joven que era, alegre, feliz, autosuficiente y por primera vez siente que es deseada y valorada.
Jayden, es de esos protagonistas que no te queda otra que adorar, que mientras él enamoraba a Sara, me iba enamorando a mí también, es divertido, romántico, detallista y un pícaro de mucho cuidado, me ha encantado como trata a Sara, como la ayuda a ganar confianza, a perder timidez, como la ayuda a evolucionar y a convertirse en una mujer fuerte.
Como secundarios los hay muy buenos, todos los vecinos de la localidad son un encanto, Daniel, un niño que adora a su madre, dulce y cariñoso, Christina, esa amiga que ve que Sara se está consumiendo y solo quiere ayudarla, y por último Collin, un personaje al que se coge un odio visceral.
Con esta novela, María ha demostrado que puede escribir lo que quiera, porque todo se le da increíblemente bien, tiene una forma de narrar impecable, diálogos divertidos y sobre todo sabe cómo transmitir los sentimientos, de forma que te pones en la piel de los protagonistas y sientes con ellos.
En definitiva, Palabras que nunca te dije es una preciosa historia de segundas oportunidades y de amor con mayúsculas, una historia tierna y romántica, con unos protagonistas muy complejos, bien definidos, que me han robado el corazón. Es una historia de esas que no quieres que se acabe nunca, pero cuando lo hace te deja con una gran sonrisa y completamente satisfecha.