Este libro tiene el sello característico de Julie Garwood, con sus toques de humor, con una protagonista atrevida, listilla y cabezota. Y cómo no, con un protagonista masculino duro por fuera, pero tierno por dentro, de esos que aparentan ser fieros guerreros, pero en el fondo son un trozo de pan.

Los dos personajes se complementan a la perfección, porque ella es muy lanzada, pero él sabe cómo pararle los pies. Por supuesto, los diálogos de esta escritora son geniales y en ocasiones no puedes evitar soltar unas buenas risas.

Aunque los dos son muy cabezotas, la novela está llena de momentos tiernos y dulces. Muchas veces es Nicholaa la que saca esa ternura que tiene dentro, pero otras veces es Royce el que muestra su cara más dulce, dejando atrás su aire de guerrero y mostrando una paciencia tremenda.

La verdad es que estaba acostumbrada a los escoceses de Julie Gaarwood y no me imaginaba cómo podía encaminar esta novela, pero no me ha defraudado, aunque para mí no llega a ser tan bueno como por ejemplo El rescate o La novia rebelde. Aun así, me ha hecho pasar un rato estupendo.

Echo mucho a faltar esta faceta de Julie Garwood, que en mi opinión ha perdido mucho con sus últimas novelas escritas. Quiero que vuelva esta Garwood que me hace reír y con la que paso momentos divertidos y a veces surrealistas. Nunca encontraré otra escritora con este sentido del humor tan atípico y único. Aunque considero que El premio no es una de sus novelas más divertidas, creo que encierra más madurez que muchas otras de las que ha escrito.

Recomiendo este libro a todos aquellos que les guste la forma de escribir de Julie Garwood, porque comprendo que no a todo el mundo le gusta el estilo de esta autora.

Yo le doy un 4 de 5.