Magnolia acaba de enviudar. Pese a que su difunto marido era un hombre bastante rico, ha quedado sumida casi en la pobreza. El de ellos no fue una unión por amor, sino una de tantas acordadas por necesidad. Proveniente de una familia humilde, Magnolia aceptó la insistente propuesta de Roger Hunt para ayudar a los suyos. Sin conseguirlo. A cambio, sufrió durante cuatro años vejaciones y humillaciones a manos de su despótico marido.

Una noche Magnolia baja hasta el sótano, donde Roger Hunt trabajaba como restaurador. El lugar le pone la piel de gallina, pues allí donde fue hallado muerto. Nerviosa, resbala y cae por las escaleras. Queda sumida en la oscuridad y, poco más tarde, oculto entre las sombras, unos brazos la rodean, la acosan exigentes, demandando una lista.

Magnolia no tiene ni idea de qué lista le habla, de la identidad del extraño, ni de las actividades fuera del taller de su marido. Al parecer, Roger Hunt está bajo la sospecha de ser un traidor a la Corona de Inglaterra y estar vendiendo información a Francia. Y ese extraño la tiene en su punto de mira.

Mark Townsend, el barón de Reston, cuenta con una semana para recuperar la lista que Hunt tenía en su poder y salvar así la vida de los agentes que figuran en dicha lista. Para cumplir la misión que le ha sido encomendada, recurrirá a cualquier argucia o treta si es necesario. Incluso recurrir a la seducción como arma para que Magnolia Hunt confíe en él y le entregue la información que busca.

Creo que soy una excepción. A menudo he leído que las novelas cortas no están entre las preferidas de muchas lectoras. Si bien disfruto más perdiéndome entre las páginas de una novela de considerable extensión, siento cierta debilidad por leer, de vez en cuando, una novela corta.
Me intriga y me seduce descubrir cómo la autora logra, en pocas páginas, contar una historia que al llegar a la última página te deje la sensación agradable que te dejan las buenas historias, en muchas menos páginas.
Sí, no es la misma sensación, pero a veces basta.

Como Magnolia. Es una novela corta pero, en su reducido espacio, cuenta una historia bien desarrollada y descrita. En ella conocemos a Magnolia Hunt, una mujer joven que se casó por sacar de la pobreza a su familia y, con ello, fue como si pactara con el diablo, pues Roger Hunt resultó un hombre vil y violento.
Su muerte debería haberla liberado de sus grilletes, pero, por desgracia, el difunto señor Hunt no le ha dejado nada más que deudas. Deudas... y un agente de la Corona pisándole los talones, colándose en su casa y su vida para recuperar una dichosa lista.

Como digo, pese a que es una novela muy cortita, logras quedar atrapada en las intrigas que Mark Townsend teje alrededor de Magnolia. Y pegada a las páginas del libro, como testigo de su poco disimulado plan de seducción para sonsacarle información. O... tal vez... por algo más.

No quiero ni debo contar más, puesto que estaría desgranando la historia en sí. Sólo decir que es una historia que me ha divertido, pese a, de entrada, parecía estar envuelta en un halo oscuro y un tanto sórdido, pero la autora logra entrelazar una trama de espías, la seducción de un redomado, apuesto y taimado agente y la valentía de una mujer hecha a sí misma.

Con el estilo desenfadado y desenvuelto de Nieves Hidalgo, con esos diálogos llanos y sin ambages, puedes perderte un ratito en una historia de misterios y de amor que te atrapa.
Sólo puedo añadir lo que suelo decir de otras novelas cortas.... ¡lástima que no sea una historia más extensa!