Hace unos años no me gustaba leer antologías, pero empecé con algunas de Lisa Kleypas y, le he cogido el gusto a este tipo de historias. Son cortas, con la acción muy rápida y las puedes leer de un tirón, por lo que, hay días, que esto es lo que busco. Más aún cuando las autoras son maestras en su género, como, en este caso Jane Feather, Patricia Coughlin, Sharon y Tom Curtis, Elizabeth Elliot, Patricia Potter y Suzanne Robinson.

Hay un prologo, narrado por Jane Feather, donde nos presenta la historia de un tarro mágico, que hace que el que lo posea consiga sus deseos.

Después empiezan las historias, todas con un denominador común, que es el tarro mágico y que varían en el resto del contenido. Todas transcurren en el siglo XIX, del año 1814 hasta el 1857. Varían, tanto en el contenido, como en la ubicación, aunque todas se sitúan en Inglaterra.

Los temas que abordan las autoras, son bastante utilizados en este género. La primera nos presenta la dificultad de una mujer para pertenecer al mundo de la ciencia. La segunda, una mujer desengañada, intenta vengarse del hombre que le destrozó el corazón. La tercera, es sobre la situación de los hijos ilegítimos y, al mismo tiempo nos relata una asociación de dichas personas que se ocupan de intentar solucionar las consecuencias. La cuarta, trata un tema muy de moda en la época, las pitonisas. La quinta, que transcurre en Cornualles, se adentra en el contrabando, tan famoso en aquella zona y, la última, nos relata las peripecias de una mujer, gran defensora de los animales, frente a un matrimonio de conveniencia.

En todas y, cada una de ellas, he encontrado mucha ternura y amor. En algunas mucho más sentido del humor que en otras. Y, en todas una sensualidad elegante. Están bien ambientadas y, pese a lo corto del relato, no sientes la falta de ningún detalle. No ahonda demasiado en los personajes, pero los conoces, perfectamente, con la narración. Hay personajes singulares y carismáticos- Unos te gustan mucho y unos pocos te repelen, pero, desde luego te distraen de la cotidianidad.

Todas las historias, tienen una moraleja, la cual conozco y creo que la mayoría también. El que lucha por sus deseos, acaba viéndolos cumplidos.