Detalle de la opinión
5.0 2 0.5Sublime
Valoración
5.0
No es la primera vez que leo algo de esta autora porque Brenna pertenece a las Juglaresas, un grupo maravilloso de escritoras que, unidas crearon el fantástico e inolvidable mundo de Minstrel Valley. Sin embargo, mientras leía su obra descubrí para mi sorpresa que es una compañera de gremio. Es decir, que ambas somo historiadoras. Un dato que me alegró un montón, la verdad.
Entre algunos de los aspectos negativos que también leí por Internet se encontraba el de su número de páginas. Bien, yo soy muy fan de Jane Austen -como todo el mundo sabe, amén de que está muy bien traída en este caso- y la autora británica tiene una frase muy famosa que dice "Si un libro está bien escrito, siempre lo encuentro muy corto" y en este caso, se cumple a la perfección.
De hecho, si yo tuviera que ponerle un pero a esta historia, ese sería Nicholas, el protagonista, quien no ha terminado de redimirse a mis ojos. Sí que es cierto que tiene un arco argumental muy bien desarrollado y que al final se da cuenta de sus errores y cambia, pero... lo lamento, es demasiado el sufrimiento que crea a la protagonista como para que yo le perdone. Eso sí, le agradezco enormemente a Brenna la creación de este personaje porque, el desfogue que me he pegado a su costa -y a la de su familia también- ha sido utilísimo para liberar tensiones ya que le he llamado lo más grande.
Como rasgo positivo de su carácter destacaría su lealtad para con sus amigos -en cierto modo, eso es lo que desencadena todo - y la fidelidad en sus convicciones, pues tarda nada menos que once años en darse cuenta de que estaba equivocado.
A priori, el lector puede pensar que se trata de una historia de amor que tiene a Nicholas y Madeleine como protagonistas. Sin embargo, esa trama para mí es secundaria. Sinceramente yo creo que lo que La rosa de Hereford nos narra es la una biografía e historia de superación de nuestra protagonista.
Una mujer que es digna de mi empatía y mi admiración más grandes. Es toda una reina y con una de las evoluciones y arcos argumentales más grandes que he leído en este tipo de novelas. Algo que tenemos que agradecer a Nicholas muy a mi pesar.
Si no la hubiera atado a él - porque sí amigo, fue culpa tuya que os pillaran in fraganti en mitad del beso ya que uno: ella estaba allí primero y dos: en ningún momento mostró interés alguno por ti- y se hubiera avergonzado tanto de ella hasta el punto de enviarla a la propiedad más alejada y ruinosa de Londres, ella no hubiera podido desarrollarse por completo, conocerse a sí misma a la perfección y actuar con una libertad poco común para las mujeres de la época. Por no hablar de que, sin quererlo, Nicholas le da el regalo más deseado por ella: gente que la quiera.
Al hilo de esto, creo que la autora usa de manera magistral la metáfora comparando Blackrose Manor con los personajes, avisando que ambos son más que una primera apariencia - y con la relación amorosa de ambos, la cual empieza en ruinas pero termina creciendo hasta alcanzar su máximo esplendor.
Algo similar sucede con la rosa negra y Madeleine: ambas son raras avis, su belleza no gusta a todos pero terminan convirtiéndose en el símbolo del lugar, casi del condado de Hereford podría decirse y sobre todo, que sabe crecerse en la adversidad. Hecho que se aprecia en Londres sobre todo.
Huelga decir que mi parte preferida del libro es en la que se narra el crecimiento personal de ella en Hereford y cómo establece relaciones personales de lo más variopintas con los habitantes del lugar. Mi preferida sin duda es la de los hermanos Colton.
En cuanto a su viaje de vuelta a Londres tras once años de ostracismo, he disfrutado muchísimo en su visita al Museo Británico y su interés con el Antiguo Egipto. Me sentí muy identificada con su búsqueda de la Piedra Rosetta, si bien yo tuve muchos más problemas que ella para verla con tranquilidad porque tuve que luchar con una horda de asiáticos que había construido una muralla china a su alrededor e impedía que el resto de visitantes se acercara.
Mientras leía, no solo ha aflorado el lado violento, también ha habido momentos de sonrisas. Especialmente en la estupefacción de Nicholas cuando vuelve a verla y descubre cómo se ha transformado su desmantelada propiedad, así como su incapacidad de poder manejar toda aquella situación en la que ella esté envuelta y darse cuenta de que se ha equivocado y ya no es la joven sumisa y apocada que tiempo atrás dejó. Han pasado once años desde ese momento, era lógico que evolucionara, por otra parte.
A pesar de que Madeleine me encanta, el único fallo que tiene la reina y diosa de Hereford es su debilidad con Nicholas, a pesar del tiempo y todo el daño que le ha causado... apenas chasquea los dedos y ella cae. No critico esto cuando realmente se aprecia el inicio del cambio, sino desde el principio.
Por último, no me gustaría concluir este post sin destacar el final de la obra, no hablo de la evolución de Nicholas, que también. Me refiero al final y al epílogo. Me pareció magnífico, aunque no sé si la decisión por parte de él podía hacerse. Pero ¿el modo en que cerró la historia? Un círculo perfecto por el que una no puede hacer otra cosa que quitarse el sombrero y darle la más sincera enhorabuena a la autora.
Bueno, sí que puedo hacer algo más. Y es que os leáis su historia.
Os cautivará y conmoverá de tan preciosa como es.
Entre algunos de los aspectos negativos que también leí por Internet se encontraba el de su número de páginas. Bien, yo soy muy fan de Jane Austen -como todo el mundo sabe, amén de que está muy bien traída en este caso- y la autora británica tiene una frase muy famosa que dice "Si un libro está bien escrito, siempre lo encuentro muy corto" y en este caso, se cumple a la perfección.
De hecho, si yo tuviera que ponerle un pero a esta historia, ese sería Nicholas, el protagonista, quien no ha terminado de redimirse a mis ojos. Sí que es cierto que tiene un arco argumental muy bien desarrollado y que al final se da cuenta de sus errores y cambia, pero... lo lamento, es demasiado el sufrimiento que crea a la protagonista como para que yo le perdone. Eso sí, le agradezco enormemente a Brenna la creación de este personaje porque, el desfogue que me he pegado a su costa -y a la de su familia también- ha sido utilísimo para liberar tensiones ya que le he llamado lo más grande.
Como rasgo positivo de su carácter destacaría su lealtad para con sus amigos -en cierto modo, eso es lo que desencadena todo - y la fidelidad en sus convicciones, pues tarda nada menos que once años en darse cuenta de que estaba equivocado.
A priori, el lector puede pensar que se trata de una historia de amor que tiene a Nicholas y Madeleine como protagonistas. Sin embargo, esa trama para mí es secundaria. Sinceramente yo creo que lo que La rosa de Hereford nos narra es la una biografía e historia de superación de nuestra protagonista.
Una mujer que es digna de mi empatía y mi admiración más grandes. Es toda una reina y con una de las evoluciones y arcos argumentales más grandes que he leído en este tipo de novelas. Algo que tenemos que agradecer a Nicholas muy a mi pesar.
Si no la hubiera atado a él - porque sí amigo, fue culpa tuya que os pillaran in fraganti en mitad del beso ya que uno: ella estaba allí primero y dos: en ningún momento mostró interés alguno por ti- y se hubiera avergonzado tanto de ella hasta el punto de enviarla a la propiedad más alejada y ruinosa de Londres, ella no hubiera podido desarrollarse por completo, conocerse a sí misma a la perfección y actuar con una libertad poco común para las mujeres de la época. Por no hablar de que, sin quererlo, Nicholas le da el regalo más deseado por ella: gente que la quiera.
Al hilo de esto, creo que la autora usa de manera magistral la metáfora comparando Blackrose Manor con los personajes, avisando que ambos son más que una primera apariencia - y con la relación amorosa de ambos, la cual empieza en ruinas pero termina creciendo hasta alcanzar su máximo esplendor.
Algo similar sucede con la rosa negra y Madeleine: ambas son raras avis, su belleza no gusta a todos pero terminan convirtiéndose en el símbolo del lugar, casi del condado de Hereford podría decirse y sobre todo, que sabe crecerse en la adversidad. Hecho que se aprecia en Londres sobre todo.
Huelga decir que mi parte preferida del libro es en la que se narra el crecimiento personal de ella en Hereford y cómo establece relaciones personales de lo más variopintas con los habitantes del lugar. Mi preferida sin duda es la de los hermanos Colton.
En cuanto a su viaje de vuelta a Londres tras once años de ostracismo, he disfrutado muchísimo en su visita al Museo Británico y su interés con el Antiguo Egipto. Me sentí muy identificada con su búsqueda de la Piedra Rosetta, si bien yo tuve muchos más problemas que ella para verla con tranquilidad porque tuve que luchar con una horda de asiáticos que había construido una muralla china a su alrededor e impedía que el resto de visitantes se acercara.
Mientras leía, no solo ha aflorado el lado violento, también ha habido momentos de sonrisas. Especialmente en la estupefacción de Nicholas cuando vuelve a verla y descubre cómo se ha transformado su desmantelada propiedad, así como su incapacidad de poder manejar toda aquella situación en la que ella esté envuelta y darse cuenta de que se ha equivocado y ya no es la joven sumisa y apocada que tiempo atrás dejó. Han pasado once años desde ese momento, era lógico que evolucionara, por otra parte.
A pesar de que Madeleine me encanta, el único fallo que tiene la reina y diosa de Hereford es su debilidad con Nicholas, a pesar del tiempo y todo el daño que le ha causado... apenas chasquea los dedos y ella cae. No critico esto cuando realmente se aprecia el inicio del cambio, sino desde el principio.
Por último, no me gustaría concluir este post sin destacar el final de la obra, no hablo de la evolución de Nicholas, que también. Me refiero al final y al epílogo. Me pareció magnífico, aunque no sé si la decisión por parte de él podía hacerse. Pero ¿el modo en que cerró la historia? Un círculo perfecto por el que una no puede hacer otra cosa que quitarse el sombrero y darle la más sincera enhorabuena a la autora.
Bueno, sí que puedo hacer algo más. Y es que os leáis su historia.
Os cautivará y conmoverá de tan preciosa como es.