Abigail Barton, la hija de un mago, es la única persona que puede salvarle la vida a Jack Langdon, importante oficial del duque de Wellington, y para ello deber recurrir a sus dotes de hechicería. Pero a cambio, quiere la mano de Jack, quien accede a pesar de su profundo rechazo por las artes de los brujos y magos. A pesar de que él mismo tiene cierto talento para la magia, Jack ha sido educado para repudiar las artes ocultas.

Un accidente durante una cacería es el detonante que consigue que los amigos de Jack, al ver su gravísimo estado lo lleven a la casa del mago más cercano, a pesar del gran desprecio que sienten por la magia, ya que todos ellos, incluido Jack han sido educados desde niños para rechazarla e incluso repudiarla; sin embargo muchos de ellos tienen poderes que durante años han mantenido ocultos y que ahora, con la ayuda de Abigail saldrán a la luz para poder salvar a Jack de una muerte segura. La única condición que pone Abby para ayudar es que Jack se convierta en su esposo, no parece demasiado pedir, si con ello se salva la vida de un ser humano.

Abigail y Jack muy pronto están casados y para ser dos personas que llegan al matrimonio por “accidente” consiguen compenetrarse muy bien. Me ha gustado la forma que tiene la escritora de plantear su inicio de vida marital, como consigue que se vayan haciendo amigos, que compartan secretos y que vayan acercando posiciones y que poco a poco lo que empezó como una casualidad se pueda convertir en amor. Y sin embargo….

Pocas veces en novela histórica, una mujer propone matrimonio y consigue su propósito, además el hecho de usar sus dotes de curandera para salvar a Jack y el planteamiento que hace la escritora me parecía original, por tanto la lectura me estaba resultando muy amena. Pero, a pesar de que con este inicio el libro me estaba gustando mucho y había conseguido engancharme pronto comienza a cambiar la historia. Desde el momento en que los pastelitos quedan suspendidos en el aire, se me fue todo el interés en seguir la lectura. Era una situación tonta e innecesaria, porque ya sabemos que existe la magia, pero no necesitaba llegar a tales extremos para demostrarlo. Además, en poco tiempo el libro termina plagado de magos, curanderos y mujeres y hombres con poderes. Hasta tal punto llega la cosa, que uno teme ser abducido y convertirse en mago sin querer. Es esta parte la que me ha resultado ya no poco creíble, sino una soberana tontería. Y ese hecho ha conseguido que aparcase el libro durante algunos días, hasta que me decidí a terminarlo.

La relación entre los protagonistas es bastante sosa, se conocen, se casan por compromiso y poco a poco se valoran e inician una relación amorosa; es cierto que ambos se implican mucho, pero no consigo dejar de imaginarlos a ambos como dos "armarios roperos". No entiendo la manía de las escritoras de insistir una y otra vez en los "defectos" de los protagonistas hasta conseguir que nos hagamos una imagen que les favorece muy poco, con lo cual uno termina por perder el interés en el binomio que nos presentan. Y esto podría pasarlo por alto, al fin y al cabo sólo son aspectos físicos; pero añadidos al resto de cosas que van sucediendo....

Si la valoración fuese sobre los primeros capítulos y la forma de plantear la historia tendría que decir que el libro me parece bueno; pero como la valoración es a todo el libro, diré que me parece un libro normalito y que la escritora ha debido liarse la manta a la cabeza y al no saber como continuar nos ha regalado un conjunto de magos que no ha sabido incluir adecuadamente en la historia. Creo que este argumento podía haber dado mucho de sí, pero se queda en las ganas de despuntar.

Putney haría mejor dejando de lado lo paranormal y centrándose en la histórica a secas, que se le da cien veces mejor. Además no consigo conciliar este argumento con otros libros de la autora, como pueden ser Pétalos en la tormenta ó Pecado y virtud.


Valoración : 2/5 Regular.