Si algo tengo claro es que cada vez que comienzo un libro de Marisa Sicilia sé que me voy a encontrar con algo diferente, especial y único que se desmarca de los tópicos que caracterizan a la novela romántica. Y este ha sido también el caso de El último baile, que aunque contiene una historia de amor preciosa, también es un canto a la vida que te invita a reflexionar sobre muchos conceptos; que te hace pensar sobre las determinaciones que se toman a lo largo de nuestra existencia, y que demuestra que en algunas ocasiones no está en nuestras manos cambiar las cosas.

Es un homenaje a las mujeres reales y luchadoras, a esas que se equivocan y afrontan las consecuencias con valentía, a las que son osadas y pelean por lo que quieren, a las que encaran los obstáculos que el destino pone en su camino, a aquellas que también se derrumban a veces de dolor y a las que se dejan arrastrar por la pasión o el amor, entregándose por completo, como lo hace la protagonista de este libro: Lili.

Bajo mi punto de vista Marisa Sicilia narra de forma maravillosa, impecable. La ambientación de todas sus novelas es exquisita siempre, pero no escribe novelas sencillas. Sus tramas son complejas, cargadas de un sinfín de contrastes, de emociones que te llevan desde la felicidad hasta la más absoluta tristeza o al enojo en un solo minuto. Sabe conducir al lector de un lado a otro cómo y cuándo quiere. ¡Vaya si lo hace! Pues sí, porque con El último baile me ha hecho llorar, he reído, he suspirado, pero también me he enfadado con Andreas y Lilian una y mil veces durante la lectura. Esta capacidad de llevar al lector de un sentimiento a otro es un don que muy pocos autores poseen. Marisa lo tiene.

No voy a contar nada de la trama porque la destriparía y no quiero. Lo que sí voy a decir es que El último baile es una historia con luces y sombras para saborear lentamente. No es una novela ligera; al contrario, tiene mucha profundidad y una carga emocional enorme. Cuenta una vida entera, la de Lilian y Andreas. Describe un capricho de juventud, un gran romance de idas y venidas, pasión, dolor, dudas, reencuentros; pero sobre todo un amor auténtico que se enfrenta al paso del tiempo y a las dificultades. Como dice su autora "las verdaderas historias de amor nunca terminan".

Como es habitual en esta escritora, sus protagonistas son fuertes y reales. Lilian y Andreas me han demostrado que en la vida no todo es blanco o negro; que las decisiones que se toman –para bien o para mal– pueden marcar el destino, pero no manipular los sentimientos.

Por todo esto y mucho más, El último baile es para mí un gran libro, una novela bellísima que recomiendo leer.