Si algo voy a sacar de bueno de este confinamiento que estamos sufriendo, es que a la falta de poder comprar novedades en papel, voy a ir leyendo los que ya llevan tiempo esperando en mi estantería y pidiendo a gritos que me ocupe de ellos, como ha sido el caso de Mi única reina.

Han pasado ya algunos meses desde que leí Mi amor prohibido, sin embargo, recuerdo la cara que se me quedó cuando vi el giro que había al final del libro.

Y si la relación entre Adeline y Josh ya era complicada por sus diferentes status, ella princesa, él un famoso actor de Hollywood, ahora parece del todo punto imposible.

Tras el fatídico suceso que ha acontecido en la familia real inglesa, Adeline tiene que hacer frente a sus obligaciones, algo que en su mente ni siquiera era imaginable. Aunque no se ve capacitada para llevar la corona y no quiere dejar al único hombre que le hace sentir bien y con el que se siente libre, tampoco quiere hacer daño a su familia renunciando a todo y que salga a flote lo que hay detrás de la cortina de humo que es la monarquía.

Así es como Adeline se ve envuelta en una vida que, si antes le agobiaba ahora le ahoga, pero por encima de que lo que ella desea ha de cumplir con su deber, tiene que proteger a los suyos de las mentiras que han ido pasando de generación en generación. De la noche a la mañana se verá manejada por los fieles asesores de su padre, que no dudarán en hacer cualquier cosa para que se aleje de Josh, ya que no tiene cabida en su nueva vida.

Pero Josh, ahora que ha encontrado una mujer de la que se ha enamorado, no se lo pondrá nada sencillo, y hará lo imposible para que Adeline lo incluya en sus planes, aunque tenga que ser aceptando migajas.

En esta ocasión vemos a una Adeline con mucha inseguridad, su nuevo mundo puede con ella, su rebeldía no sirve de nada ante los asesores que una y otra vez intentarán controlarla. Pero este personaje está dotado de una fuerte personalidad y poco a poco vemos cómo va cambiando, cómo va imponiendo sus ideas, sus gustos y sobre todo cómo acepta que sin Josh no es vivir, y aceptará que ha de estar con ella.

Josh al principio me ha saturado un poco, resulta un poco pesado y acosador, ya que no se hace a la idea de que el mundo de Adeline ya no es el mismo y lleva mucha presión sobre sus hombros. Suerte que con el paso de la historia Josh va entrando en razón y acepta lo que ella pueda darle.

La estructura viene siendo la misma que la de la primera entrega, encuentros clandestinos y buscando una solución que sea favorable para ellos, aunque también hay la consiguiente presión para que Adeline contraiga matrimonio con Haydon, un hombre que tenían destinado para ella.

En esta historia está claro que la principal protagonista es Adeline, y me ha encantado ver su evolución a lo largo de la misma. De ser una joven rebelde e irresponsable, a cargar con una pesada losa que poco a poco va dominando y haciéndose valer. Me han gustado las decisiones que va tomando y el carácter que acaba por salir a la superficie.

Josh está ahí todo el tiempo y es un personaje que me ha gustado bastante, aunque en ocasiones ha bajado el listón por su actitud agotadora y dominante, algo que me hacía renegar de él.

Como secundarios destacar sobre todo a Damon, el guardaespaldas, que a veces ejerce como un padre de Adeline, que la cubre, la aconseja y la bronquea si es necesario. Es un personaje de los que hacen mella, igual que Kim, la secretaria y amiga de la protagonista.

Mi única reina es una historia adictiva que engancha fácilmente al lector y que habla de lo que se esconde detrás de las paredes de un palacio real, además nos cuenta una historia de amor prohibido de dos personas que tendrán que superar muchos obstáculos para poder ser felices.