En esta novela me encuentro con unos protagonistas por encima de la historia. Me explico, Falsa identidad me ha resultado una historia sencilla que cae en el tópico por excelencia de la novela romántica histórica al uso, véase, situación comprometida que da un pequeño giro al argumento para complicar ligeramente la historia en un sentido introspectivo.

Kenneth y Rebeca, son unos protagonistas 100% psicológicos, osea, que durante buena parte de la historia escarbamos en los recovecos más profundos e inalcanzables de sus mentes, canalizando los sentimientos a través del arte para escupir los demonios de ambos, en especial de Kenneth, un protagonista marcado por los horrores de la guerra y sus circunstancias actuales.

Por otro lado tenemos a Rebeca, toda ella revestida de frialdad y de la que vas descubriendo los motivos que la han llevado a tomar esa postura ante la sociedad, me ha encantado esta protagonista y la forma de gestionar sus emociones.

Magnífica relación donde ambos se apoyan para superar su respectivo dolor. Ello hace que la historia destile mucha intimidad, por lo que puede que este aspecto ralentice el desarrollo de su ya elemental trama. Yo, igualmente, disfruto mucho con este tipo de maniobras que describen con profundidad y alevosía los intríngulis del pensamiento y los sentimientos.

Desde luego, la parte de intriga, para mi gusto (y a veces) queda diluida, vamos, que casi me ha hecho olvidarla por momentos. En este punto, el plato fuerte queda relegado hacia el final y resuelto en cuatro páginas, donde entra a formar parte un elemento incorpóreo que queda bien como colofón.

Es el... sexto de la serie Ángeles Caídos pero se puede leer de manera independiente sin ningún problema.
Muy bueno.

Lord Kenneth Wilding ha vuelto de la guerra y se encuentra que, tras la muerte de su padre, está endeudado hasta los dientes, va a perder su casa ya que está completamente hipotecada y tiene que sacar adelante a su hermana.

Lord Borden le congela la hipoteca pero a cambio debe resolver un misterio: el asesinato de Lady Helen Seaton que fue su cuñada y esposa de su hermano menor Anthony. Para ello, Kenneth se convierte en empleado de Sir Anthony Seaton, su secretario y desde dentro debe investigar que le paso a Helen.
Sir Anthony es un pintor de reconocido prestigio, excéntrico y con subidas de genio que se le pasan rápidamente. Tiene una hija, Rebecca, que también es pintora y que fue mancillada hace muchos años.
Cuando Kenneth y Rebecca se conocen se sienten irremediablemente atraídos. A medida que avanza la novela, Rebecca empieza a pintar a Kenneth, descubre que también es pintor y otros secretos excepto el objetivo de su trabajo allí.
Kenneth va conociendo a una joven resuelta e inteligencia, con una libertad que él no ha conocido nunca, pero que es una libertad que a ella tampoco le ha ido bien ya que iba acompañada de negligencia por parte de sus progenitores. En un momento dado, se propone meterla de nuevo en sociedad gracias a la ayuda de antiguos compañeros de armas y sus esposas, con las debidas consecuencias.....

Es una novela igual que cualquier otra, hay que resolver un misterio, que no es nada de otro mundo y además hay un romance. Creo que he leído esta historia millones de veces y no le encuentra nada de original.
Los protagonistas y los secundarios son pasables, no hay sobresaltos en la historia, ni altibajos, ni celos, nada de nada, es una historia lineal.

Para aquellas que os guste el arte, la pintura, os puede interesar algo, pero desde un punto de vista novelístico puede pasar sin pena ni gloria.

Nota: 2 de 5