- Romántica histórica
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La amante secreta
Detalles del libro
- Romántica histórica
La última entrega de la trilogía Amantes
El amor aparece de pronto donde nadie lo espera.
Lady Angeline Dudley espera en una posada a que su hermano, el duque de Tresham, la recoja para escoltarla hasta Londres, donde será presentada en sociedad. Edward Ailsbury se dirige al mismo destino para asumir sus obligaciones como nuevo conde de Heyward. Al ver a esa bella joven queda tan impresionado que no duda en intervenir cuando lord Windrow intenta propasarse con ella.
Este será el primero de una serie de encuentros entre Angeline y Edward. La familia de él, empeñada en buscarle esposa, ha decidido que ella es la candidata ideal. Angeline, por su parte, cree haber encontrado a un hombre tan impetuoso como ella. Pero hay un pequeño problema... Edward siempre había dado por sentado que se casaría con Eunice, su amiga de la infancia.
Opiniones de los usuarios
Edward, el duque de Tresham ha ido a Londres a buscar esposa, hace un año que murió su hermano y el título le pasó a él, pero más que mirar en el mercado matrimonial, Edward quiere casarse con Eunice, una buena amiga con la que acordaron hace años que contraerían matrimonio cuando llegara el momento, pero Eunice no cree ser la persona que necesita el duque, por lo que le libera de la promesa.
Para la familia de Edward la mejor opción es Lady Angelina, que será presentada esa temporada, pero para él no hay ninguna candidata menos adecuada que ella.
Aunque todavía no me he leído el segundo de la serie no podía dejar de leer la historia de Angelina y Edward, pues sabía que tenía que valer la pena por lo dispares que son sus protagonistas, y efectivamente, me lo ha pasado de maravilla leyendo este libro.
Me he encontrado con una novela muy romántica y muy divertida, con unos protagonistas que me han hecho reír pero también me han emocionado.
Angelina es un personaje muy peculiar, tiene un gusto espantoso para la ropa y sobre todo para los bonetes, es todo lo que no se espera de una dama y tiene tendencia a hacer grandes discursos, ya que le encanta hablar, por otro lado tiene el corazón muy grande y cuando se entera del propósito de Edward hacia Eunice no duda en hacer las mil y una para darles un empujoncito, pero en el fondo no es lo que aparente, ya que es una joven vulnerable e insegura que se ha visto siempre muy sola, su madre no estaba muy orgullosa de ella y sus hermanos se habían marchando, así ella siempre se ha visto rodeada de institutrices, y ahora si ha de casarse quiere que sea con alguien que no se parezca a su padre o a sus hermanos, libertinos empedernidos.
Edward, por su parte, es un hombre serio y responsable, quizás tanto que resulta soso y aburrido a los ojos de los demás, era el hijo pequeño y no tenía que preocuparse, sin embargo al morir su hermano le han caído todas las responsabilidades que conlleva un título, no cree en el amor romántico y se conforma con un matrimonio basado en el respeto y en la amistad, pero con Angelina su vida se vuelve del revés, es la mujer más guapa que ha visto en su vida, pero le exaspera y consigue sacarlo de sus casillas, pero también es la mujer que va a hacerle ver el amor de otra manera.
La relación entre ellos es muy bonita, aunque hay muchos enredos y malentendidos que hacen que la mayor parte del tiempo estés sonriendo.
Hay también una historia secundaria entre Lord Windrow y Eunice aunque la autora no profundiza mucho en ella, que también resulta muy simpática, pues los dos son completamente opuestos.
No he leído muchos libros de esta autora, pero los que he leído me han encantado y éste ha sido uno de ellos.
Mi valoración Muy buena
Este es el tercer y último libro de la serie “Amantes” y he de decir que me ha gustado tanto como el primero de la misma. El más flojo es el segundo “Amante de nadie”, pese a que también me gustó, entiendo las reticencias que encuentra en algunas lectoras.
En esta novela la escritora nos presenta a dos protagonistas que si bien no son opuestos, si son complementarios aunque ellos mismos lo ignoren. Uno es serio y responsable hasta rozar en aburrimiento y la otra es vivaz y espontánea.
Angelina es una mujer que roba el corazón al lector, a mi por lo menos, una mujer sincera en sus sentimientos y emociones. Alguien capaz de llevar un bonete que contenga todos los lazos y cintas posibles junto con los colores del arco iris sin perder la sonrisa es realmente de admirar. Y parte de esto es lo que conquista a Edward. Hay en ella una mezcla de rebeldía e inocencia, de luz y consciencia que es arrebatadora.
Por su parte Edward vive consumido por el deber, por la carga que supone el ejemplo de su hermano que murió en una carrera de tiburís de la manera más inconsciente posible, dejando tras de si no solo las responsabilidades de su cargo, sino una mujer y un hijo. Eso es algo que Edward no está dispuesto a repetir. Y esto es también lo que atrae a Angelina, su espírito noble y responsable además siente que bajo esa fachada late un corazón apasionado.
¿Pero es todo tan fácil? Por supuesto que no. Ella cree que él está enamorado de otra y hace todo lo posible por que sea feliz. Y él a su vez lucha de manera denodada por los sentimientos que están empezando a despertar dentro de su corazón.
Hay que hacer especial mención a los personajes de Eunice y de Windrow sin los cuales la novela no sería la misma ya que la llenan de dulzura, humor e ironía.
En definitiva una historia que me ha encantado, a la altura del primero de al serie, con personajes encantadores, con una historia que no quieres dejar y con la pluma maravillosa de la Balogh.
Mi valoración es Muy Bueno.
Tercera novela de la serie Amantes, aunque en las dos anteriores nos encontramos a una Angelina ya casada, quizá por eso y porque me pareció atolondrada, aunque simpática he tardado en leerla, pero me he llevado una grata sorpresa. Angelina se ha criado sola entre institutrices y bajo la tutoría de su hermano mayor el duque de Tresham, a la “respetable” edad de 19 años va a ser presentada en sociedad y para ella eso es algo que ansía y que espera la lleve a conseguir una matrimonio maravilloso, es un gran partido y aunque de belleza poco convencional el respaldo de su dote la hace recibir varias propuestas matrimoniales nada más ser presentada, pero Angelina se ha enamorado en su primer encuentro del conde de Heyward y aunque él influenciado por la familia la corteja, se ve obligada a rechazarlo porque él no la quiere. Aunque es una parlanchina irremediable Angelina tiene más fondo del que se aprecia a simple vista, se nos presenta como una mujer amable, dulce, y con un afán desmedido de que la quieran. Su madre una mujer fría y superficial no la estimaba mucho y siempre veía defectos en su aspecto, sus hermanos la quieren pero son hombres y han recibido una educación distinta y lejos de su hogar, por tanto espera su presentación en sociedad no sólo para contraer matrimonio sino para tener amigas con las que compartir opiniones y confidencias. Edward es todo lo contrario, nada que ver como los personajes a los que estamos acostumbrados en las novelas de regencia, no es ningún libertino, es el hijo segundo de un conde que ante la muerte de su hermano se ve poseedor de un título que no esperaba, además es un hombre estudioso, serio, honesto y estricto, quiere profundamente a su familia y por ellos está dispuesto a buscar una esposa, ya que su hermano no ha dejado herederos. Mary Balogh con un sentido del humor muy agudo ha escrito una novela ágil, con unos diálogos muy divertidos. Ha sabido ir desvelando la personalidad de los dos protagonistas hasta el punto que no parecen tan dispares sino que se complementan perfectamente, a veces bajo la apariencia de una broma nos muestra el dolor experimentado por Angeline, ante comentarios crueles por parte de su propia madre.
Y con estos dos personajes tan diferentes me he encontrado con una novela preciosa, tierna, divertida y que me ha hecho soltar alguna que otra carcajada. Están arropados por unos secundarios perfectamente logrados, algunos conocidos como Jocelyn Ferdinand, los dos hermanos despreocupados, que no son partidarios de Heyward porque lo consideran un aburrido e incluso es calificado de viejo estirado por el duque a pesar de ser más joven que él, por una pareja también de caracteres distintos que sin embargo se enamoran y por todos los familiares de ambos protagonistas. Como decía al principio me ha sorprendido y me he encontrado con una novela muy buena como colofón de esta serie.
Con diecinueve años, Lady Angeline Dudley fue presentada en sociedad. A sus ojos era ya casi un fósil, pues hubiera querido hacerlo dos años atrás; pero primero la muerte de su madre, con el consiguiente año de luto, y después una caída a resultas de la que se rompió una pierna, retrasaron su debut social dos años.
Tras ese tiempo, Jocelyn, el duque de Tresham, que en ese momento contaba con veinticuatro años, no escatimó en gastos ni recursos para presentar a su hermana. Y contando con la colaboración de la prima Rosalie, Lady Palmer, que la tomó bajo su tutela nada podía ir mal.
Eso si Angeline no causaba ningún desastre...
Angeline estaba ansiosa por comenzar a vivir. Su presentación en sociedad era el comienzo de una nueva vida, emocionante y prometedora, lejos de Acton Park, en el campo. Con la magnífica dote que tenía y siendo la hermana menor de Tresham no iban a faltarle pretendientes.
Pero desde que vio al Conde de Heyward por primera vez, aun cuando no conocía su identidad -incluso antes de su baile de presentación- supo que había encontrado al hombre con el que quería pasar el resto de su vida.
La situación pudo ser un poco incómoda y escandalosa, pues Heyward la encontró a solas en una posada sin chaperona ni acompañante. Pero como el caballero que es, salvó la situación y Angeline cayó rendidamente enamorada ante tal gallardía.
Edward Ailsbury era un simple hijo menor hasta que la muerte de su hermano Maurice lo convirtió en el nuevo Conde de Heyward. Junto con el título heredó deberes y obligaciones. Entre ellos encontrar esposa y engendrar al próximo heredero.
Edward ha sido siempre un estudioso, un joven serio que, al lado de Maurice, pasaba desapercibido. No destacaba físicamente ni por su carácter. Hasta que el imprudente Maurice participó en una carrera que le costó la vida.
Como el nuevo Conde de Heyward llega a Londres, no sólo para incorporarse a la Cámara de los lores, sino para asistir a fiestas, bailes y reuniones donde conocer a jóvenes debutantes entre las que encontrar a la futura Condesa de Heyward.
Edward tenía pensado casarse con Eunice Goddard, la hija de uno de sus profesores en Cambridge, y una gran amiga a la tiene en gran estima, pero no encajaba en el prototipo de esposa que su familia tenía en mente.
Más bien las mujeres de su familia, pues su madre, abuela, hermanas y hasta su cuñada Lorraine tienen una lista de posibles esposas. Encabezada por la alocada e imprudente Lady Angeline Dudley.
Edward está convencido que no hay candidata menos adecuada para convertirse en su esposa, pero bajo esos peculiares sombreros y cháchara incesante, lo cierto es que descubre una joven dulce y divertida que hace palidecer al resto de damas y que logra alterar al, por otra parte, inalterable Lord Heyward.
Cronológicamente, The secret mistress debería ser la primera de las novelas de la trilogía Amantes, puesto que nos cuenta la historia de Lady Angeline Dudley y Lord Heyward, un matrimonio que en las anteriores novelas lleva varios años casados. Pero, en realidad, fue escrita después.
Durante años las lectoras habían pedido a Mary Balogh que escribiera la historia de Lord y Lady Heyward. Y la idea fue un reto para la autora, que se vio inmersa en atractiva posibilidad de escribir una historia que no presagiaba grandes sorpresas.
Después de todo Angeline ya estaba casada y ¿qué razón había para escribir su historia?
La imagen que se nos ha transmitido de Angeline y Heyward hasta ahora era la de una pareja bien avenida, que se casaron por amor -algo que no deja de sorprender a los hermanos Dudley- pues no parecen muy afines.
Angeline es una dama que no siempre se comporta decorosa y apropiadamente. Es vivaz, estridente en su vestuario y atroces sombreros, ruidosa y con tendencia a tener pensamientos y comportamientos contradictorios. El Conde de Heyward, Edward Ailsbury, es un héroe atípico. Lejos de los calaveras encantadores, es un hombre tranquilo, formal, siempre correcto y apropiado; tal vez demasiado serio y conservador.
Creo que forman una pareja peculiar, pero su historia me ha emocionado, hecho reír y pasar un rato inolvidable.
¡Qué historia tan romántica y divertida!
Bajo la apariencia de una clásica y divertida novela de la Regencia, que pudiera no deportar sorpresas, lo cierto es que la historia de Angeline y Heyward me ha ofrecido una lectura deliciosa. Es vivaz, divertida, dulce y muy romántica.
Tengo que confesar que desde que leí Más que una amante sentí cierta debilidad por Lady Angeline. Me atraía su carácter extrovertido, sus conversaciones interminables, la contrariedad de sus discursos, además su peculiar y llamativo vestuario, y esos horrorosos sombreros. Me intrigaba conocer cómo alguien como ella se había casado con el austero Conde de Heyward.
No puedo negar que su historia me ha fascinado.
Es una historia sencilla, sin demasiadas sorpresas, que narra, con el estilo irónico y romántico de Mary Balogh, el que pudiera parecer un nada emocionante proceso de cortejo. Lord Heyward es un poco estirado, soso y a ojos de muchos aburrido; Lady Angeline desborda pasión y alegrías de vivir.
A primera vista eso no invita a pensar que pueda ser una pareja que se complemente, pero desde ese primer accidentado y escandaloso encuentro en una posada, algo surge y el romance se respira en el aire.
Narrada con un sentido del humor muy fino, Mary Balogh recrea a las mil maravillas la atmósfera de una clásica novela de La Regencia donde un Conde está obligado a casarse; donde una joven y excéntrica dama se presenta en sociedad a la búsqueda de marido; donde no escasean los bailes, las fiestas en el campo, los paseos en el parque y a las visitas a los jardines de Vauxhall.
Sí, todos los lugares y las situaciones típicas y esperadas en una historia de La Regencia. Pero el resultado es fascinante. Y en ese delicioso entorno nace esta preciosa historia de amor donde no faltan, tampoco, los encuentros y desencuentros.
Con una joven alocada e impulsiva, con un Conde conservador y austero, con una familia dedicada a casarlos por un lado, dos hermanos en contra de que la vivaz Angeline se case con un hombre tan aburrido por el otro, conspiraciones por doquier, las travesuras de Angeline y mucho romance, Mary Balogh ha escrito la que es, para mí, la perfecta historia de esta pareja.
Además, nos cuenta una historia secundaria con una pareja que, a primera vista, también es poco compatible: Eunice y Lord Windrow, incluso se esboza una tercera historia, la de la condesa viuda de Heyward.
¿Una típica y tal vez un poco previsible novela de La Regencia? Puede que sí, pero a mí me ha hecho recordar la magia y la frescura de este tipo de historias. Recordar por qué, en su día, me atraparon y, sinceramente, la considero una de las mejores novela de este género que he leído en muchos años.
Nos encontramos años antes de que los dos hermanos mayores Jocelyn Y Ferdinand, se hayan casado y sentado cabeza, en esos momentos son dos jóvenes casquivanos que se dedican al libertinaje, a las carreras, los juegos y a vivir la vida mientras que la joven Lady Angeline a sus diecinueve años va a ser presentada ante la corte y hará su debut en sociedad después de dos años de espera.
Lady Angelina, para los que hayan leído los libros anteriores, es un personaje peculiar bastante inocente y parlanchín que enseguida cae bien por su encantadora personalidad y con una inclinación a los colores llamativos en su vestimenta y extravagantes que no dejan indiferente a nadie. Se ha criado en el campo sola , ya que sus hermanos se fueron en cuanto pudieron de la casa paterna y sus padres antes de morir, la ignoraban todo lo posible.
Seguramente su soledad sea uno de los motivos que la hacen tan soñadora y adorable, siempre quiere agradar aunque sabe que suele ser un constante fracaso como siempre le recordaron las muchas institutrices que tuvo, adora a sus hermanos aunque pasan mucha tiempo sin visitarla, pero pese a todo eso, el corazón de Lady Angelina es un pozo de buenos sentimientos y positividad.
Cuando está esperando a que su hermano, el duque de Tresham llegue a recogerla a la posada donde ella lo espera para llevarla a Londres, conoce al que sabe será el hombre de su vida, no es el más guapo ni el más atractivo, pero su caballerosidad y sus modales en cuanto se precipita a defenderla de otro caballero, hacen que la joven se enamore al instante. Y cuando más tarde se entera de que su amado no es otro que el actual conde Heyward y que sus respectivas familias desean el enlace entre ellos dos, la dicha la embarga, hasta que se da cuenta de que parece no ser correspondida por el comedido y siempre educado Edward.
Lord Edward es el actual conde después de que su hermano mayor, un hombre disoluto e irresponsable, muriera en un accidente. Edward siempre ha sido el hermano correcto, respetable, serio hasta el extremo, preocupado por todo, el parangón de la respetabilidad, pero también es considerado por la mayoría de la gente como un hombre soso , aburrido y estirado. Desea casarse con su amiga la señorita Eunice, hija de un catedrático con la que puede mantener conversaciones profundas y con la que se entiende en el ámbito intelectual, un arreglo estupendo para alguien que no busca pasión ni nada tan vulgar como el amor, pero su familia y hasta la propia Eunice parecen empeñados en que se case con la joven lady Angeline.
Desde el momento en que conoce a Angeline la desaprueba por las circunstancias en las que la conoce, por su comportamiento alocado, su parloteo, porque la encuentra superficial y porque se expone de una manera poco adecuada en una dama, pero también reconoce que es la mujer más guapa que ha visto, lo que sólo hace que se irrite muchi cada vez que la ve, y más porque no puede quitársela de la cabeza pese lo mucho que se dice que la desaprueba y que es la última mujer que querría por esposa.
Edward es como lo pintan los demás, serio, estirado, tal vez un poco soso y pomposo, no es hasta bien pasado la mitad del libro cuando se empieza a abrir un poco y admitir lo que siente . Sin embargo Angeline es desde luego el personaje que lleva toda la trama, es simpática, parlanchina porque en realidad es bastante insegura y nerviosa, quiere gustar pero tampoco está dispuesta a cambiar ni ella , ni su personalidad ni su destacada manera de vestir , ella es como es, bondadosa , cariñosa y siempre risueña aunque le destrocen el corazón, es un personaje encantador y simpático que podría haberse hecho pesado o tonto, pero que por el contrario, es un personaje peculiar que terminas adorando con unos monólogos enormes pero muy simpáticos.
Me ha gustado mucho esta historia que atrapa desde el principio con dos protagonistas totalmente diferentes , ella se queda enamorada al instante, pero él tiene que andar un largo camino para darse cuenta que si el destino no para de juntarlos, por algo será.
Muy bueno