Detalle de la opinión

4.9 4 0.5
amante_de_nadie_mb
Romántica histórica 119
Una bonita historia
Valoración
 
4.5
Segundo libro de la trilogía Amantes

Lord Ferdinand Dudley viaja al condado de Somersetshire, a la pequeña aldea de Trellick, para reclamar la propiedad que ha ganado, a manos de Lord Bamber, en una partida de cartas. Pese a que está convencido de que encontrará una casa abandonada y desvencijada -después de todo, quien en su sano juicio apostaría una magnífica casa de campo- decide ir a comprobarlo con sus propios ojos.
Cuando llega a Trellick, sus residentes, están festejando el 1 de mayo, y Ferdie se une a la celebración. Entre los lugareños le llama la atención una joven especialmente bonita, exuberante y alegre, con la que no duda en coquetear y bailar, y a la que incluso roba un par de besos.

La joven, Viola, es una de las organizadoras de la fiesta y se mezcla entre la multitud como si de una campesina más se tratara. Baila, ríe y coquetea con el apuesto caballero; incluso deja que la gitana le lea el futuro, quien le predice que tenga cuidado con un desconocido alto y moreno que podría desbaratar su vida si no conquista antes su corazón...

Al día siguiente, Ferdie se persona en Pinewood Manor, su nueva propiedad, para reclamar y tomar posesión de la misma. Al llegar recibe tres increíbles sorpresas: la primera que la propiedad parece gozar de un próspero estado; la segunda es que no está deshabitada; y la tercera, que su residente es Viola Thornhill, la joven con la que bailó la noche anterior.

Viola Thornhill lleva dos años viviendo en Pinewood Manor. En dicho periodo de tiempo se ha convertido en uno de los pilares de Trellick. Lleva una vida tranquila, plácida. Ha dejado atrás un pasado que desea olvidar. Participa activamente en la comunidad, organiza actividades y aporta su ayuda en todo aquello en que puede hacerlo. De modo que se ha ganado el cariño y respeto de la gente, sobre todo de los trabajadores de Pinewood.
Cuando Ferdinand le informa que ahora Pinewood le pertenece, el enamoramiento que Viola comenzaba a sentir por él se desvanece, la paz tan duramente conquistada se va amenazada. Y le advierte que no está dispuesta a abandonar su propiedad. Le pertenece, tal como el difunto conde de Bamber le prometió antes de morir.

Pero no hay constancia de ningún testamento, codicilo o última voluntad que así lo certifique y, mientras la justicia sigue su curso y dictamina quién de los dos es el verdadero dueño, estalla una batalla sin cuartel. Hay una propiedad en juego, dos posibles propietarios, ninguno de los dispuestos a renunciar a ella. Ambos se atrincheran bajo el techo de Pinewood, determinados a ahuyentar al enemigo... pese a la atracción mutua, más que evidente, que se respira en el aire. ¿Quién será el vencedor?

Amante de nadie, la segunda de las novelas que componen la trilogía Amantes, nos cuenta la historia de Lord Ferdinand Dudley, el hermano del arrogante duque de Tresham.
A diferencia de su réprobo hermano mayor, Ferdie es extremadamente simpático, cariñoso y encantador. Además es apuesto, leal y protector. Siendo un Dudley es impaciente, determinado e impulsivo. Pero tiene buen corazón.
Durante gran parte de la novela Viola se nos muestra como un personaje imprevisible. O más bien un personaje con dos personalidades, dos vidas que colisionan con la llegada de Ferdie y amenazan la existencia con la que ha soñado durante mucho tiempo.

Desde mi punto de vista la novela puede dividirse en dos partes. Una que transcurre en el pueblecito de Trellick, donde Ferdie y Viola se conocen, se enfrentan por Pinewood y, también, se enamoran; y otra que tiene lugar en Londres, donde conocemos la anterior vida de Viola y donde se reencuentran y la historia sigue su curso.

La primera parte me ha encantado. Me ha divertido, me ha emocionado y mantenido en vilo de principio a fin. En ella se rescata parte de aquel carácter tan peculiar que aderezó gran parte de Más que una amante. En ella impera la risa, el desparpajo y también una historia de amor dulce y romántica que nace en un entorno muy bucólico.
La segunda parte cambia de cariz, pues es en ella donde conocemos la vida pasada de Viola, una vida que es amarga, dura y difícil. Al conocer esa vida podemos entender mejor su reticencia a renunciar a Pinewood y entender mucho más sobre este personaje, a veces un tanto opaco.
Las características que han marcado su vida no propicia que la trama mantenga el carácter desenfadado y risueño de la primera mitad, pero también hace que entren en escena varios personajes: el duque y la duquesa de Tresham, Lord y Lady Heyward, Lady Webb, Lord Bamber, así como la familia de Viola y Daniel Kirby, entre otros y se desarrollen nuevas subtramas.

Si Más que una amante la describiría como una lectura deliciosa, dulce, romántica, divertida; Amante de nadie es una historia, por el contrario, menos dulce, donde ese halo risueño y divertido va difuminándose según avanza la novela. Pero es una historia que también ha atrapado de principio a fin, que me ha mantenido con el corazón encogido mientras la leía.
Sin duda Viola es el personaje más complejo de la historia. Dulce en ocasiones, áspera en otras, y de personalidad voluble -así al menos lo pareciera hasta que comprendes el porqué de todo- hace que la lectura sea más impredecible.

Me resulta complicado explicar determinadas impresiones que me he formado sin contar el pasado de Viola, algo que no deseo hacer, puesto que en él se encuentran las respuestas a las preguntas que, mientras leemos, nos hacemos. Pese a que ese pasado se nos desvele durante la primera mitad, creo honestamente, que no debo explicarlo aquí.

Amante de nadie es una bonita historia, dulce en ocasiones, amarga en otras. Creo, sinceramente, que Ferdie es un personaje al que es más fácil tomar cariño porque en todo momento se muestra abierto y sincero. Viola es cerrada, desconfiada. Es dura. Pero debajo de esa coraza se esconde una joven sencilla y soñadora: la muchacha que bailaba en la fiesta del 1 de mayo.
Sinceramente, me ha gustado mucho esta novela. No tanto como la anterior ni como la historia de Angie, Lady Heyward, que es la siguiente de la trilogía. Ésta es, sin duda, la menos divertida de las tres, pues es una historia más amarga, menos dulce, donde hay una protagonista curtida y golpeada por la vida, y un héroe que, al fin, no es otra cosa que un caballero de brillante armadura dispuesto a salvarla. En cualquier caso, me ha parecido una bonita historia.
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