Después del desenlace del libro anterior, en el que la autora soltó la bomba, tenía curiosidad por saber cómo iban a salir Tess y Scott del entuerto donde se habían metido.

Pues bien, creo que se podría haber ahorrado perfectamente este libro y hacerlo en uno, pues está cargado de escenas de sexo, que hacen que la trama en sí ocupe muy pocas páginas.

La verdad es que es un libro adictivo que se lee de una tirada y que, aunque durante buena parte de él no pasa casi nada, es hacia el final que empezamos a descubrir algunas cosas y se pone interesante.

En cuanto a los personajes, me han gustado y me han decepcionado a partes iguales.

Tess es una joven luchadora que tiene las cosas y prioridades muy claras, sin embargo, me hubiera gustado si hubiera mostrado más genio, y no solo con Scott, también con su jefa y amiga Kendra.

Scott me ha gustado en cuanto a sus sentimientos hacia Tess, como lucha por ella, pero no me ha convencido nada la dependencia que tiene de su padre, la verdad es que pierde mucho del poderío que mostraba en la primera entrega.

En cuanto a secundarios, aquí sobresale el abuelo de Scott, que está a su favor y le da buenos consejos. Tey, que tampoco he encontrado mucho sentido a la historia que desarrolla hacia el final, y tenemos también a Kendra, que no me ha gustado nada de nada, no he justificado para nada sus cambios y giros constantes.

En esta ocasión la autora opta por la narración a dos voces, cosa que se agradece porque Scott tiene que lidiar con algunas cosas y es necesario saberlo a través de él.

Un hombre para siempre es una historia que continúa la estela del primero, aunque a mi parecer, sobran muchas páginas que están rellenas con escenas de sexo, aun así, como no es muy extenso se lee bien y rápido.