Jeremy, duque de Ralwings, es expulsado de Oxford tras matar a un hombre durante un duelo. Tal hecho no debería sorprender a nadie dado que con anterioridad ya fuera expulsado de Eton y Harrow. Cuando Jeremy ve a su amiga de la infancia, Maggie Herber, por primera vez en años, acaba comprometiéndola. Aunque ella siempre ha amado a Jeremy, no desea tener relación alguna con el granuja que es en la actualidad. En vez de aceptar su oferta de matrimonio, se marcha a París a estudiar pintura. Jeremy se une al ejército y sirve en La India.

Cinco años después, Jeremy regresa a Inglaterra con un propósito en mente: ganarse el corazón de Maggie, que ya tiene un prometido. Quiere recuperarla y esta vez para siempre. Lo que sigue es una historia realmente divertida, ingeniosa y tierna...

Así comienza la segunda parte de esta serie, La serie de Rawlings. Todas recordaréis, las que os la habéis leido, que en el primer libro conocíamos a un niño que era el sucesor del ducado de Rawlings.

Bien pues aquí es un hombre ya y se ha convertido en un auténtico peligro para las mujeres. Es un seductor, un bebedor, una persona que siempre está metida en problemas, peleas... y a toda esta serie de problemas su tío Edward no le ve solución salvo alejándolo del país durante una temporada.

En ese proceso andan cuando Jeremy se cruza con Maggie su compañera de juegos de la infancia. La intenta seducir en el granero y ella aunque al principio accede más o menos, jeje... rectifica a tiempo. Justo cuando los ve el tío de Jeremy. Jeremy convence a su tío de que lo va a arreglar y se propone pedirle en matrimonio a Maggie, pero esta cree que solo lo hace para poder acostarse con él y no porque le quiera. (Puede parecer poco original el argumento, pero de tan simple que es resulta preciosa la historia).

Como Maggie rechaza la proposición decide alistarse, Jeremy, en el ejército de la caballería. Se marcha a la India. Comienza como un soldado raso y llega a Coronel. Decide regresar a por Maggie transcurridos 5 años, pues su tía le informa que Maggie se ha comprometido con un francés. Cuando regresa enfermo de malaria, se la encuentra en su casa de Londres, sin la compañía de sus tíos y decide aprovecharlo para su conveniencia.
Maggie no sabe que creer de Jeremy, pues cree que no ha cambiado en absoluto.

Los secundarios son también muy importantes en este libro.

No os sigo contando más porque tiene diálogos muy divertidos que creo que merece la pena leerlo.
Los personajes son al estilo del primer libro. El actual Duque es un libertino que está acostumbrado a salirse con la suya y cree que porque es duque puede conseguir todo lo que quiere. Hasta que da con Maggie, con la cual no funcionan las cosas como el quisiera.

Ella es una mujer muy avanzada a su tiempo: Es una artista con talento y quiere ir a París a una academia a aprender, pero sus padres no desean eso para la última de sus hijas. Quieren que haga un buen matrimonio y que tenga hijos como sus hermanas. Hasta tal punto llegan a querer eclipsarla que cuando la madre de Maggie muere, que es quien la apoyaba, deciden tanto sus hermanas como su padre darle la espalda y no apoyarla económicamente. Ella es salvada por la familia del duque, los tíos de éste. La alojan en su casa y ella alquila un estudio donde pinta.

Es una mujer con miedos evidentemente, pero muy decidida en lo que quiere. Y no se deja amedrentar por la actitud en ocasiones posesiva y arrogante del duque.

Jeremy es un hombre que desde niño ha mamado lo de que debe hacer esto o lo otro porque es duque. Hasta tal punto que se cree en algunos momentos por encima de las cosas. Pero debajo de toda esa fachada es un hombre que siente, y ama. Decide abandonar a su familia para demostrar que es merecedor del amor de Maggie. Es un personaje socarrón que te arrancará más de una sonrisa.

Creo que al ser una historia sin muchas pretensiones logra su objetivo: tenerte enganchada a la historia de amor de estos dos personajes.