La fuerza del Highlander es una novela que gozará del beneplácito de las lectoras que sienten una especial inclinación por los protagonistas de las tierras altas de Escocia. En Jamie Campbell podrán encontrar el nervio, la inteligencia, la dureza y tesón que los caracteriza, y la pasión, paciencia y ternura que tanto gustan de ocultar. Esta obra, regada de miles de detalles que nos transportan a aquella época, es la historia de un amor que nace de la pasión. Un amor que no sabe de más razón que la de su propia existencia, y por lo tanto, se ve abocado a tener que superar no sólo los obstáculos políticos de una relación potencialmente peligrosa, si no también todos aquellos que surgen del interior de sus protagonistas.

La fuerza de esta obra recae sobre su protagonista masculino, un hombre íntegro, que se ha hecho a sí mismo. Un guerrero calculador y solitario que cae irremisiblemente a los pies de una joven de buen corazón, pero inocentemente malcriada.

Caitrina Lamont es una de esas protagonistas a las que su autora obliga a crecer enfrentándolas a la crueldad de un tiempo, que en un instante, hace desaparecer el mundo sobre el que se cimentaba su existencia. De la díscola jovencita pasamos a una mujer que lo ha perdido todo menos el coraje de una hembra de raza. La atracción que siente por Jamie se le representa como un castigo, una vergüenza, una traición a los suyos que su conciencia no se puede permitir.

Con los protagonistas definidos, las bases del duelo de caracteres están servidas, y su desenlace nos ofrecerá una lectura de lo más entretenida.

La fuerza del Highlander nos habla de un tiempo cruel, de creencias, honor y pasión. De la esperanza que nace entre las cenizas, y por encima de todo ello, del amor de un hombre y su lucha por hacerse con el corazón de una mujer.

Es una obra que bien merece su lectura, tal vez no nos lleve al paroxismo, pero nos puede hacer disfrutar de lo mejor de este tipo de novelas.