Rompecorazones es la segunda entrega de la serie Las campanas del infierno. En esta ocasión les ha tocado el turno a Adelaide y Henry. Una historia que esperaba con ansias y que no me ha decepcionado.

Esta novela sigue la misma línea que la anterior, Escandalosa. Con el sello inconfundible de Sarah Maclean, me he encontrado un libro con humor, mucho romance, pasión y bastante aventura. Sí, definitivamente, en Rompecorazones tengo que destacar por encima de todo lo demás la alta dosis de acción trepidante que me ha mantenido pegada a las páginas hasta el final.

Como es habitual en esta autora, Adelaide es una protagonista de armas tomar, divertida e inteligente. Aunque es atrevida, también tiene un pasado que me ha conmovido, sin embargo, no puedo dejar de admirar sus diálogos chispeantes y su carácter bromista.

Henry es un héroe de novela como los que me gusta encontrarme en los romances históricos: honorable y protector, un duque estirado que luego resulta ser mucho más.

Adelaide y Henry tienen una relación que me encanta, siempre con ese tira y afloja entre ellos. No pueden ser más diferentes, aun así, son perfectos juntos. Sin duda, ellos son un claro ejemplo de que los polos opuestos se atraen.

Si algo me atrae de las historias de Sarah Maclean es la química tan especial que siempre crea entre sus parejas protagonistas y que en este libro también está presente durante toda la historia.

Eso sí, me he quedado con ganas de más. Ya estoy deseando leer el próximo libro de la serie.

En resumidas cuentas, Rompecorazones ha sido para mí una novela la mar de entretenida, que ha venido, sobre todo, cargada de aventuras y diversión. Una historia que me ha atrapado y me ha dejado una sonrisa en la cara al terminarla.