¡Madre mía! Otra autora nueva a la que hay que tener muy en cuenta y otro libro que me ha sorprendido mucho y muy gratamente, aunque me ha dejado mordiéndome las uñas y esperando con ganas su continuación.

Rebeka ha ido a Londres a una despedida de soltera, está en un pub con sus amigas y viendo como hacen el ridículo se sienta en la barra esperando que todo acabe, pero a su lado se coloca Gary, un joven que dice ser un rockero famoso. Entre cervezas y risas los dos conectan perfectamente, Rebeka acaba durmiendo la borrachera en casa de Gary y comprueba que realmente forma parte del famoso grupo Everlasting Wound.

La conexión entre ellos ha sido tan fulminante que pasan el fin de semana juntos, como amigos nada más, y con la promesa de continuar viéndose y manteniendo así, una complicada relación a distancia.

Rebeka es una joven de veinticinco años, está en su último año de carrera en Bilbao, su ciudad natal, y comparte piso con su amiga Ana. Está superando todavía una relación que le ha hecho mucho daño, Alex, su ex, la engañaba, aunque su relación también era bastante tóxica, por eso Rebeka, aunque es una joven abierta y desenfadada, tiene muchas inseguridades y muchos miedos.

Gary Connoly es una estrella del rock de treinta y tres años, es el cantante del grupo que lo ha llevado a lo más alto, pero que también le ha hecho pasar por experiencias dolorosas. Cuando conoce a Rebeka, le gusta lo abierta y natural que es, pero sobre todo que no lo reconoce, que no está con él por quien es. Así queda completamente seducido por ella y quiere que haya algo entre ellos, pero ha de ir despacio, porque tiene miedo a meter la pata, como viene siendo habitual en él.

Los dos personajes me han encantado, Rebeka ha perdido un poco de la chispa que la caracterizaba después de su relación con Alex, pero aún así es una joven fuerte que lucha por superar sus miedos que le han marcado durante mucho tiempo.

Gary, ¿qué se puede decir de él? Aparte de que te hace babear, es el típico rockero malote que no tiene filtro al hablar, que comete locuras, pero que conquista con su actitud bromista y sexy.

Pero no todo es oro lo que reluce y Gary guarda muchos secretos que pueden hacer peligrar la relación que ha comenzado a surgir entre ellos.

En cuanto a secundarios hay que destacar a Ana, la amiga de Rebeka y su principal apoyo, ella siempre está ahí para hacerle ver lo mucho que vale y para darle un empujoncito si hace falta. También tenemos a Alex, un personaje que no se hace de querer, pero que está ahí dando por saco, y también Josh y Halley, personajes más cercanos a Gary, que todavía no he descubierto como son realmente.

La narración es ágil y fresca, con diálogos geniales y muy divertidos, sin embargo no estamos ante una novela ligera, pues hay una trama mucho más profunda detrás de esos complejos personajes.

En definitiva, Todas las malditas decisiones es una novela adictiva de principio a fin, que te deja con ganas de continuar con la historia de Rebeka y Gary, nos cuenta una compleja relación, primero por la distancia, y después porque aunque hay mucha pasión y mucho amor, dominan los miedos e inseguridades. Además cuenta con unos protagonistas muy bien definidos que tienen mucho que trabajar y evolucionar si quieren que su relación llegue a buen puerto.