- Romántica histórica
- El marqués y el deber
El marqués y el deber
Detalles del libro
- Romántica histórica
Libro 6 de la serie Amor, deber y amistad
¿Importa algo más que no sea el deber, incluso si se le ha entregado la vida a la mujer amada?
El marqués de Ailsa, Patrick Manchester, se debe a su familia y a la Corona, y no necesariamente en ese orden. Es frío, calculador, intuitivo y sus prioridades no están del todo claras. Un simple vistazo es lo que le hace falta para predecir las acciones e intenciones de sus oponentes. Su mayor problema tiene nombre de mujer: Gertrude.
Ella está convencida de que ese hombre tan contradictorio nunca será suyo. Por lo que, dispuesta a obviar lo que su corazón tanto anhela, la dama se concentrará en buscar a un pretendiente que verdaderamente la quiera, por más que eso suponga no poder descubrir lo que es el amor en su máximo esplendor.
Una pareja que lo tiene todo a su favor para ser grande, y solo la obligación los pondrá a prueba. A él más que a ella.
Opiniones de los usuarios
De entrada diré que el libro, como todos los que he leído hasta ahora de Verónica, me ha gustado, pero que no ha sido lo que yo esperaba.
Patrick Manchester es un hombre que ha tenido que lidiar siempre con los problemas de los demás , se debe a su familia y a la corona , y esas son sus prioridades en la vida. Pero ahora, además de arreglar los desaguisados de sus pupilas , debe arreglar el suyo propio , y es que Ger ha entrado muy fuerte en su corazón, aunque debe dejar de lado sus sentimientos y buscarle un buen marido.
Lady Gertrude siempre ha estado enamorada de Patrick, aunque sabe que es un imposible , pues él tiene otras prioridades en su vida. Por eso ha decidido que es hora de pasar página y encontrar un buen hombre con el que formar una familia .
¿Pero que hay de malo en ella que no consigue llegar a buen fin con ningún pretendiente? . Pues podéis imaginar , que Patrick es como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer.
Así empieza la historia de esta pareja que parece que el destino no quiere verlos juntos, o a lo mejor es que el Marqués es demasiado confiado y cabezota.
Como he dicho al principio la historia en si me ha gustado , es como todo lo que escribe la autora, muy entretenida y con muchos enredos y malentendidos. ¿Pues qué me ha fallado? los personajes.
Patrick hasta ahora lo había visto como el típico protagonista que quita el hipo , por su seguridad , por que es un protector nato y un hombre importante para la corona . Pero aquí pasa de ser un cabezota un tanto engreído , que si , comete muchos errores y hay que castigarlo , a un hombre al que le he visto una personalidad muy mermada , y no solo por su mansedumbre.
Me hubiera gustado verlo en acción en su trabajo , y no solo metiendo baza en las relaciones de sus pupilas .
Con Ger me ha pasado un poco lo mismo, es una joven recatada que no apoya las ideas liberales de su mejor amiga , y sin embargo , de la noche a la mañana se convierte en otra Valerie.
Es un personaje que pretende ser valiente y firme , pero a la hora de la verdad se conforma sin luchar por sus propios deseos.
Se que a la autora le gustan las protagonistas fuertes , luchadoras y muy feministas , a mi también, pero en esa época hay que aceptar que según que situaciones no cuadran demasiado , y si lo sé, es ficción y todo cabe.
Secundarios están los de siempre , ahí dominando la situación en todo momento y solucionando los problemas de todo el mundo , Elvina, que ya también deja trazos de su próxima historia.
Por otra parte , como la historia de Patrick y Ger transcurre a la par que la de Valerie y Lena, apenas las vemos aparecer. También hubiera estado bien , alguna escena ya con todas juntas y situadas.
La pluma de la autora como siempre es fresca , directa y ágil, por lo que hace que la lectura sea adictiva.
El deber del Marqués de Ailsa es una historia repleta de pasión y amor , pero también de malentendidos . Un hombre que tiene prioridades antes que dar rienda suelta a sus sentimientos y una mujer que quiere ser la primera de esa lista de prioridades, tendrán que aprender a seguir los dictados del corazón.